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Mafia calabresa Un juez contra los niños asesinos

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La ‘Ndrangheta, la temida mafia calabresa, es una de las organizaciones criminales más sanguinarias. El que está considerado su máximo responsable, Domenico Paviglianiti, acaba de ser detenido en Madrid. Un nuevo golpe a esta red, que en enero se enfrentó a un macroproceso judicial sin precedentes. El juez Roberto di Bella lleva 25 años luchando contra estos delincuentes. Conoce sus métodos y tiene un plan para su derrota.

Jueves, 05 de Agosto 2021, 13:55h

Tiempo de lectura: 10 min

Fue un proceso judicial de proporciones colosales. En enero se juzgaron los crímenes de la 'Ndrangheta; 350 acusados en la banquillo. Y no en cualquier sitio, sino en Calabria, corazón de esta organización criminal del sur de Italia. Toda una demostración de poder del Estado italiano.

Fue un proceso judicial de proporciones colosales. En enero se juzgaron los crímenes de la 'Ndrangheta; 350 acusados en la banquillo. Y no en cualquier sitio, sino en Calabria, corazón de esta organización criminal del sur de Italia. Toda una demostración de poder del Estado italiano.

Ahora la organización criminal ha recibido un nuevo golpe con la detención del que está considerado su máximo responsable, Domenico Paviglianiti, prófugo de la justicia italiana desde 2005.

El presunto capo ha sido detenido en Madrid con documentación portuguesa falsa, seis teléfonos móviles y casi 6.000 euros en efectivo.

Mafiosos, políticos, empresarios, funcionarios…, esta mafia calabresa, que mueve unos 53.000 millones de euros al año, cuenta con conexiones por todo el mundo, aunque su gran fortaleza siguen siendo sus familias, con sus luchas intestinas incluidas. El juez Roberto Di Bella ha desentrañado las claves de este sistema desde un juzgado de Menores de Regio de Calabria. Y tiene un plan: acabar con sus raíces. Para ello pretende alejar a jóvenes y niños de sus familias y ofrecer protección y apoyo a las madres dispuestas a salir del círculo de la ‘Ndrangheta.

XLSemanal. ¿Cree que el macrojuicio contra la ‘Ndrangheta le ha hecho daño de verdad a la organización?

Roberto Di Bella. La estructura de la ‘Ndrangheta va empezando a resquebrajarse. En este proceso, por primera vez, hay muchos pentiti, exmiembros dispuestos a colaborar con la Justicia. Eso era algo casi imposible de conseguir. Es un denso tejido de familias, con lazos de sangre y matrimonio, y casi nadie sale de este entramado. Pero están apareciendo bastantes arrepentidos.

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Los poderes del sur.Los ingresos de la ‘Ndrangheta equivalen al 3,5 por ciento del PIB italiano y cuenta con unos 10.000 miembros por el mundo; todos ellos, con lazos de sangre. El tráfico de drogas es su principal actividad y las disputas entre clanes (más de 100) son habituales.GTRES

XL. Es una de las organizaciones mafiosas más poderosas del mundo. ¿Dónde reside su fuerza?

R.B. Su poder económico procede sobre todo de la cocaína, que manejan con sus socios de América Latina. Pero su fortaleza reside en su estructura. Las ‘ndrine, las familias, son de una fidelidad total. Y mantienen un control férreo, casi militar, sobre Calabria que les ha permitido convertirse en los principales importadores de droga. La mercancía llega a Gioia Tauro y desde allí a otros puertos de Europa. Les reporta sumas ingentes de dinero que reinvierten. Está activa en los cinco continentes y es la organización mafiosa más ramificada del mundo. Reproduce su modelo criminal instalando miembros de la familia en cada lugar. Es como un cáncer que se extiende.

XL. ¿Cómo es esa estructura?

R.B. Funciona a través de la brutalidad y de la obediencia incondicional. Yo soy de Sicilia y, cuando me trasladé a Calabria a principios de los noventa, no pude evitar sentirme mal. La lucha contra la Cosa Nostra estaba en su apogeo, con muchos jueces jóvenes, y yo me marchaba para juzgar a menores… Mi primer caso fue un doble asesinato. Las víctimas eran un chico y una chica. Ella se enamoró de un chico ya prometido con otra y parientes de él le cortaron la garganta. Y a un primo mayor, que debía protegerla, lo mataron a tiros. Los asesinos eran menores. No tardé en comprobar que aquel caso era representativo de la vida de quienes crecen en esas familias. Y de los principios de la ‘Ndrangheta. Pero fuera de Calabria a casi nadie le importa.

XL. Ha desarrollado un proyecto contra su base para sacar a los jóvenes de las familias…

R.B. Para entenderlo, primero hay que saber cómo funciona la dinámica de la ‘Ndrangheta. Los jóvenes que acaban en los tribunales no han tomado el mal camino solo por la pobreza o el desempleo. La pertenencia se hereda.

XL. ¿Si naces en una de esas familias serás un criminal?

R.B. Sí, lo más probable. Llevo 25 años como juez de Menores y lo he visto: juzgaba a hombres jóvenes y una década más tarde tenía en el tribunal a sus hijos. Y luego a sus nietos. Todos con el mismo apellido. Adoctrinan a sus hijos desde pequeños. Los educan en el espíritu de la mafia. Si se rompe la cadena, el sistema queda dañado.

XL. ¿Cómo es esa educación?

R.B. Desde niños se los llevan a disparar para acostumbrarse a las armas. Los obligan a presenciar el sacrificio de cerdos; parecen humanos, chillan como niños. Son rituales de carácter casi tribal para que aprendan a soportar la brutalidad. Y sus ceremonias consolidan la obediencia: «Tenemos nuestras propias leyes». Los niños respiran este principio desde su primera bocanada de aire.

“Para los jóvenes, ir a la cárcel es una condecoración con la que impresionar a sus jefes. Es una forma de orgullo”

XL. Cuesta imaginarlo…

R.B. La ‘Ndrangheta tiene raíces muy profundas que se hunden en la historia. Si queremos combatirla a largo plazo, debemos combatir toda su cultura. Eso significa una cosa en especial: hay que proteger a los niños de esa educación en la obediencia ciega a la organización. Hay que acabar con su influencia. Porque la realidad en la que crecen los hijos de la ‘Ndrangheta es cruel. Todos sufren maltrato psicológico.

XL. ¿A qué se refiere exactamente?

R.B. He juzgado por asesinato o intento de asesinato a más de 50 jóvenes. Entre ellos, un chaval de 17 años acusado de un asesinato séxtuple. Hablo de adolescentes a los que sus padres, generalmente encarcelados o huidos, les encargan matar a sus propias madres, declaradas culpables de adulterio. O que ejercen de asesinos en los enfrentamientos entre familias.

XL. Un joven de 17 años ya es consciente de las consecuencias de sus actos. Sabe que acabará en prisión, como su padre.

R.B. Para ellos, jóvenes, la cárcel es lo más normal del mundo. Peor aún: es una condecoración con la que impresionar a sus jefes. Igual de normal es huir de la Justicia y esconderse en pasadizos, búnkeres o en un redil de ovejas en el macizo de Aspromonte, donde de pequeños celebraron alguna Navidad o Semana Santa con sus padres. Han conocido a los grandes capos. Han visto morir asesinados a sus primos o hermanos. Han aprendido que sus familias no son como las demás. De ahí surge una forma de orgullo.

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El Corleone calabrés.San Luca, pueblo montañoso de Calabria, es la cuna de la ‘Ndrangheta y su epicentro. Hogar de la temida familia San Luca. Todos los clanes, de hecho, deben depositar un pequeño porcentaje de sus ganancias ilícitas al ‘principale’ de San LucaCORDON

XL. ¿En qué se basa ese orgullo?

R.B. Todo el mundo les muestra respeto inmediato por su apellido. También los adultos. Son jóvenes que con 14 o 15 años ya han desarrollado fantasías de poder. Si son de una familia destacada, tienen derecho al liderazgo. Basta con seguir el código de la mafia. Y este dice que se responde al incumplimiento de las reglas con violencia.

XL. Si las bandas son tan poderosas y herméticas, ¿cómo sacan a los jóvenes de su control?

R.B. En 2012 empezamos a apartar a los jóvenes de sus familias con mandatos judiciales. Una ley italiana permite aislar preventivamente de su entorno a niños o madres en peligro. A partir de ahí desarrollamos una amplia red. El proyecto cuenta con el respaldo de cinco ministerios e instituciones como la Conferencia Episcopal italiana. Alojamos a los jóvenes en centros o familias de acogida, con una formación específica y supervisados por trabajadores sociales y psicólogos.

“A los niños los obligan a disparar a cerdos y a presenciar su sacrificio. Son rituales para que aprendan a soportar la brutalidad y consolidar su obediencia”

XL. ¿Cuándo y cómo empiezan a producirse los primeros cambios?

R.B. Al cabo de un año. La clave siempre son las relaciones fuera de su círculo: nuevas amistades donde las diferencias no se resuelven con violencia. La distancia les abre los ojos sobre las condiciones tan lamentables en que vivían y sobre cómo pueden ser las cosas en adelante.

XL. El proyecto lleva por nombre Liberi di Scegliere (‘libres de escoger’). Pero no parece muy libre, muy voluntario, separar a los chicos de sus familias por medios judiciales…

R.B. Le contaré la historia de una chica. Llamémosla Aurora. La hija de un jefe muy poderoso de Gioia Tauro. Con 12 años encarcelaron a sus padres y se fue con su abuela. La anciana se hizo cargo del negocio familiar de la droga y emitimos una orden para llevar a la niña a una residencia lejos de la región.

XL. Una separación muy dura para una niña de 12 años.

R.B. Terrible, sí. La trabajadora social nos dijo que lloró todo el viaje. Sufría pesadillas de asesinos que querían matar a sus padres, redadas de los Carabinieri… Estaba profundamente traumatizada, pero poco a poco se fue recuperando.

XL. ¿Cómo se encuentra hoy?

R.B. Tiene 17 años. Le gustaría estudiar y la vamos a ayudar. Me visitó una vez, porque está muy agradecida, y me enseñó una carta que envió a su padre: «Papá, estás en la cárcel porque has cometido crímenes. El único culpable eres tú». Es un éxito enorme.

XL. ¿Y qué ocurre con los chicos que cometen delitos y ya tienen ese orgullo que mencionaba?

R.B. Es muy duro. Hay chavales de 12 años que escupen al ver un coche de Policía. O que se tatúan a un carabiniere en el pie para pisarlo 24 horas al día. Son chicos con control absoluto de sus barrios. Y alejarse de eso es un gran reto. Pero no lo olvidemos: solo son niños. Tras el orgullo hay un gran sufrimiento psicológico. Cuando encarcelas al hijo de un miembro de la ‘Ndrangheta, no llora. Lo han educado para ocultar sus sentimientos y no traicionar a su familia. Es una carga muy dura. Se les niega la adolescencia.

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El juicio del siglo.Una investigación de cuatro años ha revelado las conexiones entre el poder y la ‘Ndrangheta. En el banquillo se sientan más de 350 acusados, entre mafiosos, políticos, policías y funcionarios corruptos.GETTY IMAGES

XL. ¿Por qué cree saber lo que es mejor para ellos? Igualmente querrán a sus padres, echarán de menos su entorno…

R.B. Los informes psicológicos de los jóvenes del proyecto son terribles. Muchos toman pastillas para soportar la presión. Presentan ansiedad, pesadillas, estrés postraumático, como los soldados en la guerra. No buscamos que renieguen de sus padres, pero si se alejan un tiempo prolongado esa presión desaparece, en buena medida gracias a que todavía son muy jóvenes. El proyecto funciona como una especie de Erasmus para conocer un mundo nuevo donde las instituciones les ofrecen protección. Algo muy importante para las niñas.

XL. ¿Les resulta más fácil salirse?

R.B. Las redes familiares son como una cárcel para ellas. Se casan muy jóvenes, tienen hijos y si son niños asumen que algún día irán a llorarlos a su tumba. Creo que son más conscientes de su futuro.

XL. ¿Los padres dejan que sus hijos se vayan sin hacer nada?

R.B. Hay intentos de recuperar a los jóvenes, por supuesto, pero podemos protegerlos. No solo los sacamos de su círculo, también los ayudamos a construir una vida y unas amistades nuevas.

XL. ¿En la misma Calabria?

R.B. También en Calabria. Pero es más complicado. Algunos vuelven al delito, pero más del 90 por ciento se emancipa.

XL. ¿Cuántos lo han dejado ya?

R.B. En total, 80 jóvenes y 25 mujeres con sus hijos, procedentes de clanes importantes. También tenemos un exrecluso de 50 años que ha vivido 23 en prisión. Cuando terminó su condena, me dijo: «Señor juez, deme una oportunidad. He pasado media vida en la cárcel. Estoy cansado. Ayúdeme a encontrar una salida». Al final pudimos reunirlo con su mujer y sus hijos, que ya estaban integrados en el proyecto.

XL. En la región metropolitana de Regio de Calabria hay 140 clanes; 80 jóvenes no parecen muchos.

R.B. Que los jóvenes y sobre todo las mujeres con hijos le den la espalda a la organización ya es un golpe muy duro. Además, en la región se habla mucho del programa, especialmente entre las mujeres. Es un efecto que va más allá de cifras concretas, que llega a las cárceles. La idea de que es posible una salida arraiga y cambia las mentalidades. Es un serio problema para la mafia, son las madres jóvenes las que más se dirigen a nosotros. A escondidas, con sus maridos en prisión, para que nos hagamos cargo de sus hijos. No me sorprende que declaren tantas mujeres en este juicio, encaja con mi experiencia.

“He juzgado por asesinato o intento de asesinato a más de 50 chavales. Entre ellos, a uno de 17 años acusado de un asesinato séxtuple”

XL. Tampoco llamarán a su puerta tranquilamente para salirse…

R.B. Efectivamente. Las 25 mujeres que ya han tomado este camino son admirables. Es un proceso lento que algunas han iniciado diez veces para acabar volviendo a casa. El miedo es natural. Pero muchas quieren salir. Antes solo recibía amenazas, ahora me contactan mafiosos importantes, me escriben desde prisión y me dicen: «Gracias por lo que ha hecho por mis hijos. Si yo hubiese tenido esta oportunidad de joven, quizá no estaría aquí». La vida de un jefe de la mafia es miserable. El sufrimiento y el amor a sus hijos son claves para acabar con este sistema criminal.

XL. A pesar de la influencia y el poder económico de la ‘Ndrangheta, ¿es posible?

R.B. Soy optimista con las generaciones futuras. También veo avances en la sociedad civil. Los profesores son parte del proyecto, en los colegios se enseña cómo funciona la ‘Ndrangheta para desmitificarla. La persecución y las condenas son importantes, pero privarla de sus hijos y de los hijos de sus hijos ofreciéndoles mejores perspectivas constituye una forma muy importante de prevención. Lo ideal es conseguir que salgan antes de haberse integrado plenamente. Y los resultados de nuestro proyecto demuestran que es posible.

@ Der Spiegel

Etiquetas: Mafia
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