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La victoria danesa contra Hitler 80 años de una gesta humanitaria Los 7000 judíos que el pueblo danés salvó de los nazis. Entre ellos, Niels Bohr

Más de siete mil judíos fueron salvados del exterminio nazi gracias a la solidaridad del pueblo danés, que los ocultó y los trasladó en botes a Suecia. Uno de los que cruzaron en un pesquero fue Niels Bohr, padre de la bomba atómica, y figura determinante en esta historia.

Viernes, 11 de Agosto 2023

Tiempo de lectura: 5 min

En el Yad Vashem, el centro dedicado al Holocausto en Jerusalén, una avenida flanqueada de árboles rinde homenaje a aquellos gentiles que se pusieron en peligro para ayudar a las víctimas de la persecución nazi. Entre ellos se encuentran nombres conocidos como Oskar Schindler, el empresario alemán que salvó a 1200 judíos, pero uno de estos 2000 árboles no está dedicado a alguien con nombre y apellido, sino a una red de personas anónimas reunidas bajo la denominación de Movimiento de la Resistencia Danesa, protagonista de uno de los episodios más emocionantes de la Segunda Guerra Mundial.

Los nazis capturaron a 472 judíos. Las autoridades danesas presionaron para que no los enviaran a Auschwitz. Y en el tramo final de la guerra, lograron trasladar a Dinamarca a los supervivientes

El germen de esta historia excepcional se remonta a abril de 1940, cuando las tropas alemanas, después de haber arrollado a Polonia, entraron en Dinamarca casi sin oposición. El rey Christian X anunció la capitulación para evitar un inútil baño de sangre. Como en el alucinado ideario de Hitler Dinamarca era un país ario, Hitler le ofreció al Gobierno de Copenhague un alto grado de autonomía a cambio de colaboración. Los daneses pusieron una condición: que la población judía no fuese molestada. Y Hitler aceptó.

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Salvación solidaria.Una red de ciudadanos daneses escondió a más de siete mil judíos, los llevó a la costa a través de los bosques. Y de noche, en barcos de pesca, veleros y otras embarcaciones, los trasladaron a Suecia. Los salvaron.

Este statu quo tan especial se mantuvo durante los primeros años de la guerra. El Gobierno intentaba nadar entre dos aguas, castigando, por ejemplo, las muestras de antisemitismo, pero permitiendo que miles de jóvenes se alistaran en las Waffen SS. La resistencia era marginal, pero esta situación no iba a durar mucho. Quizá alentados por los reveses sufridos por los alemanes en la guerra y las noticias de sus atrocidades, en 1943 la resistencia fue dejando de ser testimonial.

Los sabotajes y el asesinato de colaboracionistas se multiplicaron. También se fue generalizando un creciente ambiente de hostilidad. A finales de agosto, Berlín exigió medidas radicales para acabar con estos ataques, a lo que el Gobierno danés se negó. La respuesta fue contundente: fin del autogobierno, toque de queda, pena de muerte para los saboteadores. Y la extensión a Dinamarca de la llamada Solución Final, la eliminación sistemática de la población judía. El oasis danés se había acabado.

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Rey de todos los daneses. Desde su llegada al trono en 1912, Christian X se esforzó en mostrarse cercano a sus súbditos, también fue el primer monarca danés que visitó una sinagoga. Tras la invasión alemana decidió permanecer en el país y, siempre que pudo, medió en favor de la comunidad judía, pero nunca llegó a lucir la estrella de David amarilla en señal de solidaridad, como cuenta la leyenda.

Un mes más tarde, el 28 de septiembre, las autoridades danesas tuvieron acceso a un telegrama con los planes de los nazis para deportar a los judíos. La redada se iba a producir la noche del 1 de octubre, coincidiendo con la celebración del año nuevo hebreo. Había poco tiempo para actuar. Los líderes de la comunidad judía hicieron correr la voz aprovechando los servicios religiosos del día 29 para alertar a los asistentes, y les pidieron que avisaran a familiares, amigos y conocidos. También les aconsejaron que se marcharan de sus casas y buscaran refugio. La mayoría obedeció. Dos días después, cuando la Gestapo acudió a los domicilios de los más de siete mil judíos registrados en el país, casi todos estaban vacíos.

Entre los seis millones de víctimas del holocausto, solo hay medio centenar de judíos daneses

En su huida, los judíos encontraron la ayuda de miles de daneses, que indignados por lo que estaba ocurriendo no quisieron rendirse a la indiferencia propia del espectador y arriesgaron sus vidas para salvar a sus compatriotas. Los escondieron en sótanos, granjas, escuelas, iglesias y hospitales. Pero lo realmente complicado era sacarlos del país.

Fue aquí donde entró en juego la resistencia, encargada de coordinar la red de voluntarios que durante los días siguientes llevaron a los fugitivos a las costas a través de bosques y campos, en medio de la noche, burlando a las patrullas alemanas. Muchos cruzaron hasta la neutral Suecia en pesqueros, barcos de vela o pequeños botes, otros lo hicieron en ferris, escondidos dentro de coches o camiones. En total, 7056 judíos y 686 cónyuges no judíos lograron escapar.

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Una situación especial.Alemania ocupó Dinamarca desde el 9 de abril de 1940 hasta el 5 de mayo de 1945. Al considerarlo un país ario, le aplicó durante los primeros años un statu quo diferente al de otros países invadidos. En la imagen, ciudadanos daneses celebran la liberación.

Peor suerte corrieron los 472 que fueron capturados. Pero incluso ellos contaron con el apoyo de las instituciones danesas. Gracias a su insistencia, no fueron llevados a campos de exterminio como Treblinka o Auschwitz, sino a Theresienstadt, en Checoslovaquia, donde las condiciones eran mucho menos severas.

Además, tras saberse que algunos de ellos habían muerto de hambre durante los primeros meses de cautiverio, los daneses empezaron a mandarles paquetes con ropa y comida. Y en los compases finales de la guerra consiguieron que una misión de la Cruz Roja sueca sacara a los supervivientes y los llevara a Dinamarca.

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Resistencia.En los primeros años de la ocupación, la resistencia danesa fue marginal, pero a partir de 1943 combatió a los alemanes con fiereza. Los nazis los castigaban con la pena de muerte. Aquí, un grupo de resistentes en Copenhague en mayo de 1945.

Con la derrota alemana y la llegada de la paz, la mayoría de los judíos que se habían refugiado en Suecia regresó a sus casas. Para su sorpresa, muchos las encontraron intactas, así como sus tiendas y negocios. Con todo, lo que mejor ayuda a situar la excepcionalidad de este episodio es el hecho de que, entre los más de seis millones de víctimas del Holocausto, solo hubiera medio centenar de judíos daneses. La ejemplar actuación de aquellos héroes sin nombre es una luz pequeña pero muy brillante en medio de la noche larga y tenebrosa que fue el Tercer Reich.


La huida de Niels Bohr

EL SECRETO DE LA BOMBA ATÓMICA, A SALVO

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Niels Bohr, uno de los mayores expertos del mundo en energía atómica, se sentía seguro en el Instituto de Física Teórica de Copenhague. Pero a los aliados les preocupaba que los alemanes pudieran obligarlo a trabajar para ellos en el desarrollo de la bomba atómica. Los temores se acrecentaron con el final de la autonomía danesa, que hacía presagiar lo peor para la población judía. Y Bohr, aunque bautizado, era de madre judía.

Finalmente, el científico aceptó huir con su mujer. La noche del 29 de septiembre, un pesquero los cruzó a Suecia. Al día siguiente llegó por tren a Estocolmo y se negó a seguir viaje hacia Inglaterra hasta que el Gobierno sueco hiciera pública su disposición a acoger a los judíos daneses que salieran del país. El anuncio se produjo el 2 de octubre.

Por fin, dentro de un bombardero inglés, Bohr aterrizó en Escocia. Poco después viajó a Estados Unidos, donde aportó sus conocimientos al Proyecto Manhattan. Tras la guerra se supo que el científico se había anticipado unas horas a los planes de los nazis para llevarlo a Alemania.


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