Enric Bonet
París
Lunes, 2 de septiembre 2024, 18:53
¿Ha llegado el momento de la fumata blanca en Francia? Tras cerca de ocho semanas de espera, el presidente francés, Emmanuel Macron, se prepara para designar al nuevo primer ministro. Los medios galos apuntan que el anuncio tendrá lugar a lo largo de esta ... semana, lo que pondrá punto final a cerca de 50 días de interinidad gubernamental. Todo un récord en ese país y que ha impacientado tanto a la oposición como a los sindicatos y una parte significativa de la ciudadanía.
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Macron se ha reunido este lunes en el Elíseo con los expresidentes Nicolas Sarkozy y François Hollande. También ha recibido a dos de los futuribles que suenan para encabezar el próximo Ejecutivo: el exsocialista Bernard Cazeneuve -ya ejerció como 'premier' en 2017- y el conservador Xavier Bertrand, exministro con Sarkozy y presidente de la región septentrional de Hauts-de-France.
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Enric Bonet
Pese a los encuentros con estos dos aspirantes, no se puede descartar un nombramiento inesperado. El presidente ya sorprendió en julio de 2020 con la designación de Jean Castex. Aunque era entonces un alto funcionario desconocido para la mayoría de los franceses, Castex terminó siendo el primer ministro con un mandato menos agitado durante la presidencia macronista.
En la bolsa de la especulación política en Francia -con una dimensión circense fruto del embrollo actual y de los límites de un sistema presidencialista en que el jefe del Estado puede nombrar a quien quiere-, subía desde el lunes al mediodía la cotización de Thierry Beaudet, presidente del Consejo Económico y Social y todo un desconocido para la mayoría de los franceses. El responsable desde 2021 de ese órgano que asesora el poder ejecutivo y el legislativo fue contactado el pasado jueves por Macron y aceptó su propuesta de ejercer como primer ministro, según la periodista Corinne Lhaïk del diario liberal 'L'Opinion', bien informada sobre las bambalinas del Elíseo. Se trataría de un perfil técnico para hacer frente a una muy fragmentada Asamblea Nacional.
Ya sea Beaudet, Cazeneuve, Bertrand u otro dirigente, el próximo 'premier' afrontará el desafío de superar una probable moción de censura en la Cámara Baja. Después de los comicios legislativos anticipados del 7 de julio, la coalición unitaria de la izquierda del Nuevo Frente Popular (NFP) representa el primer bloque parlamentario con 193 escaños, aunque lejos del umbral de la mayoría absoluta (289).
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Pese a la victoria por la mínima de la izquierda, Macron descartó la semana pasada la designación de la economista Lucie Castets, la candidata propuesta por el NFP. Su negativa suscitó duras críticas y organizaciones estudiantiles de izquierdas convocaron protestas para el 7 de septiembre. El presidente justificó el portazo a Castets con el argumento de la «estabilidad institucional». Un Ejecutivo del Frente Popular, compuesto por la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos), el Partido Socialista, los verdes y los comunistas, se habría enfrentado «de manera inmediata» a una moción de censura del resto de las formaciones, advirtió el Elíseo.
Por consiguiente, Macron quiere componer una especie de «gran coalición» con ministros de la derecha tradicional de Los Republicanos (LR), de la órbita de los socialistas y de los partidos afines al presidente, que perdieron más de 80 diputados en las elecciones y quedaron segundos con 166 escaños (de un total de 577). Ya circulan en la prensa los nombres de algunos posibles ministros, como el alcalde de Cannes, el conservador David Lisnard, o el presidente de la región de Bretaña, Loïg Chesnais-Girard, que abandonó el PS en 2022.
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No obstante, esta «gran coalición» resulta parecida a lo que encarna ideológicamente Macron desde 2017. No entusiasma, de hecho, ni a la actual dirección de LR ni del PS. Tampoco garantiza una mayoría estable en el Parlamento, dado que la suma de todos los diputados macronistas, socialistas y de la derecha republicana no supera el umbral de 289. En Francia, el voto de investidura no es obligatorio y el futuro del Ejecutivo dependerá de las mociones de censura que se presentarán.
«Vamos a censurar cualquier forma de continuidad con el macronismo», advirtió este lunes Olivier Faure, secretario general del PS. Aunque la presidencia asegura que solo ejerce de árbitro y que quiere defender el voto de los franceses, sus detractores la acusan de maniobrar para componer un Ejecutivo continuista, sobre todo en materia de políticas económicas. «Si la nombro (a Castets), derogarán la reforma de las pensiones y aumentarán el salario mínimo a 1.600 euros netos, los mercados financieros entrarán en pánico y Francia se hundirá», afirmó recientemente el presidente en pequeño comité, según el semanario 'L'Express'.
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Además de la patata caliente de la reforma de las pensiones, el próximo Gobierno deberá sacar adelante la próxima ley presupuestaria. «Para aprobar las cuentas del año que viene marcadas por la austeridad -Francia está bajo la lupa de la Comisión Europea por su déficit público del 5,5% en 2023-, el macronismo necesitará seguramente la abstención de la Agrupación Nacional» de Marine Le Pen, sostiene el politólogo Christophe Bouillaud. Pese a su derrota en la segunda vuelta de las legislativas, esa formación ultraderechista se encuentra en una situación propicia para salir reforzada del embrollo actual.
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