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Kaufman ya había tenido perro antes; murió. Y no estaba dispuesta a volver a sentir ese desgarro. «Solo quería un cachorro que se pareciera a Bruce Wayne. No esperaba que fuera una copia robótica. Fui bendecida con cuatro (fue un parto múltiple), pero cada uno tiene su propia personalidad», explica.

Clonar no sale barato. ViaGen tiene expuestas sus tarifas en su página web: 50.000 dólares (47.400 euros) por un perro y 35.000 dólares (33.200 euros) por un gato. Su fundador, Blake Russell, justifica así sus altos precios: «El programa de clonación de ViaGen es un servicio integral que cubre todos los aspectos del proceso. Es el Cadillac del cuidado de los animales y del desarrollo tecnológico. Además, el proceso de clonación es relativamente nuevo, por lo que la tecnología está en constante mejora».

En realidad, el proceso no es tan nuevo. Aunque existen varias técnicas, el estándar de la industria viene a ser el mismo desde que se clonó a la oveja Dolly en 1996. Se llama 'transferencia nuclear de células somáticas'. Básicamente, consiste en extraer un óvulo fecundado de una madre subrogada que actúa como 'vientre de alquiler' y vaciarlo, es decir, sacarle el núcleo, donde está el ADN. Este se sustituye por otro núcleo con el ADN de una célula adulta del donante (que puede estar vivo o muerto), normalmente extraída de una biopsia de la piel. Es algo así como borrar el disco duro de un ordenador y cargar nuevos archivos. Después de haber dado el cambiazo, hay que reinsertar el óvulo en la madre subrogada y esperar a que la naturaleza siga su curso.

A la misma compañía acudió Kelly Anderson para clonar a su gata Chai, que murió cuando cumplió cinco años. Ahora muestra a su gata Belle en sus vídeos de TikTok y recibe comentarios a favor y en contra. Lo importante (para ella) es que genera tráfico y, por tanto, ingresos. También Meesha Kaufman tiene cuenta en Instagram y expone allí a sus chihuahuas clonados. Y es que son los influencers los que están dando impulso a esta tendencia. Pero quien puso de moda la clonación de mascotas fue la cantante y actriz Barbra Streisand, quien reveló en 2018 que había pedido a su veterinario que tomase muestras de tejido de Samantha, su perra, para utilizarlas en la clonación. La artista mostró en sus redes una foto de Scarlet y Violet, los clones, sentadas junto a la tumba de Samantha. El 'efecto Streisand' provocó que ViaGen recibiese un aluvión de peticiones.

Hace unos años, clonar a una mascota costaba el doble y cada vez será más asequible. Mientras se espera a que avance la técnica, se puede optar por la criopreservación de biopsias (500 dólares), que, en esencia, consiste en archivar la información genética de la mascota en caso de que se quiera clonar en el futuro. «Un clon es, a fin de cuentas, un hermano gemelo del original, separado por años, décadas o quizá siglos», explica Russell. De hecho, la entrada de la competencia ya debería haber reducido los precios. Ahí está Sinogene, una empresa china que sirve a clientes de todo el mundo, aunque esta compañía de momento tiene idénticas tarifas que ViaGen. Y sigue operando la pionera, Sooam Biotech, que comenzó con el negocio en 2005. Sooam es una empresa surcoreana, fundada por el polémico genetista Hwang Woo-suk, al que la revista Science le retiró dos artículos por hacer trampas en la clonación humana. El científico, caído en desgracia, pasó de investigar con células madre a clonar cachorros de bulldog y lebrel afgano por 100.000 dólares. En España todavía ninguna empresa se dedica a clonar perros o gatos, aunque es legal. Sí las hay especializadas en la clonación de caballos de carreras.

¿No sería mejor adoptar?

Existen varios argumentos para considerar que la clonación de mascotas no solo es una excentricidad, sino que resulta inmoral. Las protectoras se oponen a esta práctica, alegando que se abandonan cada año cientos de miles de perros y gatos en todos los rincones del planeta. Mejor adoptar. Además, la clonación causa sufrimiento en las madres subrogadas, pues hay que someterlas a tres operaciones: para extraer los ovarios, para reimplantárselos y para traer sus retoños al mundo. Hay quien sostiene que también puede causar daños al animal clonado o afectar a su esperanza de vida. Y recuerdan que la oveja Dolly desarrolló artritis de rodilla y murió prematuramente. Pero no hay pruebas de que esto sea así y una investigación concluyó que la enfermedad de Dolly no podía atribuirse al hecho de que fuera una criatura clónica. En cualquier caso, algunas protectoras han pedido una moratoria para frenar la clonación comercial de animales de compañía.

Algunos deportes ecuestres, como el polo, se han convertido en un filón para ViaGen. En el transcurso de un partido, los jinetes cambian de caballo varias veces. Y, si montan clones, los jinetes no tienen que adaptarse a un tamaño y peso diferentes. Adolfo Cambiaso –uno de los mejores jugadores del mundo– tiene en su cuadra clones de su difunto semental, Aiken Cura. También se clonan caballos para salto de obstáculos; y Russell espera que en los Juegos Olímpicos de París, en 2024, participen los primeros ejemplares clonados. Sin embargo, algunas de las asociaciones que compilan las listas de sementales para certificar su genealogía se niegan a registrar los clones, alegando que este proceso empobrece la variedad genética de los purasangres. En cuanto a la ganadería, la clonación también es una práctica habitual. A cualquier ganadero le interesa perpetuar, por ejemplo, una vaca que produzca mucha leche. Kaga, la primera vaca clonada del mundo, en un centro de investigación japonés, murió en 2019. De vieja; tenía 21 años.

El factor clave a la hora de reducir precios será conseguir que la tasa de éxito mejore. En el caso de los perros, es solo del 20 por ciento. Con frecuencia, hacen falta varios intentos. Pocos saben que, para llegar a la oveja Dolly, hubo 277 ensayos que no prosperaron. Solo 29 llegaron a convertirse en embriones. Y solo uno sobrevivió. ViaGen garantiza que el proceso acaba siempre con un final feliz, es decir, con un animal viable, o te devuelven el dinero. La clonación no implica un conflicto legal, ni en Estados Unidos ni en Europa, siempre que no se vulnere la dignidad de los animales ni su calidad de vida.

Queda una última e inquietante cuestión: ¿la clonación se limitará a los animales de compañía? ¿Los padres que han perdido a sus hijos tendrán algún día derecho a clonarlos? La mayoría de los países, incluido España, prohíben expresamente la clonación reproductiva, pero sí que permiten la modificación y copiado de células con fines terapéuticos y de investigación. De momento, ViaGen puntualiza que solo clona mamíferos que no sean primates.

Las 'influencers' disparan el negocio

Courtney Udvar-Hazy triunfaba con su perro Willow (a la izquierda) en Instagram cuando, en 2018, la mascota, de dos años, murió atropellada. Courtney acudió a ViaGen y unos meses después tenía clon: Phoenix, ahora su compañero en las redes (a la derecha). Con Phoenix llegaron cuatro cachorros clonados más (suelen ser partos múltiples) que la influencer repartió entre sus amigos.

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