Macron descarta un Gobierno de izquierdas tras su primera ronda de consultas

Esa es la principal conclusión tras la primera ronda de contactos que ha mantenido el jefe de Estado galo con los distintos partidos para componer un nuevo gabinete. Tras la derrota del macronismo en las elecciones legislativas, el primer ministro, Gabriel Attal, dimitió y desde hace 40 días hay un Gobierno interino, lo que representa un récord en el país vecino. Macron empezó el 23 de agosto una ronda de consultas con las formaciones de una muy fragmentada Asamblea Nacional, en que no hay mayorías claras.

Según indicó el Elíseo la semana pasada, esas reuniones debían preceder a la designación del jefe gubernamental. Finalmente, este nombramiento se retrasará al menos unos días, ya que la presidencia pidió este lunes «un nuevo ciclo de consultas» a partir del martes. De momento, se desconoce qué partidos participarán en la segunda ronda. La Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos) -la formación con un mayor número de diputados en el seno del Frente Popular- y el Partido Comunista indicaron que no volverán al Elíseo. ¿El motivo de ello? La decisión de Macron de no dejar a la primera fuerza en las legislativas que intente gobernar.

Aunque se veía venir desde hacía semanas, la negativa a nombrar a Lucie Castets, la candidata propuesta por la izquierda, ha indignado al Frente Popular, compuesto por los insumisos, socialistas, verdes y comunistas. Como ya había advertido el 19 de agosto, la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon ha asegurado que presentará un proceso de destitución contra Macron «por abuso de poder», además de mociones de censura contra cualquier jefe gubernamental «que no sea Lucie Castets».

El presidente ha justificado su negativa a un Ejecutivo en solitario del Frente Popular por «la estabilidad» gubernamental, aunque de momento no se vislumbra ninguna alianza que permita llegar a la mayoría absoluta. Attal había indicado el pasado viernes que los diputados afines a Macron se opondrían y respaldarían la censura de cualquier equipo gubernamental que incluyera ministros de la Francia Insumisa. El sábado, Mélenchon intentó coger con el pie cambiado al centro-derecha macronista abriendo la puerta a un gabinete de izquierdas sin ministros de su partido.

No obstante, esa opción tampoco convenció al presidente, quien desea una especie de «gran coalición» entre el macronismo, la derecha tradicional de Los Republicanos (LR) y las fuerzas del Frente Popular excepto la Francia Insumisa. Como reconoce el Elíseo en su comunicado, este acuerdo está lejos de ser una realidad. Los socialistas, verdes y comunistas «no han propuesto ninguna vía de cooperación con las otras fuerzas políticas. Tienen que hacerlo», exige la presidencia. Y LR «tampoco se han comprometido a apoyar o participar en un Gobierno».

«El presidente sigue agravando la crisis que él mismo provocó», ha reaccionado Boris Vallaud, responsable del grupo parlamentario de los socialistas, refiriéndose al hecho de que fue el jefe de Estado quien convocó los comicios anticipados del 7 de julio. Antes de designar a un primer ministro, Macron ya ha enrabietado a toda una parte del espectro político. Y la situación se ha vuelto más compleja mientras sube la temperatura social tras el paréntesis de los Juegos Olímpicos. Los sindicatos ya han anunciado que preparan protestas para finales de septiembre o principios de octubre.