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El príncipe de Montecito Meghan en el objetivo Cómo se convirtió Enrique en una estrella de Hollywood

Se ha abierto la veda. Muerta la Reina, Enrique y Meghan han decidido atacar a la familia real con un documental que ya ha levantado ampollas y un libro que se publicará en enero –y tendrá, dicen, su objetivo puesto en Camila y Catalina–. Pero ahora los medios británicos se consideran autorizados a contraatacar. Y algunos lo hacen tirando de hemeroteca con agudo ingenio...

Viernes, 16 de Diciembre 2022, 14:16h

Tiempo de lectura: 8 min

En el último año, el duque de Sussex nos ha sorprendido a todos dominando una lengua extranjera. Se trata del californiano.

«El príncipe Enrique ha dicho, en voz alta: 'Imagina que eres una gota de lluvia', 'Tenemos que alzar a la humanidad' y 'Todos tenemos grandeza dentro de nosotros'. Se ha quejado del daño que 'nuestro' estilo de vida está causando en el mundo y luego se ha subido a un jet privado para asistir a un partido de polo». Así arranca The Times Magazine un reciente perfil sobre el duque de Sussex, tras la emisión del documental en el que muestra su vida privada para Netflix. Según la prensa británica, él y Meghan han dejado claro que una vez muerta la Reina Isabel, se acabó la veda. Y si ellos han decidido hablar, los medios tampoco están dispuestos a callarse. De entrada ya lo han bautizado como «el príncipe de Montecito», en referencia a la localidad californiana donde reside y a un personaje de televisión inolvidable... incluso para él mismo.

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La pareja acosada. El documental Enrique y Meghan, emitido en Netflix, y por el que la pareja habría cobrado cien millones de dólares, ha desatado la ira de muchos británicos. Los duques se presentan como víctimas y no dudan en arremeter contra la familia real. «Tuve que hacer todo lo que pude para proteger a mi familia», dice Enrique.

Los dos últimos años han sido ajetreados para la pareja, reconoce The Times, «pero de alguna manera Harry encontró tiempo para hacer el ridículo en la televisión estadounidense con James Corden. La entrevista con el popular presentador fue una señal de lo que estaba por venir». En el programa emitido el año pasado, Harry tomó el te subido a un autobús turístico de Los Ángeles, rapeó el tema principal de El Príncipe de Bel-Air delante de la casa utilizada en la serie y después llamó a la puerta y le dijo al dueño que «se moría por mear».

En 2015, confesó que tenía una «enorme paranoia» por encontrar novia. A sus amigos les dijo que se casaría con una famosa, porque sólo ellas podrían soportar el escrutinio que conllevaba salir con él

Ese personaje que corría en dirección al baño en el programa de Corden nació como príncipe Enrique Carlos Alberto David el 15 de septiembre de 1984, el segundo hijo de Carlos y Diana, los infelizmente casados Príncipes de Gales. «El bebé», anunció el Palacio, «será conocido por su familia como Harry» (Enrique, en español, donde seguimos traduciendo los nombres de la realeza). Su padre quería una niña y saludó su nacimiento con un «Oh Dios, es un niño. Y hasta es pelirrojo». De vuelta a casa, en el palacio de Kensington, sus padres se mudaron a habitaciones separadas.

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El té en el autobús. Enrique en una secuencia del programa de James Corden que protagonizó el año pasado y en el que rio las bromas del presentador sobre los príncipes y la realeza mientras tomaba el té en un autobús turístico.

Enrique fue desde el principio, el travieso, frente a su más discreto y comedido hermano, Guillermo, quien siempre protegió a su hermano pequeño y estuvo a su lado en los principales acontecimientos de su infancia. Enrique tuvo dificultades académicas desde la guardería, pero, según cuenta Tina Brown en The Palace Papers, era «más divertido, más entrañable, más simpático» que Guillermo y era el favorito en la familia real británica. Los cuatro años durante los que el matrimonio de sus padres se desmoronó públicamente, los hermanos se unieron aun más.

Estaban en Balmoral con su padre, con 15 y 12 años, cuando su madre murió en agosto de 1997. Más de dos mil millones de telespectadores de todo el mundo vieron a los niños caminar detrás del féretro de su madre, entre ellos una chica de 16 años de Los Ángeles llamada Meghan Markle, que más tarde dijo que apenas había oído hablar de Enrique cuando se conocieron y que, como estadounidense, no sabía casi nada de él.

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Hermano mayor. Guillermo siempre protegió a su hermano pequeño, que asumió el rol de travieso y simpático, frente a su más tímido hermano mayor, destinado a ser rey y actuar en consecuencia.

Los problemas con Enrique empezaron cuando tenía 16 años y solía quedarse solo durante las vacaciones de verano en Highgrove. Lo pillaron fumando cannabis en las fiestas y su padre lo envió a una clínica de rehabilitación en el sur de Londres. Dejó Eton al año siguiente con pésimas calificaciones. Se embarcó entonces en un 'año sabático' que fueron dos de viajes y fiestas, consolidando su reputación de príncipe fiestero.

Pero la mayor parte del tiempo, al menos en apariencia, todo parecía ir bien. Hasta que en 2005 se presentó en una fiesta de disfraces vestido con un uniforme del Afrika Korps alemán, con un brazalete con la esvástica, y acabó en la portada de un diario inglés. «Fue una mala elección de vestuario y pido disculpas», se explicó. Pero aquello indicaba ya una falta de juicio que inquietaba en Palacio.

Más tarde admitió que aquella fue una época de «caos total». Sufría ansiedad y estuvo  «muy cerca de un colapso total en numerosas ocasiones». Al final, por consejo de su hermano, acudió a un terapeuta. Era hora de lidiar con el dolor que la muerte de su madre les había causado y poner orden en su vida.

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La esvástica como disfraz. Enrique se disfrazó durante una fiesta con un uniforme nazi y la esvástica en el brazo. Las fotos filtradas causaron un gran revuelo, pero se atribuyó a la inconsciencia juvenil; tenía 20 años.

La parte sentimental no iba mal entonces. Estaba enamorado de su primera novia seria, Chelsy Davy, un romance que comenzó en 2004 y duró de forma intermitente durante seis años. La llevó de vacaciones a Botsuana, donde se consolidaron como pareja. Pero la relación se fue a pique entre la tensión del escrutinio público y la falta de entusiasmo de Davy por convertirse en esposa de un Windsor. Lo mismo sucedió con su sucesora, Cressida Bonas.

Su salvación, al menos durante un tiempo, fue el ejército. Tenía 21 años cuando se alistó como oficial y 30 cuando renunció. Su deseo de servir en el frente se vio frustrado al principio porque su rango real podía poner en riesgo a sus compañeros. Pero cuando logró que lo desplegasen en Afganistán en 2007, cumplió sobradamente su cometido. El príncipe playboy era ahora festejado como un glamuroso héroe nacional.

Pero el príncipe playboy seguía viviendo debajo del uniforme... En 2012 fue con sus amigos a Las Vegas y lo que pasó en Las Vegas no se quedó en Las Vegas. Salió en la portada de los periódicos. Lo fotografiaron desnudo en una fiesta tras invitar a un grupo de chicas a su suite. Desde palacio intentaron justificarlo como un simple desahogo antes de su segunda misión en Afganistán.

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'Top Gun', versión Windsor. Enrique pasó nueve años en el Ejército, lo que pareció templar su carácter. Fue especialmente elogiado por sus misiones en Afganistán pilotando helicópteros. Pero su falta de formación académica impedía su ascenso en el escalafón y cuando fue destinado a una oficina, dejó el Ejército.

Y volvió a subirse al helicóptero. Lo cierto es que como piloto de los Apache no le fue nada mal, pero su carrera en el ejército era por definición limitada. No tenía formación suficiente para ascender en el escalafón, así que fue trasladado a un puesto de oficina para el que tampoco estaba capacitado... ni entusiasmado. Al cabo de un año dejó el trabajo y el ejército. Sin embargo, en palacio confiaban en que podría representar a la Reina en misiones en el extranjero y trabajar con Guillermo y Kate en una Fundación compartida. Enrique era más cercano que su padre y su hermano y tenía el encanto de su madre. Pero seguía siendo un espíritu inquieto.

En 2015, declaró a The Sunday Times que tenía una «enorme paranoia» por encontrar novia. En privado, predijo a sus amigos que se casaría con una famosa, porque sólo ellas podrían entender y soportar el escrutinio que conllevaba salir con él.

Cuando se filtró su relación con Meghan, Enrique se pasaba horas leyendo furiosamente los comentarios de los 'trolls' en Internet

En 2016, le organizaron una cita a ciegas con una actriz estadounidense divorciada llamada Meghan Markle. Si no era exactamente una celebridad, al menos era ligeramente famosa y, a diferencia de las novias anteriores de Enrique, estaba dispuesta a serlo más. En su entrevista de compromiso, dijo que se enamoró en su primera cita.

Seis semanas después, Enrique se la llevó a Botsuana, lo que motivó que su hermano a comentar: «¿Te das cuenta de que es la cuarta chica a la que llevas a Botsuana?». Llevaba tres meses saliendo con Meghan cuando el Sunday Express se enteró. Enrique se obsesionó con la cobertura posterior y se pasaba horas leyendo furiosamente los comentarios de los trolls en Internet. Presionó a su secretario de comunicación para que publicara un combativo comunicado en el que confirmaba que Meghan era su novia y se quejaba de que «había sido objeto de una oleada de abusos y acoso».

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Chica de portada. El Sunday Express dio la exclusiva del noviazgo de Enrique y Meghan en 2016. Un año después, ella concedió una entrevista a Vanity Fair. El titulo —¡Loca por Harry!— hacía referencia a su enamoramiento con el príncipe y no a su carrera, lo que al parecer la molestó profundamente.

Meghan, mientras tanto, concedió una entrevista a Vanity Fair en septiembre de 2017. Al director de la revista, Graydon Carter, lo convencieron para llevar en la codiciada portada a una actriz de la que nunca había oído hablar porque salía con el príncipe británico. Y, lógicamente, tituló en portada «¡Loca por Harry!». Según Tom Bower en su libro Revenge, Meghan se puso furiosa porque el artículo no trataba sobre su carrera y su activismo, sino que se centraba en su relación con Enrique.

Cuando Guillermo y sus amigos le sugirieron que quizá estaba yendo demasiado deprisa, Enrique se enfadó. Tom Inskip, amigo del príncipe desde sus días en Eton, y que estuvo con él en el infame viaje a Las Vegas, le aconsejó que viviera con Meghan antes de comprometerse en serio e invitó a ambos a su boda en Jamaica para que fuesen conociendo al entorno de los Windsor. Enrique llegó a Jamaica en clase turista desde Londres y Meghan en jet privado desde Toronto. Inskip contó más tarde que su boda había sido secuestrada por la pareja y sus exigencias, incluida la de que ningún invitado utilizara teléfonos móviles.

Poco más de un año después de conocerse, Meghan y Enrique se comprometieron y, en mayo de 2018, se casaron. Amigos como Tom Inskip quedaron relegados. George y Amal Clooney, que admitieron alegremente que nunca habían conocido a la pareja, fueron invitados a la recepción de la noche anterior a la boda para amigos cercanos, junto con Oprah. Los Inskip no. Tom resumió al día siguiente la situación al resto de amigos: «Lo hemos perdido».


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