El feto en el útero La vida empieza así: viaje al misterio de la gestación
Hacer visible lo invisible. Éste era el sueño de Lennart Nilsson. Y vaya si lo logró... en 1965 su trabajo dio la vuelta al mundo cuando captó un feto en el útero de su madre, pero este fotógrafo llegó incluso más lejos. Con su cámara, se adentró en los misterios mismos de la vida. Ahora que la ciencia permite nuevas formas de fecundación y gestación y la subrogación suscita polémica, el trabajo de Nilsson sigue conmoviendo como el primer día.
En la primavera de 1965, la revista Life mostraba en su portada la imagen de un feto humano, rebosante de vida, en el interior del útero de su madre. Con sólo 18 semanas de gestación, el primer feto en convertirse en portada de una revista resultó ser un modelo nato. El actorcillo más pequeño de la historia sabía exactamente qué hacer con las manos: las unió en lo que parecía una plegaria. En un par de días se vendieron millones de ejemplares de la revista. El milagro de la vida pareció aún más milagroso. Respecto a Lennart Nilsson, el risueño sueco que había tomado la fotografía, su nombre se convirtió en una referencia mundial y sus libros, como Life y Nacer, la gran aventura, se han vendido por millones en todo el mundo desde entonces.
Fallecido en 2017, Nilsson trabajó hasta el final y su talento le valió el apodo de Leonardo da Vinci de la fotografía. Sus imágenes son de gran precisión científica pero, al mismo tiempo, despiertan la imaginación. Nadie ha mostrado con tanta belleza y detalle el desarrollo del feto humano.
Viaje al interior
Un óvulo en la trompa de Falopio, donde permanece durante 24 horas, listo para ser fecundado por un solo espermatozoide.
El encuentro decisivo...
Han pasado entre tres y siete horas desde la relación sexual. Un espermatozoide, entre 300 millones, logra su objetivo: penetrar en el óvulo. Inmediatamente, la superficie de éste cambia para que no entre ninguno más.
En ocho meses, esto será un cerebro
Cuatro días después comienza la especialización de las células. A los 22 días, las primeras células nerviosas se colocan en el cerebro y éste empieza a formarse. No acabará de hacerlo hasta los 18 meses de vida.
El sexo
Al principio, los órganos sexuales externos son todavía similares. En este momento, a las nueve semanas de gestación, es cuando se empiezan a formar todos los órganos principales, como los pulmones, los riñones y el hígado.
El ojo que todo lo ve
A las diez semanas, el fotógrafo ya puede captar la mirada del futuro bebé. 14 días después, se formarán los párpados y taparán el iris. De esta manera, cerrados, permanecerán hasta la semana 26 de la gestación.
Las líneas del destino
11 semanas: surgen los dedos con sus huellas dactilares. «Esta mano me recuerda a la agrietada piel de un esforzado trabajador manual», aseguraba Nilsson. Todos los órganos del cuerpo están ya ubicados en el que será su lugar definitivo. El feto mide cinco centímetros.
¡Es niño!
Pasadas 13 semanas se puede identificar el sexo. Este pene pertenece a un feto de 17 semanas. Para entonces, ya cuenta con uñas en los dedos de las manos y los pies. Se observa un movimiento similar al de la respiración; aunque no lo es. Los pulmones no funcionan hasta después del parto.
El latido
Los médicos suecos le pidieron que captara el latido de un corazón. Y dicho y hecho. Nilsson, que dedicó una gran parte de su trabajo a fotografiar órganos humanos por separado, lo logró con esta imagen casi de ciencia ficción.
Pura sangre
En directo, el nacimiento de un glóbulo rojo. Ésta es una de las imágenes preferidas de Lennart Nilsson: «Me encanta porque parece casi una escultura de Henry Moore». El autor la tomó en un hospital de Estocolmo.
El espejo del alma
El embrión continúa creciendo y definiendo sus características. A partir del quinto mes, el pelo ya tiene un color visible. El proceso de calcificación en los huesos de las piernas y de los brazos ha comenzado.
Un cuerpo 16
A los cuatro meses, el cuerpo está cubierto de pelo fino llamado lanugo. El cordón umbilical se une al abdomen. El feto, del tamaño del puño de su madre, bebe líquido anmiótico y orina. A partir del quinto mes, ya se chupa el dedo y hasta tiene hipo.
Una portada para la historia
Portada de la revista Life de 1965 con la imagen fetal fotografiada por Nilsson, Pocos años después, los norteamericanos consiguieron llevar a su primer hombre a la Luna, y Neil Armstrong pudo articular su tan cacareada frase del pequeño paso para el hombre y el gran paso para la humanidad. Lo mismo podía haber dicho el propio Nilsson, en el caso de que hubiera sido americano o de que le gustaran mucho las frases grandilocuentes. Nilsson había descubierto, entre otras cosas, que la vida al otro extremo del microscopio era, en el fondo, bastante parecida a la vida al otro extremo del telescopio: la galaxia y el átomo son universos paralelos. Y uno de los motivos por los que el feto humano que apareció en la portada de la citada revista tuvo tantísima repercusión fue que este pequeño ser humano, flotando en la oscuridad de la placenta en desarrollo, parecía un astronauta dándose un paseo por el espacio.
Un fotógrafo con una misión
Nilsson comenzó a trabajar como fotógrafo en la década de 1940, como reportero especializado en historias de interés humano. Una vez se desplazó hasta Niza para fotografiar a Matisse, muy poco antes de que muriera el pintor, y se lo encontró tonteando descaradamente con su 'enfermera' inglesa. Y cuando Nikita Khrushchev viajó a Suecia durante la guerra fría, Nilsson se escondió en la cocina y, posteriormente, cenó con él y con el primer ministro sueco. Khrushchev le dio una copa de coñac, y Nilsson, otra a él. Al poco tiempo, todos estaban borrachos como cubas, cantando a pleno pulmón canciones folclóricas rusas.
Sus experimentos con la biofotografía comenzaron a finales de la década de 1950. Su primer encargo de este tipo fue fotografiar el ciclo vital del plancton. Aquello le permitió descubrir en él todos los elementos de una historia de interés humano –encuentros, apareamientos, bebés– representada por amorosos grumos brillantes. Poco después, su mayor ambición era fotografiar un feto humano. Tras años de inmersión médica y experimentación fotográfica, por fin lo consiguió en 1965. Al poco tiempo publicaría Nacer: la gran aventura, un registro paso a paso de la creación de un bebé y su llegada al mundo, que sigue siendo el libro ilustrado más vendido de todos los tiempos. Luego se sumergió en los virus, y hace 20 años se convirtió en uno de los primeros fotógrafos en captar el virus VIH en acción, en una famosa secuencia de fotos que cuelgan ahora de uno de los pasillos del Instituto Karolinska, en tamaño póster.
Nilsson trabajaba en la frontera de la investigación médica y la vanguardia fotográfica. Y lo hace aunque tenga que soportar temperaturas heladoras y una altísima humedad para fotografiar células vivientes. Él se veía como «un mensajero importante entre el mundo científico y el público» en un trabajo que exigía la escrupulosidad de un científico junto con la paciencia y el temperamento de un artista. Falleció en 2017 a los 94 años.
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