Incendiaria por lo que cuenta e incómoda por lo que supone emitirla a solo dos meses del entierro de la reina Isabel II de Inglaterra. Así define la quinta temporada de The Crown, que se emite a partir del 9 de noviembre, The Sunday Times, el único medio que la ha visto entera. Y es que toca abordar el annus horribilis...
Martes, 18 de Octubre 2022, 13:13h
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No hay piedad. La nueva temporada de la serie The Crown que se emite en Netflix se escribió al menos un año antes de la muerte de Isabel II, y el rodaje finalizó hace meses, así que no se han puesto paños calientes después de
No hay piedad. La nueva temporada de la serie The Crown que se emite en Netflix se escribió al menos un año antes de la muerte de Isabel II, y el rodaje finalizó hace meses, así que no se han puesto paños calientes después de la fervorosa despedida de la Reina. Lo que ocurrió, ocurrió y lo que no... ya se lo inventan los guionistas para que no falten dramas. Tampoco es que faltasen dramas en la vida real: la nueva temporada se adentra en el annus horribilis de la Reina y se detiene antes de la muerte de Diana en 1997.
The Sunday Times es el único medio que ha tenido ya acceso a la temporada completa y adelanta que será muy incómoda para los británicos. El reparto también dará que hablar, con Imelda Staunton sustituyendo a Olivia Colman como la Reina, Jonathan Pryce como el Duque de Edimburgo, Dominic West como Carlos y Elizabeth Debicki como Diana.
Diana volverá a ser el personaje que marque la nueva temporada, pero resultará más interesante, por menos conocida, la presunta amante del príncipe Felipe, duque de Edimburgo. Natasha McElhone se incorpora al reparto como Penelope Knatchbull, condesa Mountbatten y amiga íntima del Felipe hasta su muerte. Penny pasó a formar parte del círculo íntimo de la realeza a través de su marido, Norton Knatchbull, amigo del príncipe Carlos. Y es que Penny tenía 26 años cuando conoció a Felipe, que entonces tenía 58.
Según la serie, su amistad se forjó a raíz de una tragedia: la muerte de la hija de 5 años de Penny. Lo probado es que su amistad perduró a lo largo de toda su vida. Penny, que ahora tiene 69 años, fue la única persona no perteneciente a la realeza que asistió al funeral de Felipe en el Castillo de Windsor. La serie especula sobre si Penny y el duque fueron alguna vez más que amigos íntimos. No es que aborde por primera vez las infidelidades del duque de Edimburgo, pero aquí ahondará más en ello... aunque desde el punto de vista de la Reina.
Isabel II, en la serie, sospecha de la relación íntima de su marido con Penny. Es de suponer que también en la vida real, porque la prensa de la época no dejó de apuntar en esa dirección. En una escena clave, según detalla The Sunday Times, Penny es convocada a los establos del castillo de Windsor por la Reina. Ha llegado a la conclusión —a instancias del duque— de que Penny debe ser incorporada a la familia real, no expulsada. «Si la gente ve al duque de Edimburgo con una compañera más joven y hermosa, sería un fastidio que se sintieran libres de sacar conclusiones erróneas», le dice a Penny. «Así que, ¿por qué no vienes en el coche conmigo a la iglesia esta Navidad en Sandringham? Hay que cortar todo eso de raíz».
Carlos le dice exasperado a la Reina: «Si fuéramos una familia normal y los servicios sociales vinieran a visitarnos, nos habrían metido en un centro de acogida y a usted en la cárcel». ¿Ficción o realidad?
En 1992, Carlos acudió al castillo de Windsor para convencer a su madre de que él y Diana debían separarse oficialmente. Era el annus horribilis de la Reina: tres de sus cuatro hijos estaban sufriendo rupturas matrimoniales. En The Crown, esto provoca una irritante discusión entre Carlos y la Reina. «He hecho lo que me pediste, mamá —dice él—. He intentado que funcione durante 11 años. Pero llega un momento...».
Esto lleva a una discusión más amplia sobre las dificultades matrimoniales de los hijos de la Reina y todo el papel de la familia real como ejemplo moral para la nación. En un momento dado, Carlos le dice exasperado a su madre que «si fuéramos una familia normal y los servicios sociales vinieran a visitarnos, nos habrían metido en un centro de acogida y a usted en la cárcel».
Como ocurre con la mayoría de las conversaciones privadas en The Crown, no existe un registro literal de ninguna de estas conversaciones. Pero en su biografía autorizada de 1994, Carlos se describió a sí mismo como «emocionalmente distanciado» de sus padres, a la vez que anhelaba el «afecto y el aprecio» de ellos, que eran «incapaces o no estaban dispuestos» a ofrecer.
La serie no cree que Diana estuviese paranoica: los servicios secretos la espiaban. Teléfonos pinchados, seguimientos y... ¿frenos del coche cortados?
Carlos protagoniza escenas menos 'nobles'. La llamada de Carlos a Camilla en 1989, grabada y vendida a la prensa por un radioaficionado, en la que el príncipe expresa a Camilla su deseo de ser «un tampax» para estar dentro de ella también aparece en la serie. Pero los guionistas han sido 'suaves' con el nuevo Rey. No lo presentan como un acto de lascivia, sino como una sugerente y cariñosa conversación con el amor de su vida. Un momento emotivo en el que expresa, con pasión, eso sí, todo lo que la echa de menos.
Otra de las cuestiones que plantea la nueva temporada de The Crown es cuánto deseaba Carlos que la Reina desapareciese de escena. La serie lo pinta inequívocamente, según cuenta The Sunday Times, como un rey frustrado en espera. Lo que más le enfada de la polémica entrevista de Diana en televisión no fue que dijese que su matrimonio lo integraban tres personas, sino que dijo de él que era «incapaz de ser rey». Cuando se lo recrimina a Diana, ella le replica que esa espera es lo que le hace miserable. «No es la espera lo que me ha hecho miserable —responde él—. Son los años que he pasado pudriéndome en un matrimonio con alguien que intenta destruirme».
Esta temporada aparecen en escena Dodi Al-Fayed y su padre. La ambición del progenitor por integrarse en la familia real y la relación amorosa que nunca lo fue tanto. Sin demasiadas sorpresas. Lo que la serie tiene claro es que Diana no estaba paranoica cuando decía que era espiada por el MI5, los servicios secretos británicos. Hay numerosas escenas de Diana deambulando por un Palacio de Kensington desierto, llamando por teléfono a amigos. A menudo las llamadas terminan con ella escuchando extraños chasquidos y gritando por una línea crepitante a quienquiera que esté escuchando. The Crown apuesta por la existencia de las «fuerzas oscuras» del mayordomo de Diana, Paul Burrell. E incluso recrea un incidente, en el que los frenos de su coche no funcionan...
Así que la serie se permite escenificar situaciones durante el trono de Isabell II no difíciles de imaginar: Diana, sentada en el sofá del Palacio de Kensington, viendo un especial de televisión sobre la monarquía. El presentador plantea la pregunta: «¿Quiere usted una monarquía?» para que el público llame por teléfono y opine. Diana coge el teléfono y vota 'no'. 'No', una y otra vez. 'No'.
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