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James Arness en 'El enigma de otro mundo' (1951).
'El enigma de otro mundo'

'El enigma de otro mundo'

Joyas impopulares ·

La solidez de los personajes, la ambientación y la peculiar extrañeza de los hechos entrelazados con los que Howard Haws dirige esta cinta la convierten en una obra de culto, exponente de la década de los años 50

Guillermo Balbona

Santander

Jueves, 17 de mayo 2018

Vigilad los cielos! Esa era la consigna de un tiempo de miedos interiorizados y propaganda. En realidad no era la amenaza extraterreste –los ovnis empezaba a dar que hablar– sino que la intrahistoria del temor residía en el miedo al otro, en la atmósfera de la guerra fría, en el vértigo de una invasión y, siempre detrás, el comunismo como el rostro del mal.

Así que si un visitante hostil de otro planeta era detectado por un radar situado en el Artico había que movilizarse por si se trataba de una lectura lineal y no se estaba preparado para ello, o todo respondía a una metáfora. La película que reflejó mejor esa colisión con un enemigo, quizás invisible, y al que no era difícil ponerle nombre, fue 'El enigma de otro mundo'.

Un más que digno remake de los ochenta, dirigido por John Carpenter, y su título original han identificado la huella del filme con 'La cosa'.

Uno de los carteles promocionales de 'El enigma de otro mundo' (1951).

Una obra de culto, exponente de esa década de los cincuenta, en la que lo desconocido, lo ignoto y el suspense crean un sutil estado de extrañeza. A medio camino entre la ciencia-ficción, el thriller político y el filme de suspense, Christian Nyby adaptó una narración de John Wood Campbell, fundador de la revista 'Astouding Science Fiction', que se convertiría en un clásico de la serie B entre arquetipos y un sentido narrativo potente y muy pragmático.

Otro aspecto singular radicó en que el productor era el propio cineasta Howard Hawks, quien al parecer no se limitó a esa función, sino que planificó y supervisó todo el rodaje. Quizás por ello, la austeridad, la limitación de medios quedó oculta por una capa de talento, brillantez y lucidez.

Como referente del fantástico, la cinta posee una extraña fuerza, probablemente fundamentada en ese tono fundacional surgido de la conciencia de estar tocando un material inquietante que permitía retratar las relaciones humanas desde el temor, la protección o la afinidad y complicidad.

'El enigma de otro mundo', criticada por el autor del relato original, dado el distanciamiento argumental, logró sin embargo asentar un territorio hasta ese momento virgen en el que la mezcla de géneros, la subordinación de la criatura extraterrestre o el debate sobre cómo reaccionar ante el extraño proporcionaba una identidad especial al filme frente a la sucesión de títulos más sofisticados que se estrenaron a lo largo de la esa década: 'Ultimátum a la Tierra' (The Day the Earth Stood Still, 1951), 'La Guerra de los Mundos' (War of the Worlds, 1952), o 'La Tierra contra los Platillos Volantes' (Earth versus the Flying Saucers, 1956).

James Arness, Robert Cornthwaite, Kenneth Tobey, Douglas Spencer y James Young en diversas escenas de 'El enigma de otro mundo' (1951).
Imagen principal - James Arness, Robert Cornthwaite, Kenneth Tobey, Douglas Spencer y James Young en diversas escenas de 'El enigma de otro mundo' (1951).
Imagen secundaria 1 - James Arness, Robert Cornthwaite, Kenneth Tobey, Douglas Spencer y James Young en diversas escenas de 'El enigma de otro mundo' (1951).
Imagen secundaria 2 - James Arness, Robert Cornthwaite, Kenneth Tobey, Douglas Spencer y James Young en diversas escenas de 'El enigma de otro mundo' (1951).

La solidez de los personajes, la ambientación, la peculiar extrañeza de los hechos entrelazados, siempre subliminales o en sombra, hasta mostrar de manera explícita al monstruo, convirtieron a esta obra en un terreno abonado al culto y, sin embargo, rechazada por muchos por la iregularidad de los diálogos, bastante lamentables o irrisorios en algunos casos. No es difícil ver la huella pionera del filme que nos ocupa en títulos como 'Alien' de Rildley Scott. En los 80, John Carpenter dirigiría 'La cosa.

'El enigma de otro mundo' (The Thing, 1982), una de esas escasas pruebas de que puede haber más vida en un remake que en el original. Christian Nyby, que fuera de esta incursión singular en la ciencia fición, se dedicó a realizar series como 'Kojak', 'Bonanza' y 'Perry Mason' entre otras, sentó las bases de un cierto terror metafísico pese a las lecturas metafóricas inevitables de la Guerra Fría.

La lucha dialéctica entre científicos y militares, aderezada por un periodista (una figura nacida claramente de la mano del director de 'Luna nueva') envuelven una historia marcada por la claustrofobia y la paranoia. Y se sabe que la gente de Hawks se movía en una sociedad cerrada en sí misma en la cual los esquemas de conducta eran la habilidad personal, la lealtad al grupo y el autorrespeto.

'El enigma de otro mundo' presenta a una comunidad que va extinguiéndose debido a la infiltración de lo ajeno (plasmado en un ente alienígena en esa base del polo Sur ) Al margen del atractivo estético de cierto toque romántico, a modo de un cuento de Poe, lo trascendente y visionario radica en el planteamiento de esa colisión entre intolerancia y mirada abierta ante otras culturas y mundos, frente a un grito militarista dominante en la época.

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