Haro a través de sus oficios

La ciudad de Haro es el destino perfecto para disfrutar de un día callejeando. Al margen de la principal concentración de bodegas centenarias del mundo en el Barrio de la Estación jarrero, que ya de por sí requiere una buena mañana, la Capital del Rioja ofrece numerosos recursos patrimoniales y artísticos que sumergen al visitante en la próspera historia de la ciudad.

Una interesante forma de conocer sus rincones es a través de sus esculturas, ya que su búsqueda permite recorrer la ciudad y adentrarse en la historia que narra cada una de las figuras.

Como los jarreros explican, son ocho, más dos, más cuatro. Las primeras 'ocho' son las que representan los oficios que, o bien se han desempeñado en la ciudad, o están estrechamente ligadas a alguna profesión local. Representan figuras individuales a tamaño natural: 'el botero'; 'la hortelana' (un negocio que las mujeres ejercían para completar los ingresos que conseguían los hombres en la vendimia); 'el vinatero', 'el alpargatero', 'el músico' (también fruto de esa época de bonanza, en la que el Teatro Bretón abrió sus puertas), 'el tonelero', 'el embotellador-encorchador' y 'el limpiabotas' (profesión que apareció con el esplendor que trajo la filoxera, ubicado en la Plaza de la Paz).

A estas les acompañan dos situadas en enclaves aún más característicos: 'Los abuelos', ubicada en los Jardines de la Vega, y 'La batalla del vino', en la entrada al barrio de La Herradura, una de las más fotografiadas por la gran afluencia de visitantes a sus calles, más en estas fechas.

Las de mayor tamaño son las cuatro situadas en las rotondas. La más espectacular es el 'Monumento a la vendimia', que se encuentra en el Barrio de la Estación, en una enorme rotonda que da la bienvenida al viajero.

En otra de las entradas, en la que se accede desde la avenida de Santo Domingo, está 'Pisando uvas', y pocos metros más adelante, ya rodeada de edificios, están las 'Uvas en reposo'; la última es 'A los vendimiadores', situada en la nueva zona de El Mazo.

Todas se encuentran en enclaves especiales y relacionados con su función. En este recorrido el visitante puede conocer los tradicionales Jardines de la Vega, la ubicación del antiguo mercado, el teatro o el Banco de España, uno de los primeros y escasos ejemplos de esta entidad fuera de capital de provincia.

Son muchos los autores que han dejado huella con estas obras, que fueron en su mayoría construidas entre 2000 y 2008.

Además de la ruta de las esculturas, van surgiendo al paso del visitante edificios palaciegos de diferentes épocas.

Haro es una ciudad que permite ir descubriendo a cada paso históricas construcciones (de entre los siglos XVIII y XIX la mayoría de ellas), y que han ido dejando las huellas de una época de absoluto esplendor.

Especialmente llamativo es el entorno de la calle Lucrecia Arana, un lugar privilegiado, y cargado de belleza e historia.

A pocos metros de la plaza de la Paz se encuentra el Palacio de Tejada, una construcción plateresca de estilo de transición, entre el barroco y el neoclásico.

Muy cerca se encuentra también otro de los palacios que esperan un impulso: el palacio de la plaza de la Cruz. La fecha estimada de construcción es de mediados del siglo XVIII.

También destaca en este entorno la 'Casa Pisón', ubicada en las traseras del Ayuntamiento, en la calle Sánchez del Río. Data del siglo XVII y perteneció al marqués de Ciriñuela, de la familia Martínez de Pisón.