El cine antes de la era digital
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El cine antes de la era digital
Viernes, 13 de Septiembre 2024, 10:27h
Tiempo de lectura: 3 min
El rodaje de Espartaco de Stanley Kubrick, en gran parte filmado en España en 1959 (en Colmenar Viejo y otros puntos de Madrid), fue impresionante tanto por la cantidad de personal como por la complejidad. En las escenas épicas (como la que abre este reportaje) participaron hasta 5730 extras. Kubrick, de entonces 31 años y ya obsesivo y perfeccionista, dirigía él mismo cada detalle. Los personajes no se podían replicar digitalmente y había que asegurarse de que el rácord, la continuidad visual y sonora de la película, era correcto para unir luego tomas diferentes de una misma escena, a veces filmadas en distintos días. De ahí que los muertos en combate portasen un cartel numerado: así Kubrick les indicaba exactamente cómo posar al realizar una nueva toma.
Alfred Hitchcock es conocido por la 'tortura' a la que sometía a las actrices en sus rodajes, en teoría, para reforzar su actuación. No escapó a ello Tallulah Bankhead, la protagonista de Náufragos, rodada en 1943, que narra las penurias de un grupo de gente atrapada en un bote salvavidas tras ser torpedeado su barco por un submarino. La actriz (en la foto siendo atrezada para una escena) contrajo neumonía dos veces durante el rodaje. Otros actores acabaron con costillas rotas o casi ahogados. | Foto: Peter Stackpole
'La reina de África' se filmó en 1951 entre Uganda y el Congo, y fue uno de los rodajes más penosos de la historia del cine. En medio de la selva, las plagas de hormigas y mosquitos atormentaron a los actores y a los técnicos. A lo que hubo que sumar la disentería y las diarreas que sufrieron por beber agua insalubre. La leyenda cuenta que solo dos personas se libraron: el director, John Huston, y el protagonista, Humphrey Bogart, porque preferían beber otros líquidos y no probaron el agua. Katherine Hepburn en cambio enfermó de disentería hasta tal punto que hubo que colocarle una palangana fuera de plano para que pudiese vomitar entre toma y toma. Extenuados, tuvieron que terminar la película en un estudio en Londres. Allí se rodaron las escenas en las que Hepburn y Bogart empujan el barco por el agua. | Foto: Eliot Elisofon
En los años 40, las escenas de persecuciones en automóviles requerían bastante artesanía. Para empezar, no había ningún coche. Y el movimiento lo genera-ban dos personas en los laterales agitando unas barras de madera. Detrás, se proyectaba el escenario en el que presuntamente transcurría la acción. Se necesitaron cámaras mucho más livianas y resistentes para poder filmar en las calles reales. Luego llegaron los estabilizadores de cámara y el cine de acción pasó a otro nivel. | Foto: Eliot Elisofon
Películas como Escuela de sirenas le valieron para siempre a Esther Williams el apodo la 'sirena de América'. Esta comedia romántica musical de 1944 inauguró un subgénero singular cuyo escenario era la piscina. Arrasó en taquilla, solo superada en aquella época por 'Lo que el viento se llevó'. Fue, además, un hito para el cine en color y un desafío para los técnicos colgados en elevadas grúas y, sobre todo, para las nadadoras que repetían las coreografías decenas de veces. En una de sus películas, Esther Williams se rompió el cuello al saltar al agua. Estuvo a punto de quedarse parapléjica. | Foto: Ralph Crane
Sydney Guilaroff era el peluquero de las estrellas, clave no solo para atusar el peinado de las actrices en los rodajes, como hace en la foto con Marilyn Monroe en la película El multimillonario, sino para crear su estilo inconfundible, al que deberían atenerse dentro y fuera de la pantalla. Lo hizo durante 40 años. Fue amigo y confidente de Marilyn, y uno de los últimos en hablar con ella antes de su muerte. | Foto: John Bryson
Dos en el cielo (A Guy Named Joe, es el título original en inglés), protagonizada por Spencer Tracy, es una película 'patriótica' producida en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, para subir la moral a los combatientes y sus familias. El punto de partida es singular: un piloto de bombardero muerto en combate se convierte en el ángel guardián de otro piloto. Las escenas de los bombarderos, como esta incursión de un avión contra un objetivo japonés, se filmaron, como era habitual, en un enorme tanque de agua en los estudios de la Metro Goldwyn Mayer en California, los más espectaculares del mundo entonces. Trabajaban en ellos 4000 personas y producían unas 40 películas al año. | Foto: Walter Sanders