Secciones
Servicios
Destacamos
Este es el momento que Donald Trump soñó. El partido de Lincoln y Reagan rendido a sus pies en una gran convención que arranca este lunes en la que será coronado oficialmente candidato presidencial para las elecciones de noviembre, frente a un rival que se ... desmorona. No se puede pedir más.
Atrás quedan los tiempos de soledad y mediocridad en la Escuela de Finanzas Wharton de la Universidad de Pensilvania en la que se graduó; los desprecios de la clase alta neoyorquina, que siempre lo vio como un nuevo rico de tabloide sin bagaje cultural; y la caótica convención del partido en 2016, cuando la formación conservadora aún se resistía a ser representada por un candidato como él.
Ocho años después Trump ha devorado a la formación, eliminado a la disidencia con una cultura de lealtad absoluta. Su nuera Lara Trump es la presidenta de la convención del partido desde marzo. Su primer movimiento fue despedir a docenas de veteranos empleados y redactar una plataforma que «lleva el nombre de Donald Trump por todas partes», ha dicho.
Noticias relacionadas
Miguel Pérez
Caroline Conejero
El ideario que se adoptará para hacer grande América de nuevo, según el eslogan que alumbró el movimiento MAGA (Make America Great Again), está escrito telegráficamente en veinte puntos que sus huestes recordarán fácilmente. Empieza con «sellar la frontera y parar la invasión de inmigrantes» para llevar a cabo «la mayor deportación en la historia de EE UU». Cancelar el mandato de vehículos eléctricos, cortar los fondos públicos para cualquier colegio que impulse «una teoría de la raza crítica», una «ideología de género radical o cualquier otro contenido racial, sexual o político inadecuado para niños», «mantener a los hombres fuera de los deportes femeninos», deportar a los «radicales proHamás» y hacer que los campus universitarios vuelvan a ser «patrióticos».
Para quien quiera detalles más específicos está el Proyecto 2025, una hoja de ruta para su segundo Ejecutivo, elaborado por el 'think tank' ultraconservador Heritage Foundation, donde miembros del primer gabinete de Trump proponen reconfigurar el Gobierno federal para apoyar su agenda, eliminando la independencia del Departamento de Justicia. Se trata de un ideario tan radical que el propio magnate se ha distanciado de él. Nadie duda de que no se haya leído las 900 páginas que el presidente Joe Biden y su ala del Partido Demócrata explotan estos días para asustar al electorado con el peligro de su segunda venida.
El punto en el que más se distancia de la plataforma de la convención es el del aborto. Trump es responsable de la anulación de ese derecho federal por haber nombrado a los tres jueces ultraconservadores que cambiaron la mayoría del Tribunal Supremo y las libertades de toda una generación. La posibilidad de que el candidato republicano anule el aborto a nivel federal convierte a las mujeres en la mejor cantera de votantes para el Partido Demócrata. Por eso el expresidente que cabalgó hasta la Casa Blanca a lomos de la derecha cristiana, representada por su segundo, Mike Pence, ha preferido no pronunciarse, para decepción del movimiento provida que lo apoya. A lo único que se compromete es a «oponerse a los abortos en el último término de gestación».
A cinco meses de las elecciones, Trump entrará en el escenario de Milwaukee entre aplausos sinceros, muy distintos a los de 2016, y con un aura de ganador certificada prácticamente por todas las encuestas de los Estados clave. La ciudad que calificó en varias ocasiones de «horrible» por su delincuencia espera recibir a 50.000 personas para este acontecimiento de masas que será transmitido en directo a todo el país –desde este lunes– durante cuatro días seguidos. «No va a haber una sola noche de la convención que te quieras perder», dijo el presidente del Partido Republicano en Wisconsin, Brian Schimming.
La ciudad más grande de Wisconsin es fundamentalmente demócrata. Fue escenario (virtual debido al Covid) de la convención de este partido en 2020 y tiene al frente al primer alcalde negro de su historia, Cavalier Johnson. Tradicionalmente las formaciones eligen celebrar este encuentro en alguno de los Estados en los que necesitan un empujón. De los cinco que decidirán estas elecciones, Wisconsin es el más favorable para los de Biden. Desde 1964 ha votado al ganador de las generales en doce de las quince ocasiones, incluyendo las últimas cuatro seguidas. En 2020 el actual presidente ganó el Estado por menos del 1% del voto. O sea, apenas 20.000 sufragios. Con solo el número de hosteleros que se beneficiará de este gran circo político, Trump podría garantizarse la victoria.
El objetivo de las convenciones siempre es mostrar unidad en torno al candidato, justamente lo contrario que experimentan ahora los demócratas. La única persona que hizo sombra a Trump durante las primarias, su exembajadora en la ONU, Nikki Haley, no ha sido invitada y aún así ha liberado a sus 97 delegados para que puedan votar al unísono con los 2.429 del empresario.
El espectáculo comenzará este lunes con la promesa de la abundancia económica bajo el lema de la prosperidad económica ('Make America Wealthy Again') que promete conseguir acabando con la inmigración ilegal, el estribillo en el que más confía para ganar las elecciones. Habrá discursos de madres cuyos hijos han muerto a manos de extranjeros, lo que permitirá culparles también de la inseguridad.
Hablará Melania Trump, notablemente ausente de esta campaña y recordada en la primera convención por plagiar en su discurso a Michelle Obama. No faltarán sus dos hijos mayores, Donald y Eric Trump, pero se desconoce si Ivanka subirá al escenario, al haber elegido ver este segundo mandato desde la barrera.
Para Trump, el éxito de la convención se medirá en datos de Nielsen, que hace cuatro años le adjudicó cifras de audiencia más bajas que las de los demócratas. Para garantizarse la atención cuenta con el suspense de anunciar a su vicepresidente, previsiblemente entre tres finalistas: el congresista de Ohio J. D. Vance, el senador de Florida Marco Rubio y el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum.
El candidato republicano ha dicho que lo considera un casting de élite al estilo de su reality show 'The Apprentice', con el que batió récords de audiencia. Solo tiene que ingeniárselas para que la crisis de su rival no le reste atención, que es lo más importante de esta megaproducción política. En las próximas semanas será inevitable ver en las encuestas un repunte de Trump que abra aún más la distancia con Biden. Los demócratas tendrán su momento en Chicago el 19 de agosto, pero falta ver si para entonces pueden dar la imagen de unidad necesaria para recuperar la confianza de los votantes.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.