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j. sanz
Valladolid
Jueves, 3 de febrero 2022, 10:30
La búsqueda de Esther López de la Rosa, la vecina de Traspinedo (Valladolid) que desapareció en la madrugada del 13 de enero, continúa sumando efectivos sobre el terreno. Y no solo guardias civiles. Dos voluntarios rastrean desde hace, al menos, tres días los terrenos próximos ... al restaurante La Maña, situado al borde de la carretera de Soria, equipados con potentes detectores de metales en busca de algún indicio de la mujer de 35 años. Su labor, que cuenta con el beneplácito de los agentes, está centrado en torno a un caserío abandonado situado entre La Maña y los caminos que conducen al Duero.
Su callada labor se ha solapado en la jornada de este miércoles con las inspecciones de los pozos que están llevando a cabo desde el viernes de la semana pasada los especialistas del Grupo de Actividades Subacuáticas (Geas) de la Guardia Civil, con la ayuda en esta ocasión de dos guías caninos, que volvieron a peinar el entorno y el interior, desde el brocal, de los pozos con dos perros adiestrado en la búsqueda de indicios biológicos sumergidos, Arsa (una labrador) y Kiko (un pastor belga).
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Los buzos inspeccionaron inicialmente una perforación de un campo de maíz próximo a la pesquera del Duero, en el que en esta jornada no han llevado a cabo batidas con lanchas, y posteriormente hicieron lo propio en tres más situados en la parte posterior de la urbanización El Romeral, donde reside el último amigo de Esther que, en teoría, la vio con vida en la madrugada de aquel lejano 13 de enero. Los buzos tuvieron que descender en algunos de los pozos al fondo físicamente y los de menor profundidad fueron inspeccionados con una pértiga que llevaba adosada tres linternas para mirar en su interior. Estas labores volvieron a concluir sin éxito.
«El objetivo es, como mínimo, ir descartando opciones», reconocían fuentes de la investigación en alusión a la inspección ya de más de una veintena de pozos diseminados por distintos puntos de Traspinedo, todos ellos situados entre la pesquera del Duero y, al otro lado de la carretera de Soria, en los terrenos que discurren hacia el caso urbano.
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Las investigaciones, entre tanto, continúan centradas en la reconstrucción de los últimos pasos dados por Esther López de la Rosa en aquella madrugada del 13 de enero, cuando uno de sus amigos, el afincado en El Romeral, asegura que la dejó en el entorno del cruce de La Maña, donde reside el segundo investigado (otro amigo de Esther) y el camino que conduce a la Bodega Vizar, donde vive Ramón, El Manitas, el único detenido hasta la fecha, que en su última declaración ante la jueza negó que estuviera aquella noche con ella. La señal de su móvil se esfumó esa misma madrugada.
El Manitas continúa en libertad, con la obligación de comparecer a diario y no de abandonar Valladolid, a la espera de que los resultados de los indicios recogidos en su chalé y en su coche aporten luz sobre su posible implicación o no en lo ocurrido. Los dos amigos de Esther, los últimos, en teoría, que la vieron aquella noche, han prestado ya declaración en numerosas ocasiones ante los agentes.
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