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Miércoles, 27 de Marzo 2024
Tiempo de lectura: 2 min
Empeñada en congelar el movimiento a través de su obra, «esta figura colosal de la escultura contemporánea», como la define Anne Pontégnie, comisaria de la muestra, llega con cuatro de sus monumentales fuentes. Hasta el 30 de junio, el Jardín de la Banca March, en Madrid, acoge lo que Pontégnie define como «un intento por expresar el flujo, la encarnación de la vida. Una escultura debería ser capaz de hacer algo consigo misma, de tener voz. Una buena obra no debería dejar nunca de plantear preguntas».
Desde que en 1970 la revista Life la proclamó la heredera del artista del expresionismo abstracto Jackson Pollock, Lynda Benglis no ha parado de revolucionar el arte, reinterpretando el goteo del pintor expresionista con sus pours (vertidos de material), un formato que lucha por despegar el arte de la pared derramando caucho líquido directamente sobre el suelo.
Pero su legado ha ido más allá y Benglis también ha sido pionera en cuestionar los estereotipos de género sexistas del arte, provocando escándalos con sus autorretratos en los que posaba satirizando la imagen de las actrices de Hollywood, las chicas pin-up o las estrellas del porno, es decir, las representaciones tradicionales de modelos femeninas desnudas.
Su foto sin ropa publicada en la revista Artforum en 1974 se considera una de las obras de arte pop y feminista más importantes del siglo XX y su historia causó un auténtico terremoto. Era el año 1974 y la revista, considerada el medio artístico más importante del momento, iba a dedicar un amplio reportaje a la obra de Benglis. El problema vino cuando la artista quiso publicar un desnudo suyo pero la cabecera se negó. Su respuesta consistió en contratar dos páginas de publicidad (por las que pagó 3000 dólares) en la que aparecía en una actitud provocativa.
Ante semejante desafío, varios editores decidieron dimitir como protesta pero según The New York Times, esta fotografía es considerada como una de las obras de arte pop y feministas más importantes del siglo XX. Se titula Centrefold y es quizá la página más famosa jamás publicada en una revista de arte. Un icono, pero también una anormalidad en la carrera de Benglis, llena de obras todavía más revolucionarias y contundentes.
Ahora, Lynda Benglis divide su tiempo entre sus estudios en Nueva York y Santa Fe (Nuevo México), mientras sigue trabajando con cerámica y poliuretano, junto a piezas en papel mojado. «Si piensas en cada una de mis obras como un cuerpo -asegura la artista-, ese cuerpo siempre está en movimiento».