Borrar
La nuera de Donald Trump, la pieza clave para su regreso a la Casa Blanca... ¿y su sucesora?

Lara Trump, al frente de la campaña

La nuera de Donald Trump, la pieza clave para su regreso a la Casa Blanca... ¿y su sucesora?

Ella tiene un don: logra que los donantes republicanos abran sus billeteras. Por eso, Donald Trump la ha puesto al frente de su campaña. Solo Lara Trump puede conseguir el milagro: que los republicanos paguen la carrera presidencial y, de paso, los exorbitantes gastos judiciales de su suegro. Pero Lara no es una ONG y ya ha puesto precio a sus servicios: la sucesión.

Viernes, 22 de Marzo 2024

Tiempo de lectura: 6 min

Ya es oficial. La niña de los ojos de Donald Trump no es Ivanka. Su hija ha sido eclipsada por Lara Trump, su hija política en todos los aspectos. No solo es su nuera, sino que también se perfila como la mejor encarnación del trumpismo más incendiario. Donald ha depositado toda su confianza en Lara, a la que ha dado un cargo estratégico de cara a las elecciones de noviembre: copresidenta del Comité Nacional Republicano. Lara manejará las 'perras' del partido y ya ha anunciado que «empleará cada centavo» en la reelección de su suegro. Pero Donald Trump tiene, además, otros planes (grandiosos) en los que está involucrada su nuera...

alternative text
La favorita. La complicidad entre Donald y su nuera es total. El magnate la mira con arrobo mientras ella toma la palabra para proclamar que «esta vez no nos robarán las elecciones»; a diferencia de su hija Ivanka, que ahora reniega de sus actos y discursos.

De momento le ha confiado su destino. A Donald Trump no le salen las cuentas. Tiene una hemorragia en sus arcas a causa de los juicios en los que está imputado que solo podrá taponar si logra la presidencia y se exonera a sí mismo. Para los analistas, ese es su plan. Y Lara, una estrella emergente a sus 41 años, aunque toda una veterana de las tres campañas electorales de su suegro, es la pieza clave.

La más atlética de la familia

Lara Lea Yunaska nació en Wilmington, un pueblo frecuentado por surfistas de Carolina del Norte. Hija de un constructor de yates y de un ama de casa, destacó en atletismo y quiso ser periodista deportiva. Estudió Comunicación. Luego hizo un curso de alta cocina y abrió un negocio de repostería francesa. De hacer macarons pasó a trabajar como productora de televisión. Lo dejó en 2016 para convertirse en asesora de la primera campaña de Trump. Al principio sus tareas se limitaban al marketing, pero en los mítines se destapó su talento como oradora: «Mi suegro es una persona increíblemente leal. Y nunca olvida a los que le han sido leales. Me siento muy afortunada de estar a su lado».

Pero Lara no se conforma con ser la mejor embajadora de Donald. Lara tiene un don para conseguir que los simpatizantes de Trump abran la billetera. Y Trump necesita que recaude un pastizal.

alternative text
Primera nuera. Eric y Lara Trump presumen de ser la perfecta familia americana. Tienen dos hijos: Eric Luke (6 años) y Carolina Dorothy (4). «Mi suegro es un hombre que ama a su familia. Les cuenta cuentos a sus nietos y nos reímos muchísimo», dice Lara.

Trump tiene cuatro causas pendientes por las que debe responder de 91 cargos penales. Ya hay especulaciones sobre si antes de que pueda firmar su propio indulto cumplirá arresto domiciliario en el ala oeste o habrá que instalar el despacho oval en una cárcel. ¿Los cargos? Se lo acusa de maniobras y coacciones para aferrarse a la presidencia en 2021. También de arengar a sus seguidores para asaltar el Capitolio. Y de llevarse sin permiso miles de documentos confidenciales de su mandato. Por si fuera poco, esta misma semana arranca el juicio por el soborno a la exactriz pornográfica Stormy Daniels.

Pero Trump ya viene muy tocado por los dos juicios civiles que ha perdido y por los que debe pagar más de 500 millones de dólares. En enero fue condenado a indemnizar con 83 millones a la escritora E. Jean Carroll, a quien violó y difamó. Pero la losa más pesada es la multa de 454 millones (más intereses) por el fraude continuado de la Organización Trump, su conglomerado de empresas. Y eso sin contar los honorarios de sus abogados, que rondaron los 50 millones el año pasado.

Donald Trump sueña con crear un clan político que domine el siglo XXI, como los Kennedy controlaron el siglo XX. Lara es la pieza fundamental para conseguirlo

Lara ya ha anunciado que pretende que el Comité Nacional (a fin de cuentas, los donantes) pague no solo la campaña, sino los exorbitantes gastos judiciales de su suegro. El anuncio ha caído como una bomba dentro y fuera del Partido Republicano. Trump ha reconocido que tiene problemas de liquidez: dispone de unos 400 millones en efectivo, más 2000 en propiedades e inversiones. Los republicanos más críticos insinúan que está al borde de la quiebra, pero no sería la primera vez que Trump se arruina y luego se recupera. Tampoco sería la primera vez que Lara busca dinero debajo de las piedras. En la anterior campaña, Forbes desveló un presunto desvío de fondos desde una organización benéfica de su marido.

Lara conoció a Eric en una cena de amigos en Nueva York y se casaron cinco años después. Fue una boda por todo lo alto, en 2014, celebrada en Mar-a-Lago (Florida), la residencia veraniega de los Trump. Un par de semanas antes, Lara se cayó cuando montaba a caballo y se rompió ambas muñecas. Lució un diseño de Vera Wang al que hubo que alargar las mangas para tapar los vendajes. Su cuñada Ivanka fue la que eligió el anillo de compromiso y el marido de Ivanka, Jared Kushner, ofició el enlace. Por entonces, todo era armonía entre la hija favorita y la recién incorporada a la familia.

La peor de las traiciones

Poco a poco, Lara se fue haciendo imprescindible para Donald. Pero Ivanka ya se había postulado, con la bendición paterna, para convertirse algún día en la primera mujer en presidir Estados Unidos. Sin embargo, cometió la peor de las traiciones en un clan tan cohesionado por el patriarca: renegar de papá. Ivanka se desmarcó ante el juez de las decisiones tomadas por Trump en los estertores de su mandato y tampoco comulgó con sus teorías conspiranoicas.

alternative text
Zapatillas 'air Trump'. Lara, convertida en la cajera del Partido Republicano, está decidida a conseguir 500 millones para su suegro. Todo suma: como esta línea de zapatillas doradas con la etiqueta «Nunca te rindas», a 399 dólares, en una edición limitada que se agotó según salió a la venta.

Para colmo, en mitad del juicio por fraude en el negocio familiar, y en el que Trump y sus tres hijos mayores estaban imputados, se buscó sus propios abogados. Ivanka salvó el pellejo en los tribunales, pero se convirtió en un cadáver político. Y arrastró en su caída a su marido, Jared Kushner. Javanka, como llamaban al dúo, pasó a la historia.

Lara, entonces, abrió brecha. Pero ganó más que un duelo de cuñadas. Antes tuvo que sobreponerse a la decepción de que la apartasen como aspirante a senadora por Carolina del Norte, cuando las encuestas la daban como favorita. Pero Donald Trump estaba en su momento más débil y no pudo sostenerla ante los pesos pesados del partido. Ahora aspira a convertirse en su heredera política. Donald Trump, que tiene 78 años y piensa en su legado, aspira a que su propio clan sea el dominante en el siglo XXI, como los Kennedy en el XX. Y Lara va a ser fundamental para conseguirlo.

Ivanka Trump se desmarcó de las últimas decisiones de su padre. Ella y su marido salvaron el pellejo, pero ya son cadáveres políticos

En realidad, no tiene mucho más donde elegir. El primogénito, Donald Trump Jr., solo ha demostrado ser un aplicado fontanero en el aparato de desinformación on-line. Tiffany, que ha sido modelo, se casó con un millonario libanés. Y de Barron, el menor, que solo tiene 18 años, poco se puede decir aún. Así que Lara (y Eric) es la mejor posicionada para seguir tirando del carro.

Eric estudió Administración de Empresas en Georgetown, una tradición. Pero le falta el carisma que le sobra a su esposa, que es la que lleva 'los pantalones', las cuentas y el ideario. Eric prefiere ocultarse en sus viñedos. O irse de safari... Lara, que presume de ser una defensora de los animales (por lo menos de los perros de raza beagle), ya sobrevivió a las fotos de su marido alardeando de sus trofeos de caza. De momento puede con todo.

MÁS DE XLSEMANAL