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Aunque la acción cambia de escenario, de Oriente Medio a Venezuela, el desarrollo de la segunda temporada difiere poco de la primera, en cuanto a estructura (planteamiento de la introdución, nudo y desenlace) y la solvencia de su reparto protagonista. Obviamente, con las salvedades de ... abandonar un conflicto yihadista y acercarse a las revueltas contra un gobierno autoritario. Este más de lo mismo no es malo, se trata de ahondar en la fórmula que había funcionado durante su estreno. Esto es, una serie de espionaje sin circunloquios y sin una profunda carga política. Incluso aunque Venezuela se pudiera prestar a ello, pasa muy de puntillas y con la suficiente equidistancia, aunque juegue en la delgada línea, respecto al mundo real.
'Jack Ryan' ya ha vivido varias vidas, en los libros y en la gran pantalla, y parece que esta nueva oportunidad por capítulos le está sentando bastante bien. Es poco probable que quien se siente delante del televisor piense que va a ver una de esas ficciones que ocuparán los ranking de 'mejor del año', pero también puede estar seguro de que no tendrá la sensación de haber perdido el tiempo. Entretiene, y mucho. Y con la alocada proliferación de ficciones en los tiempos que corren -muchas muy malas, bastantes pésimas y unas pocas muy buenas- esto no es decir poco.
La segunda temporada pone en el ojo del huracán al presidente Nicolás Reyes (el español Jordi Mollá) y su gobierno de ordeno y mando. En paralelo, y ahí entra en juego el operativo de la CIA, las operaciones ilegales de extracción de un mineral llamado tantalio, en las que estaría inmerso. Pero aún hay más, ahí están la líder de la oposición Gloria Bonalde (Cristina Umaña), que reclama democracia y cuyos apoyos van en aumento entre la población, un romance, y persecuciones entre 'los buenos' y asesinos a sueldo por todo el planeta. Lo que viene siendo una serie de espías (comercial) de libro. Con todos los ingredientes para atraparte y, aún sin entender parte del vocabulario técnico que utilizan, seguirlo con entusiasmo. ¡Qué más dan esas minucias! ¿Y como metemos a Jack Ryan (John Krasinski) en todo esto? En el primer episodio dejan resuelto ese cabo suelto: el asesinato de su gran amigo (y valedor).el senador Jimmy Moreno (Benito Martínez), durante una visita al país. Jack Ryan enfurece y ya le tenemos metido de lleno en el ajo.
Si algo consiguen los nuevos ocho capítulos de 'Jack Ryan' es que nos olvidemos por fin de Jim Halpert (¿queríamos?), el personaje de John Krasinski en 'The Office'. Confirma su alto listón interpretativo consiguiendo que, a pesar de su cara de niño bueno, le veamos como un carismático agente-analista financiero. Lo mismo quienes le acompañan y repiten: James Greer (Wendell Price), su yin y yan, y el fichaje de la temporada, Michael Kelly, jefe de la CIA en Caracas. El personaje no tienen tantos matices como su papel en 'House of Cards' pero se agradece su presencia.
'Peros' también los hay. Comparativamente con la primera tanda de episodios, el foco es más difuso y han querido dar entrada a subtramas que no terminan de arrancar y se pierden en la nebulosa. El ritmo también es más lento y tarda en centrar. Con todo el ADN de la serie se mantiene intacto a pesar de que el ritmo sea más irregular que el de su predecesora. Y, a quien haya llegado hasta aquí, habrá una tercera. Y para entonces veremos que Carlton Cuse cederá el testigo como 'showrunner' a Paul Scheuring. Y en el curriculum de este figura 'Prison Break'. Aguardemos.
La segunda temporada completa de Jack Ryan está disponible en Amazon Prime Video desde el 31 de octubre de 2019.
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