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A la segunda va la vencida. Once días después de declarar la ley marcial, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, ha sido destituido este sábado por una moción de censura aprobada en el Parlamento. Por 204 votos a favor y 85 en ... contra, junto a tres abstenciones y ocho papeletas nulas, la propuesta de la oposición salió adelante gracias al apoyo de doce diputados del propio partido de Yoon, que desobedecieron a su grupo y votaron junto a la oposición.
Con dicho resultado, el presidente ha sido suspendido del cargo hasta que el Tribunal Constitucional revise el caso y decida si confirma o anula su destitución. Hasta entonces, su puesto lo ocupará de forma interina el primer ministro, Han Duck-soo, según informa la agencia estatal de noticias Yonhap.
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Yoon sigue aferrándose al poder y, de momento, se niega a dimitir, como le ha pedido su partido. Forzado por el resultado de la moción de censura, ha anunciado en un discurso televisado que se toma «una pausa momentánea», pero ha insistido en que no dejará el cargo por voluntad propia. «Nunca renunciaré. Abrazaré toda la censura, los ánimos y el apoyo dirigidos hacia mí y haré lo mejor para la nación hasta el final», ha declarado contundente.
Nada más tomar el poder, el primer ministro, Han Duck-soo, pidió disculpas a la ciudadanía por esta seria crisis política y prometió recuperar la normalidad en el país. «La tarea más importante es estabilizar la confusión en los asuntos estatales y devolver a la gente sus preciadas vidas de cada día», señaló Han. Además de ordenar a todos los funcionarios estatales seguir trabajando y vigilar la economía, abogó por una «rígida postura de seguridad» para hacer frente a las posibles provocaciones de Corea del Norte aprovechando la situación.
204 votos
a favor recibió la moción y 85 en contra. Hubo tres abstenciones y ocho papeletas nulas.
La oposición, que suma en total 192 de los 300 escaños de la Asamblea Nacional surcoreana, necesitaba una mayoría de dos tercios, es decir 200 diputados, para aprobar la moción de censura. Para ello, le hacían falta al menos ocho diputados del Partido del Poder Popular (PPP), la fuerza política del presidente Yoon.
Poco antes de la sesión, dicho partido decidió oponerse a la moción de censura, pero al menos no boicoteó la votación como el pasado 7 de diciembre. En esa ocasión, sus 108 diputados salieron del hemiciclo y solo depositaron sus papeletas los 192 de la oposición y tres del PPP que rompieron la doctrina de la formación. Pero solo dos apoyaron la moción de censura y el otro votó en contra. Con solo 195 papeletas, la propuesta no pudo prosperar.
En esta ocasión, la decisión del partido gobernante de participar en la votación abría la posibilidad de que algunos de sus diputados apoyaran a la oposición. Y así ocurrió, como ya sucedió cuando el Parlamento aprobó de emergencia la revocación de la ley marcial en una dramática sesión celebrada durante la madrugada del 4 de diciembre. En aquel momento, tras la sorprendente declaración de la ley marcial anunciada por el presidente Yoon en televisión, los diputados se presentaron en la Asamblea Nacional, rodeada por tropas del ejército que pretendían impedirles que votaran. Pero la presión de los parlamentarios, y de la multitud que se había congregado para protestar contra la ley marcial, frustró el autogolpe de Yoon Suk-yeol, que desde entonces es un cadáver político.
Investigado por traición, el presidente sobrevivió a la primera moción de censura, pero su propio partido quiere que dimita y aboga por «suspenderlo rápidamente». A pesar del fuerte rechazo social, Yoon ha seguido aferrándose al cargo y descargando la responsabilidad de la fallida ley marcial en el ministro de Defensa, el ya dimitido Kim Yong-hyun, quien el miércoles intentó suicidarse en el centro de detención donde está confinado.
«No renunciaré. Abrazaré toda la censura y el apoyo y haré lo mejor para la nación hasta el final»
El Tribunal Constitucional debe revisar ahora el caso y decidir si confirma o anula la destitución del dirigente
El jueves, una nueva moción de censura fue registrada en el Parlamento por la principal fuerza de la oposición, el Partido Democrático (PD), y otros cinco grupos minoritarios, que suman 192 escaños. Gracias a la 'traición' de doce diputados del partido gubernamental, fue aprobada la destitución del presidente Yoon, que ahora será enviada al Tribunal Constitucional para que la revise. Si es ratificada, Yoon Suk-yeol se convertirá en el segundo presidente de Corea del Sur en ser destituido tras Park Geun-hye, desalojada del poder en 2017 por sus escándalos de corrupción y amiguismo.
«Hemos logrado una victoria histórica para la democracia gracias a todos los que se han congregado frente a la Asamblea Nacional y han gritado por la protección de la Constitución y la democracia», se congratuló el portavoz parlamentario del PD, Park Chan-dae.
Corea del Sur cierra así una desgraciada página de su historia que ha confirmado el deterioro de su todavía joven democracia, alcanzada en 1987 después de tres décadas de dictadura. Sin pruebas, el presidente Yoon justificó la ley marcial acusando a la oposición de estar al servicio del vecino régimen comunista de Kim Jong-un. Pero, tras su decisión, se hallan la pérdida de fondos reservados en el presupuesto por la falta de mayoría parlamentaria de su Gobierno y, sobre todo, los escándalos de corrupción que salpican a su esposa, cuya investigación intenta impedir. Si el Tribunal Constitucional confirma su destitución, ambos pueden acabar entre rejas.
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