A pesar de resultar anodina, 'Locke & Key' ha renovado por una segunda temporada. La serie basada en el cómic homónimo apuesta por los problemas adolescentes y los traumas de los protagonistas en detrimento de la fantasía oscura
A pesar de las críticas desfavorables entre los entendidos en materia fantástica, 'Locke & Key' ha renovado por una segunda temporada nada más arrancar la primera sesión, destacando en el menú de portada de la omnipresente Netflix. El dato subraya la idea de que ... las estadísticas mandan, el algoritmo pendenciero, por encima de la calidad creativa. El cómic homónimo escrito por Joe Hill, con dibujos de Gabriel Rodríguez, no era fácil de adaptar. Varios proyectos han caído por el camino, con dos primeros episodios rodados – rechazados por FOX y Hulu-, guardados en un cajón (la cantidad de capítulos piloto de producciones apetitosas que yacen en el cementerio del complicado medio audiovisual merecen un reportaje a fondo). La popular plataforma de vídeo bajo demanda dio luz verde finalmente a una producción que denota su ajustado presupuesto: se han recortado las escenas extremadamente imaginativas, debido a los costes en efectos visuales y escenografía, y se estiran algunas escenas hasta la extenuación. Los diálogos explicativos abundan sobre papel y en live action.
'Locke & Key' peca de un ritmo moroso, el horror se ha descafeinado en exceso respecto al cómic de partida y se centra en ofrecer al público una fantasía young adult más preocupada por los traumas de sus protagonistas, los lazos perdidos y la existencia emocional abollada, que por estremecer al espectador. Su falta de definición busca, sin duda, ampliar su target, como si quisiera aprovecharse del éxito de otras propuestas anteriores de la propia plataforma sin pararse a pensar en lo que quiere realmente. Ecos de 'La maldición de Hill House', en tono aún más soft, menos cuidada, y toques de culebrón juvenil a lo 'Rivendel' vertebran la enésima historia de una familia que llega a una mansión encantada. Esta vez la tristeza les asedia tras la muerte del padre de familia y el elemento paranormal viene por parte de una serie de llaves que se encuentran por la grandilocuente vivienda, cada una con un poder especial: puedes convertirte en un fantasma y volar sobre el lugar, entrar en tu mente y descubrir cómo tus filias y fobias cobran vida o desplazarte a cualquier parte del planeta con el único gesto de abrir una puerta. Carlton Cuse, responsable de la insulsa 'Colony' y de 'Jack Ryan' en formato serializado, disponible en Amazon, está detrás de una versión en imagen real que reúne a jóvenes talentos como Emilia Jones ('Ghostland'), Jackson Robert Scott, visto en 'IT', o Connor Jessup ('American Crime'), además de Darby Stanchfield ('Scandal'), lo más perturbador del relato, con una gestualidad inquietante.
La serie consta de diez episodios en torno a 50 minutos de duración que comienza con la llegada de los Locke a la casa embrujada, a la que llaman Keyhouse, donde les esperan innumerables puertas a otras dimensiones. Una madre abnegada, dos hijos adolescentes y un pequeño vástago juguetón conforman una familia angustiada por la muerte del padre del clan, un tipo con muchos secretos que fue asesinado por un supuesto demente en mitad de un forcejeo. Comienza así una desviada aventura donde prima el drama frente a lo siniestro, alejándose de las viñetas primigenias. El cómic escrito por Hill, el hijo del inefable Stephen King, ganador de un Eisner, goza de una imaginería visual difícil de trasladar a la imagen en movimiento. Publicado inicialmente en varias entregas, entre 2008 y 2012, está disponible en nuestro mercado en dos tomos recopilatorios bajo el sello Panini. Si nos olvidamos de la preciosistas ilustraciones de Rodriguez, puede convencer ligeramente un producto meramente comercial que quiere estar más cerca de Harry Potter que de un delirio fantaterrorífico.
Su identidad no logra acercarse ni de lejos a 'Stranger Things', estandarte de Netflix, como tampoco lo consigue otra serie que juega en similar liga, estrenada este mismo año a partir de un tebeo, 'October Faction', o cómo fusionar 'Men in Black' con una sitcom familiar de poca monta. Traslaciones como el viaje que realizan los protagonistas de 'Locke & Key' al interior de sus propias mentes no están a la altura de un proyecto mainstream, pero pueden colar en televisión, donde baja el nivel de exigencia. La villana del show está desdibujada, no pone los pelos de punta su mera presencia, se antoja poco pérfida, mientras abundan las secuencias en el instituto, propias de un enredo teenager, con abundancia de diálogos con referencias al cine de terror. El mítico artista de make up & FX Tom Savini, mentado varias veces, hace acto de presencia con un cameo entrañable.
La primera temporada de 'Locke & Key' está disponible en Netflix.
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