La imputación penal de Trump se prepara entre inusuales medidas de seguridad

El abogado de Trump, Joe Tacopina, afirmó este sábado que su cliente no será esposado durante el proceso de su comparecencia. Sin embargo, dijo «estar seguro» de que «intentarán exhibirlo» para «tratar de obtener cada gramo de publicidad» posible del procesamiento.

Según Tacopina, el Servicio Secreto y la policía estatal y municipal de Nueva York «no permitirán que se convierta en un circo, al menos en la medida de lo humanamente posible».

Tras la llegada del expresidente al juzgado, se le tomarán las huellas dactilares, se le fotografiará y se le llevará a la sala del tribunal del juez de la Corte Suprema de Justicia Juan Manuel Merchán, donde se procederá a la lectura de los cargos del sumario secreto, de los que Trump se declarará inocente.

La planificación de la comparecencia se realiza en coordinación con el Servicio Secreto, que vela por la seguridad de todos los expresidentes y cuya oficina en Nueva York realizó el viernes un recorrido del edificio de Justicia para trazar el trayecto que hará Trump dentro y fuera del mismo.

La comparecencia requerirá un considerable número de agentes policiales para garantizar la seguridad del expresidente, también en su viaje desde Mar-a-Lago, en Florida, a su residencia en Nueva York.

Los preparativos para la presentación formal de cargos llevan en marcha desde hace días y el edificio de los juzgados ya está protegido con barreras para el control de multitudes y con una fuerte presencia policial a su alrededor.

La directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, informó que la agencia tomará «las medidas necesarias» para proteger a Trump. El despliegue de seguridad incluye la colocación de agentes y oficiales agrupados en 'burbujas' para separarlo de los miembros del público que se le acerquen. Cheatle hizo también énfasis en que el Servicio Secreto no ha realizado cambios especiales para adaptar al expresidente el procedimiento estándar de procesamiento y lectura de cargos del juzgado.

Durante la comparecencia de Trump el martes en los juzgados, los miembros del Servicio Secreto serán los principales responsables de su entrada y salida del tribunal. Por su parte, los agentes de seguridad del juzgado -los que están de vacaciones o tenían el martes libre deberán trabajar ese día- estarán a cargo de controlar los movimientos del expresidente dentro del edificio, junto con el destacamento de seguridad del propio Trump. Además, la Policía de Nueva York se encargará de la seguridad en las calles que rodean el edificio, donde el tráfico estará prohibido así como el estacionamiento, y a lo largo de la ruta de la caravana de Trump por la ciudad.

El Departamento de Policía de Nueva York contará con más efectivos de los habituales alrededor del juzgado, y los agentes que normalmente llevan ropa de calle o traje han sido instruidos para ir de uniforme en caso de que sea necesario monitorear las manifestaciones.

Por su parte, en Washington, la Policía del Capitolio y la Oficina del Sargento de Armas enviaron el viernes una comunicación al personal del Senado advirtiendo de que se esperan «manifestaciones en todo el país» por la imputación del expresidente.

Hasta el momento las fuerzas de seguridad no han detectado ninguna amenaza específica y creíble contra el Capitolio o edificios estatales, más allá de anticipar esas posibles movilizaciones. Lo que si habrá será un aumento del despliegue policial, con una mayor dotación de agentes del Capitolio y de fuerzas del orden a su alrededor en los próximos días. Las cámaras de Congreso y Senado están en receso durante las próximas dos semanas por las vacaciones religiosas de Semana Santa y la Pascua judía.

El equipo de la Fiscalía de Manhattan de Alvin Bragg ha dedicado meses a la investigación sobre si Trump falsificó los registros de los pagos de 130.000 dólares realizados en 2006 a la actriz y directora de cine porno Stormy Daniels -su nombre real es Stephanie Gregory- por el encuentro sexual que mantuvo con ella, como «servicios legales» a través de la Organización Trump, violando con ello la ley del Estado de Nueva York de financiación de campañas políticas.

Cabe recordar que Michael Cohen, exabogado de Trump, fue condenado por delitos relacionados con el mismo caso en 2018, en un proceso cuyos documentos de imputación incluían a Trump como co-acusado. Pero entonces era presidente, gozaba de inmunidad y no se llegó a realizar una investigación contra él.

A pesar de todo, después de ser imputado, Trump puede aún continuar con su candidatura a la presidencia del país de cara a las elecciones de 2024.

El viernes, Trump continuaba arremetiendo contra el juez asignado a su caso, Juan Manuel Merchán, y el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg.

Todas las funciones públicas del fin de semana en el 'resort' Mar-a-Lago de Trump en Palm Beach han sido canceladas mientras el expresidente se encontraba 'encerrado' con su equipo legal.

El anuncio de la imputación cogió por sorpresa al exmandatario que, según fuentes de su entorno privado, se mostró «un poco nervioso y sombrío» por la acusación, aunque posteriormente recobró el «optimismo» y cree que la opinión pública está de su parte, algo que le «ayudará a ganar las elecciones».

Otras fuentes cercanas a sus asesores señalaron este sábado que su equipo legal está «conmocionado» por la noticia de docenas de cargos penales. Según el diario 'NY Post', los asesores piensan que esta vez «no será como de costumbre», y aunque esperaban la imputación, «ahora es real» y la preocupación se cierne en que haya «alguna sorpresa».