Jeff Bridges Estrena su primera serie como protagonista «Sufrir cáncer y luego covid me proporcionó un inesperado regalo»
Apareció en una película con apenas dos años y desde entonces no ha parado. Pero recientemente un linfoma y luego el coronavirus casi acaban con él. Recuperado, a sus 72 años, el actor protagoniza su primera serie y reflexiona con humor sobre su vida en esta íntima charla con ‘XLSemanal’ desde su rancho en Montana.
Sábado, 24 de Septiembre 2022
Tiempo de lectura: 9 min
La vida en los últimos años ha sido una montaña rusa para Jeff Bridges. Consecuencia de encadenar cáncer, covid, cinco meses en un hospital, la boda de su hija, un nieto y el rodaje de la primera serie que protagoniza a sus 72 años. «Estuve cerca de morir –confiesa–. 'Jeff, debes luchar. No estás luchando', me decían los médicos. Me rendí. Estaba listo para partir, bailaba ya con la muerte».
Halló, sin embargo, fuerzas en su interior –y en su familia– para decidirse a luchar. Superados los desafíos, el actor describe su estado de ánimo con adjetivos que rezuman optimismo. Insuflado en parte por el rodaje de The old man (28 de septiembre en Disney+), debut como protagonista en una serie de este hombre que apareció en una pantalla con apenas dos años.
XLSemanal. ¿Cómo resumiría los últimos años de su vida?
Jeff Bridges. 'Salvajes', 'maravillosos', 'un sueño'...
XL. Lo dice en serio, sin ironía. Reconforta escucharle después de todo lo que ha vivido.
J.B. Sí, he vivido momentos dramáticos, pero, vistos con perspectiva, no siento que viviera una pesadilla.
XL. «Vistos con perspectiva»... No sentiría lo mismo en su momento, ¿no?
J.B. Claro, fue duro, aunque no recuerdo bien, la quimioterapia me afectó a la memoria [se ríe]. Yo estaba superando ya un linfoma cuando empecé a rodar esta serie y, de pronto, contraje covid. Tenía el sistema inmune destrozado y el virus me golpeó fuerte. A su lado, el cáncer fue un juego de niños.
«En el hospital, me iba fijando pequeñas metas. La primera: ponerme en pie. Mi objetivo era ser capaz de llevar a mi hija al altar»
XL. ¿Tan fuerte lo golpeó?
J.B. Lo peor fue no respirar bien. Estuve cerca de la muerte. Se aliaron ambos, fue duro, tío, pero cuando te enfrentas al fin aprendes cosas únicas sobre la vida. Y eso es positivo.
XL. Toda situación tiene su lado positivo…
J.B. Lo bueno y lo malo se cruzan. Siempre. No te voy a decir que fue maravilloso tener cáncer y luego covid, pero la experiencia me proporcionó un inesperado regalo: me hizo pensar en quién soy como nunca lo había hecho.
XL. ¿Cuál fue su mayor fortaleza entonces?
J.B. Mi esposa y mis hijas. Además, mi hija Jessie me hizo abuelo otra vez: el pequeño Leon. ¿Cómo no voy a ser positivo?
XL. ¡Enhorabuena!
J.B. Muchas gracias, tío.
XL. Suele hablar sobre los beneficios de la meditación. ¿Le debe a ella este positivismo?
J.B. Bueno, me ayudó a mantener una plena conciencia de lo que me sucedía. Ante la muerte, la espiritualidad y la meditación son de gran ayuda. Al fin y al cabo, es una forma de conocerte mejor. Y cuanto más practicas, mejor lo haces.
XL. Practicar es la clave de todo aprendizaje en la vida...
J.B. Fundamental, en todo. Ojalá, por ejemplo, hubiera practicado más la guitarra de niño. Envidio a esa gente que toca como si hablara a través del instrumento. Pero disfruto mucho con mi limitado nivel [se ríe].
XL. Domina, al menos, el arte de la interpretación.
J.B. Hombre, nunca dominas algo por completo. Mejoras de forma constante y progresiva, te esfuerzas y das lo mejor de ti en el escenario o en un rodaje... Mira, leí hace poco un libro fascinante: El actor: cómo vivir una vida auténtica, de Miguel Ángel Ruiz, donde postula que todos somos actores que escribimos e interpretamos el guion de nuestra propia vida.
XL. Suena a eso de: «Cada uno se forja su propio destino»...
J.B. Bueno, Ruiz dice que tú eres el actor principal de tu vida, sí, de tus desafíos, de tus decisiones, pero con libertad y espacio para reescribir. Mi personaje en la serie, por ejemplo, es un exagente de la CIA obligado a ajustar cuentas con sus errores del pasado. Hablamos de las consecuencias que nuestras acciones tienen para nosotros y los demás. En su caso, extremas, ya que implica una lucha por su supervivencia y la de sus seres queridos.
«El amor, por ausencia o por presencia, es la clave de todo. Pero no solo es hermoso, también tiene su lado oscuro»
XL. ¿Por todo esto ha decidido protagonizar por primera vez una serie de televisión?
J.B. En parte, sí. Nunca me atrajo hacer series porque pensaba que son rodajes más duros. Mi padre, que hizo unas cuantas, siempre andaba a la carrera, estresado, un capítulo semanal muchas semanas…
XL. Antes de iniciar su carrera en el cine, sin embargo, apareció en varias series…
J.B. Pero nunca de protagonista. Hice papeles en capítulos de series de mi padre y, más tarde, de adolescente, un par más. Pero episodios sueltos.
XL. Salió en uno muy tierno de Lassie…
J.B. ¡Madre mía! Sí, sí, pero nunca hice una serie completa.
XL. ¿Diría que se hizo actor por su padre?
J.B. Al cien por cien. Debo mi profesión al nepotismo [carcajada]. Mi primer papel fue en Sea hunt. Mi padre era la estrella de la serie, un éxito en los cincuenta y principios de los sesenta. Él quería que mi hermano Beau y yo fuéramos actores y en cuanto pudo nos metió en el negocio...
XL. Hoy, las series son distintas; muchas tramas son como películas divididas en capítulos…
J.B. Es cierto, por eso me animé a hacer The old man. Es una historia contada en varias entregas y el rodaje es muy similar al de una película... Mira, te seré sincero: soy una persona que, de inicio, siempre se resiste a aceptar los proyectos. Cualquier proyecto.
XL. ¿Quién lo empuja a vencer esa resistencia?
J.B. Mi agente y mi mujer. Siempre ellos. En este caso, el primero me hizo llegar el guion y me llamaba para ver cómo iba y a animarme. Al mismo tiempo, mi esposa no paraba de hablarme de lo bueno que es el libro de Thomas Perry del que han adaptado la serie; así que la presión llegaba por tierra, mar y aire [se ríe]. Entonces dije: «Vale, acepto reunirme con esa gente».
XL. Y, tras reunirse, aceptó…
J.B. Por eso estamos aquí tú y yo [sonríe]. Y, una vez dentro, todo comenzó a ser excitante. Conté, por ejemplo, con la asesoría de un exagente de la CIA que me ayudó a entender los entresijos de la historia y las motivaciones de mi personaje. Me introdujo en el estoicismo y me recomendó leer El obstáculo es el camino: el arte atemporal de convertir las pruebas en triunfo, de Ryan Holiday. Me di cuenta de que esa es mi filosofía de vida.
XL. ¿Cree que las personas se dividen entre quienes evitan enfrentarse a los obstáculos y quienes intentan superarlos?
J.B. Totalmente. Los obstáculos que afrontamos dan la medida de quiénes somos. Es lo que te hace avanzar, lo que más te enseña en la vida. Antes hablábamos de la práctica. Pues practicar es, precisamente, aprender a superar obstáculos, resolver problemas... ¿No es mayor la satisfacción cuando ganas una partida que creías perdida?
«Tras la covid, creímos que la humanidad se daría cuenta, por fin, de que todos estamos juntos en esto, pero seguimos dominados por lo peor de nosotros»
XL. Hablando de obstáculos, su papel en The old man es muy exigente desde el punto de vista físico para un hombre de más de 70 años. ¿Cómo lo afrontó?
J.B. Con un entrenador personal y un equipo de especialistas en coreografías de lucha. Fue agotador, pero muy divertido. En realidad, todo es ilusión, trucos para que creas que es real: la esencia misma del cine.
XL. Interrumpió el rodaje por la covid. Cuando se recuperó, ¿qué lugar ocupaba rematar la serie entre sus prioridades?
J.B. Tenía otras preocupaciones, la verdad. Me iba poniendo pequeñas metas. Ponerme en pie fue lo primero. Recuerdo la celebración el día que aguanté 45 segundos de pie [se ríe]. Después, fui viendo el tiempo que podía caminar sin pedirle oxígeno a la enfermera [más risas]. Y, al salir del hospital, mi primera inquietud fue prepararme para llevar a mi hija pequeña al altar. Se lo dije a mi entrenador: «Eso es más urgente que volver al rodaje» [risotada].
XL. ¿Y superó ese obstáculo?
J.B. Por supuesto. Y abrimos juntos el baile [carcajada]. Esos logros me hicieron ver que podría ponerme de nuevo en forma y retomar el rodaje.
XL. En la serie se habla de una masacre que los soviéticos cometieron en Afganistán, ¿una referencia a los métodos rusos en lugares de Ucrania como la ciudad de Bucha o Izium?
J.B. En realidad, es una casualidad porque rodamos eso antes de que Putin invadiera Ucrania... Es terrible que todavía pasen cosas como esta. La Tierra, ese punto azul pálido que fotografió la Voyager 1, es el mundo que todos compartimos, pero como especie nos cuesta aprender las lecciones que nos ofrece la Historia. Tras la covid, por ejemplo, muchos creíamos que la humanidad se daría cuenta, por fin, de que todos estamos juntos en esto, pero seguimos dominados por lo peor de nosotros.
XL. Somos una especie insondable, pero interpretar personajes ¿lo ayuda a entender mejor a los humanos?
J.B. Creo que sí. Meterte en la piel de otras personas es bucear en sus motivaciones, sus emociones, su pasado, sus traumas, cuánto amor o cuánta violencia y odio han recibido, por qué son como son... Y al escarbar en las almas ajenas ves que el amor, por ausencia o presencia, es la clave de todo. Interpretar todo ese abanico de vidas es inspirador para tu propia vida.
XL. ¿Se aprende incluso de los peores villanos?
J.B. También, sí, por supuesto. El mundo está lleno de villanos, como Putin, a los que necesitamos entender. Además, todos tenemos comportamientos malvados de vez en cuando, ¿no? Egoísmo, mezquindad, envidia…, ¿no proviene el mal de este tipo de sentimientos?
XL. Son parte de la ecuación, desde luego…
J.B. Eso es. E interpretar a gente despreciable te obliga a preguntarte: «¿Tengo algo yo de este sujeto?».
XL. ¿Es optimista con respecto al destino de la humanidad?
J.B. Sí. A pesar de todo, me sigue impresionando para bien. Cada generación nos renueva con cosas buenas como especie. Así recuerdo yo mi juventud, las ganas de mejorar el mundo, de romper con las injusticias y crear cosas nuevas.
XL. Y una última cuestión, ¿qué sintió cuando Will Smith golpeó a Chris Rock en los Oscar?
J.B. Que quizá el amor no es solo esa cosa hermosa de la que hablamos, también contiene un lado oscuro.
XL. ¿El amor como justificación de actos abominables?
J.B. Eso es. Preguntémonos sobre las cosas que decimos hacer por amor, qué consecuencias tienen... Mucha gente dijo que hay asuntos más importantes que tratar en el mundo, pero lo que vimos aquella noche fue un símbolo de lo que puede hacerse en nombre del amor. Luego, Will se mostró arrepentido, pero hubiera estado bien que fuera más allá. Que devolviera su estatuilla, por ejemplo, como un contundente gesto contra la violencia.
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