El hijo ilegítimo de Alberto de Mónaco busca sitio

Nicole acudió a la prensa para  que Alberto reconociera públicamente su paternidad. Lo había reconocido en un acto privado ante notario, pero se resistía a hacerlo público. Alexandre, además, no era su primer hijo ilegítimo: en 1992 había nacido Jazmin Grace, de su relación con Tamara Rotolo, que trabajaba como camarera cuando conoció al príncipe.

Ahora, Nicole Coste ha acudido a la revista Paris Match para desvelar detalles de la relación de Alexandre con Alberto y con Charlène Wittstock, su mujer. De Alberto II Nicole habla bien. Cuenta que tiene mucha complicidad con Alexandre, practican deporte juntos y hablan de política. Dice, además, que «Alberto siempre ha asumido su rol paterno y no ha habido ningún acuerdo financiero entre nosotros». Cosa que desmienten varios medios franceses que hablan de una pensión de diez mil euros al mes.

La que sale mal parada es Charlène, la esposa de Alberto: «En nuestra situación, la diplomacia debe imponerse», explica Nicole. Pero cuenta que Charlène aprovechó una ausencia de Alberto para trasladar a Alexandre al ala de los empleados de palacio.

El chico está fuera de la línea de sucesión al trono porque la Constitución del Principado estipula que solo pueden figurar en ella los hijos habidos dentro del matrimonio, pero sí heredará su parte de la fortuna de Alberto. Deberá repartirla con sus tres hermanos, Jazmin Grace y los mellizos Jacques y Gabrielle, de seis años de edad, hijos de Alberto y Charlène.

Las declaraciones de Nicole vienen a añadirse a los numerosos problemas de la familia real monagesca. El mayor es la ausencia de la princesa consorte, Charlène. Presuntamente se trasladó en abril a su Sudáfrica natal, donde se hizo un nombre como nadadora, para someterse a una operación quirúrgica. Y no parece que vaya a regresar pronto...

Charlène desaparecida

«Inicialmente, estaba previsto que estuviera aquí 10 o 12 días, pero tengo un problema de salud en mis oídos y los médicos han encontrado que tengo una infección ORL (de otorrinolaringología). Algo que necesita tiempo para curarse», contaba hace unas semanas la princesa a una radio africana. La infección, por lo visto, le impediría subirse a un avión. Razón por la cual a finales de agosto fueron sus hijos con Alberto de Mónaco a visitarla durante unos días.

Dada la singular explicación, hay quienes especulan con que la estancia de Charlène en Sudáfrica tenga otra explicación: una prueba de ADN a la que Alberto se tiene que someter por una nueva demanda de paternidad.  En esta ocasión es una joven de 15 años que habría nacido de la supuesta relación que mantuvo el príncipe con una mujer brasileña en 2004.

El matrimonio, en cualquier caso, ha sido sujeto de muchos rumores desde incluso antes de casarse, cuando se publicó que Charlène quiso fugarse del principado unos días antes de la boda. Incluso con sus hijos ya nacidos, se multiplicaron las informaciones sobre que ambos hacían vidas por separado.  Ahora, cuando se cumplen diez años de su enlace, quizá lo que esté dirimiéndose sea su divorcio.

Una abuela escandalosa

Rainiero III de Mónaco se casó con una actriz cuando era algo inusual en una familia real. Sus hijas, Carolina y Estefanía se han quedado embarazadas sin estar casadas y han protagonizado romances inapropiados para una princesa: vividores, cantantes, guardaespaldas, camareros, acróbatas... Y Alberto ha tenido mil aventuras y dos hijos ilegítimos.

Y, sin embargo, no han sido los Grimaldi más rebeldes o escandalosos de la dinastía. Su bisabuelo era el príncipe Louis II. No se casó nunca, pero tuvo una hija, Carlota, con una lavandera de Constantinopla. Como no había heredero legal y un pariente alemán aspiraba a hacerse con el trono monegasco, se cambió la ley sucesoria y en 1919 Louis (soltero) adoptó legalmente a Carlota, que se convirtió en princesa heredera.

Esta Carlota (que era muy guapa y se parece mucho a su nieta Carolina y su bisnieta Carlota Casiraghi)  se casó con Pierre de Polignac y tuvo dos hijos, Antonieta y Rainiero. Carlota no reinó, lo hizo su hijo como Rainiero III.

Ella se divorció de Polignac, que era homosexual y se dice que  tuvo un romance con Marcel Proust, y se fue a vivir a un magnífico palacio en París. Allí cobijó a ex presidiarios y ex drogadictos y convivió con su amante francés, un antiguo ladrón de joyas. Con una abuela así es difícil escandalizar a la familia.

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