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El cáncer colorrectal es el más diagnosticado en España si se tiene en cuenta a ambos sexos. El año pasado, 41.167 personas recibieron la noticia de que sufrían esta enfermedad. El año que viene, según la previsón de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la cifra seguirá aumentando hasta los 44.573 nuevos casos, concretamente 30.311 de colon y 14.262 de recto.
Pero lo más llamativo de este cáncer no es tanto su prevalencia, sino la tasa de supervivencia que tiene. Nueve de cada diez personas podrían superarlo si es detectado a tiempo. No obstante, tiene la segunda mayor tasa de mortalidad, solo superada por el de pulmón.
Las causas del incremento de su incidencia está siendo estudiada en personas menores de 50 años, tal y como muestra el último hallazgo presentado por el CNIO, que habla de una infección bacteriana en la infancia como un posible desencadenante de este cáncer a edades tempranas.
Mientras la investigación científica avanza en este y otros sentidos, la Medicina ya cuenta con un instrumento que se ha demostrado eficaz para detectar de forma precoz, incluso cuando aún no hay ningún síntoma, la presencia de este cáncer. «Es uno de los pocos que se pueden diagnosticar antes de que exista síntoma alguno en las personas», señalan desde la Asociación Española contra el Cáncer.
La prueba consiste en un test de detección de sangre oculta en las heces (TSOH). La presencia de ésta en las defecaciones es uno de los primeros síntomas del cáncer y no siempre es visible. De ahí la importancia de la prueba.
La evidencia científica ha demostrado que la detección precoz mediante los programas de cribado disminuye la mortalidad a corto plazo en un 30-35 %. La paradoja es que solo el 42% de la población diana se somete en España a este cribado, muy por debajo del 65% recomendado por los expertos
«Es fácil de realizar, sencilla e indolora que se recomienda realizarla como parte del cribado de cáncer colorrectal cada 2 años a la población de riesgo (hombres y mujeres de 50 a 69 años)», explican desde la citada asociación.
Precisamente, estos ciudadanos son los que están incluidos en el programa de detección precoz -o cribado- que ofrece la Sanidad en España y que invita a la población diana a realizarlo mediante una comunicación que parte del servicio autonómico de salud de turno.
Quienes tengan antecedentes familiares, síndromes hereditarios u otros problemas digestivos también pueden realizarse esta prueba, aunque no reciba la comunicación por no tener la edad. En este caso, serían los médicos de familia los adecuados para poner en marcha el protocolo.
Una vez recibida la comunicación, en el caso del cribado, los pacientes reciben un kit para hacerse la prueba en casa. Sólo se necesita un par de minutos. Para recoger las muestras de heces se utiliza un bastoncillo que luego ha de ser guardado en su tubo (al modo de los populares test de antígenos del covid) y entregarlo al laboratorio lo antes posible. Solo aguanta tres días en la nevera y se recomienda no realizarlo con sangrado activo por menstruación o hemorroides.
Los expertos recuerdan que este test no diagnostica el cáncer colorrectal, sino que detecta la sangre oculta. Si el resultado es positivo, se complementa posteriormente con una colonoscopia para un diagnóstico certero del estado del colon. «También se realizan biopsias en caso necesario», añaden desde la AECC.
Este procedimiento permite detectar la enfermedad en sus estadios más precoces, cuando se puede actuar con tratamientos menos agresivos.
Con respecto a estos últimos, el abordaje de la enfermedad dependerá del avance que muestre el tumor. Desde la AECC realizan la siguiente clasificación:
Estadio I: tratamiento es quirúrgico. Cirugía en la zona del tumor y, si es el caso, en los órganos vecinos afectados.
Estadio II: también se opta por la cirugía. Sin embargo, los pacientes con alto riesgo de recaída reciben un tratamiento sistémico adyuvante complementario, como puede ser la quimioterapia.
Estadio III: la cirugía es insuficiente para conseguir la cura, por ello, salvo contraindicaciones, en todos los casos se debe realizar un tratamiento sistémico adyuvante.
Estadio IV: en esta fase, los tratamientos sistémicos son los más importantes.
Cuando el paciente finaliza el tratamiento del cáncer de colon, debe realizar revisiones periódicas (especialmente durante los 2 o 3 primeros años tras el diagnóstico), con el objetivo de evaluar su estado, controlar los efectos secundarios y, en caso de que el cáncer reaparezca, iniciar un nuevo tratamiento lo más rápido posible.
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