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J. SAINZ
Jueves, 25 de marzo 2021
La Rioja se presta a infinidad de miradas. Lo saben bien los turistas que visitan esta tierra. Ahora que la movilidad está reducida, La Rioja se presta también a la mirada de los propios riojanos. Descubrirla con nuevos ojos es cuestión de saber mirar. Y eso es lo que propone Myriam Ferreira, profesora de Historia del Arte y coordinadora del Grado en Humanidades de UNIR: «La Rioja es absolutamente atractiva –afirma–. En un espacio muy reducido y fácil de recorrer se concentra una gran variedad paisajística, patrimonial y humana. Merece la pena redescubrirla».
'Redescubrir el Museo', la exposición así titulada es su primera propuesta, muy asequible para los logroñeses y de interés para todos los riojanos. Una exposición que, a través alguna de las piezas auténticas del arte riojano de todos los tiempos, recorre la historia misma de esta tierra y las diferentes manifestaciones de la cultura de cada momento.
En Villoslada de Cameros esta Semana Santa sí puede verse la Sarga, una de las mejores que se conservan en España: un tapiz pintado en Amberes hacia el año 1560, utilizado desde el siglo XVI para cubrir el retablo mayor de la iglesia del Sagrario, siguiendo la costumbre de ocultar los retablos y altares como símbolo de recogimiento en los días de la Pasión.
El yacimiento celtibérico de Contrebia Leucade, en Aguilar del Río Alhama, cuya historia se remonta a la primera Edad del Hierro, es otra visita indispensable para cualquier riojano que quiera conocer la historia de esta región.
Lo mismo que el Camino de Santiago, más si cabe tratándose de un Año Santo Compostelano. Desde Logroño hasta Grañón, el tramo riojano de la ruta jacobea permite etapas asequibles para todos los caminantes y ofrece sobrados argumentos patrimoniales y paisajísticos.
La primavera se presta al disfrute de muchos enclaves que, si bien siempre son atractivos, ahora aún más. Es el caso de cualquier ruta de los castillos; en este caso se proponen cinco por Rioja Alta: los de Torremontalbo, Davalillo, Briones, Sajazarra y Leiva. «Buscando aprovechar una sola jornada viajando a orillas del Ebro, aunque hay muchas más posibilidades en Rioja Baja y también en la sierra».
Otra posible excursión muy primaveral y cargada de patrimonio histórico-artístico es la ruta al otro lado del Ebro: con paradas obligadas en Ábalos, San Vicente de la Sonsierra y Peciña, con su preciosa ermita románica de Santa María de la Piscina.
Y en Alfaro, además de la visita a la ciudad y su Colegiata, la reserva Natural de los Sotos ofrece el espectáculo natural de los ecosistemas de ribera con un bosque singular ya casi único en la Península y una extraordinaria avifauna propia de los humedales.
Por otro lado, para exprimirlo al máximo o incluso para parar el tiempo y viajar a través de él: una ruta por Igea y Cornago, con la posibilidad de visitar la Prehistoria en el museo de los dinosaurios y los yacimientos de icnitas, la Edad Media en el castillo de Cornago, el palacio de los marqueses de Ambasaguas, y, finalmente, el siglo XXI en la ermita de Santa Catalina pintada por Carlos Corres.
Una parada obligada es hacer ruta en Ezcaray, que, además de la naturaleza y la arquitectura serrana del pueblo y sus aldeas, tiene la iglesia parroquial gótica y la ermita de Allende, del primer Barroco, la Real Fábrica de Paños, de la época de la Ilustración, y, por supuesto, su oferta gastronómica tradicional y moderna.
La última por hoy es la ruta de Arnedo, fijándose en su poblado celtíbero, la cueva de los cien pilares y el castillo musulmán. Visita que puede ampliarse a las localidades próximas de Quel, Autol y Turruncún e incluso un paseo por la Vía Verde del Cidacos.
Para buscar temáticas alternativas a las habituales, se proponen tres rutas diferentes. La primera aprovecha la próxima efemérides de la visita del Papa Adriano de Utrech a La Rioja camino de Roma en 1522: fueron sus escalas Santo Domingo de la Calzada, Casalarreina, Nájera, Logroño, Alcanadre, Calahorra y Alfaro, y esta ruta propone revisitarlas desde el punto de vista del Renacimiento de la época.
La ruta indiana hace referencia al legado que dejaron de vuelta en su patria chica los emigrantes a América en los siglos XIX y XX. Torrecilla en Cameros, con su Centro de la Emigración, es la primera parada obligada; Viniegra de Abajo, con sus llamativas construcciones indianas;y Nestares, con su museo-escuela al estilo de los años cincuenta del pasado siglo.
Una penúltima propuesta es una ruta sobre la mujer, centrada en Logroño e incluyendo la exposición 'Voz y letra de mujer' en la Biblioteca de La Rioja, otra visita temática al Museo de La Rioja y las iglesias de San Millán y Santa Teresita.
Y, por último, un par de ideas de arte urbano para hacer con niños: recorrer la ciudad de Logroño fijándose en sus esculturas y en sus grafitis.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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