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j. sanz
Valladolid
Miércoles, 2 de febrero 2022, 10:42
Son decenas diseminados por infinidad de parajes del término municipal de Traspinedo (Valladolid) y ninguno de ellos, hasta la fecha, ha podido arrojar luz sobre la desaparición de Esther López de la Rosa cuando están a punto de cumplirse tres semanas desde que se esfumara ... después de ser vista por última vez en compañía de dos amigos en la madrugada de aquel 13 de enero. Los agentes suman ya tres jornadas consecutivas inspeccionando uno a uno los pozos, algunos señalados en los mapas y otros que van surgiendo a medida que rastrean tierras y pinares, situados en un amplio radio entre el Duero, el cruce de La Maña (al borde de la carretera de Soria) y el casco urbano de la localidad (a cuatro kilómetros de distancia).
Y continuarán en los próximos días sin que hasta ahora hayan podido encontrar indicio alguno de la mujer de 35 años. Ni allí ni en el cauce del Duero, donde mantienen las batidas, en ambos casos, a cargo de los especialistas del Grupo de Actividades Subacuáticas (Geas) de la Guardia Civil, con la ayuda de tres perros adiestrados en la búsqueda de personas bajo el agua y en superficie. Pero nada.
«Vamos a continuar con su búsqueda con todos los medios disponibles», incidía por la mañana la delegada del Gobierno, Virginia Barcones, sin aportar datos sobre una investigación en la que se mantienen abiertas todas «las líneas de investigación» y que continúa bajo el más estricto de los secretos de sumario por orden de la jueza instructora, la titular del Juzgado de Instrucción número 5.
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Lo que sí resulta evidente es que los investigadores mantienen el foco puesto en Traspinedo, donde reside Esther López de la Rosa, y allí continúa desplazados sus especialistas rastreando palmo a palmo cada centímetro del río, en un tramo que ronda los cuatro kilómetros, aguas arriba y abajo de la pesquera, situada a seiscientos metros del cruce del restaurante La Maña, donde todos los indicios sitúan a la mujer por última vez. Y prácticamente con los mismos medios que en el Duero, buzos y un perro adiestrado en la búsqueda de indicios biológicos sumergidos, prosigue la inspección de cada pozo localizado en el término municipal de Traspinedo.
Estas vías, la del río y de los pozos, son solo dos más de las líneas de investigación abiertas y que continúan centradas sobre las últimas personas que vieron o pudieron estar con la mujer desaparecida en aquella madrugada del 12 al 13 de febrero, según aclaran de manera continua fuentes, incluso oficiales, de la investigación.
El caso es que, a día de hoy, los movimientos más visibles en la búsqueda de Esther López se encuentra en los terrenos, en su mayoría tierras de cultivo y algunos pinares, situados en las márgenes de la carretera que conduce a Traspinedo desde el cruce de la Nacional 122. Allí han sido inspeccionados ya, y marcados con cintas de la Guardia Civil, una veintena de pozos. Esta labor no es sencilla.
El examen de los móviles, a cargo de la unidad central de la Guardia Civil, apunta como una de las claves de la investigación para situar no solo los últimos movimientos de Esther López de la Rosa y sus posibles contactos antes de su desparacición sino también para contrastar las versiones aportadas por los amigos, y el único detenido en esta causa, sobre sus propios movimientos en aquella madrugada del 13 de enero. Los resultados de su análisis, junto a las grabaciones de las cámaras del cruce de La Maña, aportarán a buen seguro alguna luz a la oscuridad de una investigación que a día de hoy continúa centrada en Traspinedo.
Los agentes van marcando uno a uno los pozos en un mapa, dividido en cuadrantes, y a cada uno se desplaza el mismo equipo formado por tres buzos, uno de ellos equipado con traje de neopreno, bombona de oxígeno, gafas de buceo y linternas para inspeccionar su fondo palmo a palmo. Arriba, en superficie, sus compañeros facilitan su labor en aquellos pozos de más profundidad para facilitar su entrada y salida con una escalera y una línea de vida en forma de soga amarrada a uno de los todoterrenos de la unidad. A su lado se encuentra un guía canino, llegado desde Madrid, con Arsa, una labrador con una amplia hoja de servicios adiestrada para la búsqueda de personas bajo el agua, hasta una profundidad de unos siete metros, en espacios reducidos y en otros más amplios.
«Es una labor compleja», reconocen de forma escueta los especialistas antes de recordar que la Guardia Civil, conforme a los dictámenes de la jueza, deben mantener un sepulcral silencio, incluso, sobre su labor. Esta, no obstante, resulta evidente sobre el terreno. El buzo cuenta con linternas con luces estroboscópicas (intermitentes), cuyos destellos facilitan la visibilidad, prácticamente nula en los pozos, bajo el agua. Lo que el ojo no ve debe palparlo a mano el especialista. El perro, entre tanto, asoma su hocico sobre el brocal, cuando lo hay, de cada oquedad para intentar detectar con su olfato cualquier rastro.
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Esta labor, prácticamente idéntica, aunque en el cauce del río, la llevan a cabo otros dos integrantes del Geas con la ayuda allí del olfato de Baguira, un perro labrador de cuatro años y medio adiestrado exclusivamente en la búsqueda de indicios biológicos bajo el agua. Una labor compleja, la de los canes -a los que se suma un tercero (Kiko)-, en las actuales condiciones climatológicas, con el agua rondando los tres grados. Especialistas en este tipo de búsqueda explican que una persona sumergida a esta temperatura puede mantenerse bajo el agua hasta treinta días. El frío, que permite, al menos, conservar en unas relativas buenas condiciones, cualquier resto biológico, juega también en contra del olfato de Baguira y Arsa, por la ausencia de putrefacción y de olor perceptible para ellos.
Y precisamente por estas circunstancias se comienza cada batida por el río y los pozos avanzada la mañana y en los últimos días también por la tarde, cuando el mercurio supera los diez grados y se dan mejores condiciones para la búsqueda. La del Duero se centró este martes en un tramo de cerca de dos kilómetros aguas abajo de la pesquera.
Los rastreos continuarán por ahora en estos y otros parajes de Traspinedo para intentar dar, algo que no ha ocurrido hasta ahora, con algún rastro de la mujer desaparecida.
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