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BERTA PONTES DE LOS RÍOS
Valladolid
Miércoles, 2 de febrero 2022, 14:18
Tres semanas después de la desaparición de su hija Esther, Miguel López, reconoce que lo primero que hace nada más levantarse es comprobar si ha regresado. «Cada día voy a su habitación a ver si está, pero todavía no ha vuelto», confiesa con la mirada ... perdida en el suelo de la entrada a su domicilio. Ahora, con la investigación bajo secreto de sumario, las últimas informaciones apuntan a que se está investigando el móvil de Esther para poder saber dónde y con quién estuvo la noche que se le perdió la pista cerca de Traspinedo, donde residía.
En este sentido, Miguel tiene puestas sus esperanzas en lo que pueda salir de ese teléfono. «A ver si con el móvil se aclara algo, pero yo querría también que buscaran los móviles de los otros», comenta en referencia a los acompañantes de su hija en la madrugada de aquel 13 de enero. Añade, además, que confía en sacar «algo en claro de una vez por todas porque esto es un puzle sin salida».
Por el momento, se desconoce qué teléfonos móviles están siendo investigados y cuánto se tardará en recopilar la información de estos para situar a los personajes en los diferentes escenarios. Miguel, su mujer y su otra hija, Inés, están viviendo «un martirio» y pide que «si alguien sabe algo, lo diga, porque esto es como tener una enfermedad de la que nadie tiene la cura».
Los días pesan sobre este hombre de 63 años que se ha jubilado hace poco con el deseo de descansar tras llevar desde los 13 trabajando. «Me dio un infarto y me salvé por minutos, por lo que me he jubilado buscando el descanso y mira qué descanso estoy teniendo», cuenta. Su último trabajo, tras el campo y la construcción, fue una fábrica de cerámica de Peñafiel, donde trabajó «todo y más para que no las faltara de nada y ahora la que falta es Esther».
Además, las tres semanas que llevan sin noticias de la joven de 35 años le hacen sospechar lo peor. «Ya llego a pensar que no voy a saber a volver nada de ella en la vida, porque como no tengo noticias de nada y no se habla más que de especulaciones...», apunta. Ahora, su día a día consiste en «pasear por el patio para intentar evadir los malos pensamientos» y en esperar noticias sobre el paradero de Esther.
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