La conferencia de prensa en Versalles era para dar cuenta de la cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno europeos para gestionar la guerra en Ucrania, pero Pedro Sánchez ha querido extenderse en su respuesta a las preguntas domésticas de los informadores sobre ... el pacto del PP con Vox para coaligarse en Castilla y León. En coherencia con su aviso de que no va a ponerle «paños calientes» a lo que significa el bautismo de la ultraderecha en un gobierno, el presidente ha trazado una nítida línea divisoria entre el antes y el después de la entente entre las dos familias de la derecha española y ha cargado sobre los hombros de Alberto Núñez Feijóo el peso de la decisión frente a los intentos del barón gallego por acotar la responsabilidad a sus compañeros castellanoleoneses. El inédito pacto no solo coloca a la democracia española, ha advertido, ante una «situación muy grave», sino que la envía a un escenario «crítico» del que responsabilizó a Feijóo.
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La rotundidad de Sánchez evidencia una triple intención: por una parte, subrayar que los presupuestos de la alianza entre el PP y Vox distan de ser inocuos aunque se circunscriban por ahora a una autonomía; por otra, colocar ante los populares frente al espejo de la reprobación que han recibido de sus socios conservadores en Europa -el líder socialistas ha citado hasta en dos ocasiones la referencia de una agencia internacional a que la extrema derecha no adquiría este papel en España desde la dictadura franquista-; y, por último, cuestionar que la moderación de Feijóo sea tal a la luz de la línea roja cruzada, ha venido a decir, en Castilla y León. El presidente ha confirmado que hablará con Feijóo «cuando sea nombrado», lo que significa que aún no le considera formalmente su interlocutor al frente de la dirección del PP. Pero sí le ha atribuido el haber decidido coaligarse con la ultraderecha.
PP y PSOE pactan en Castilla y León
ANTONIO G. ENCINAS María Eugenia Alonso
Miguel Ángel Alfonso
Sánchez se ha afanado en dar la vuelta al argumento del futuro líder de los populares de que es culpa del PSOE que Alfonso Fernández Mañueco haya tenido que entenderse con los de Santiago Abascal. Había «alternativa», ha incidido el jefe del Gobierno: la abstención de los socialistas para facilitar la investidura de Mañueco por la vía de tender «un cordón democrático» en torno a Vox. Pero cuando el Pp de Feijóo ha tenido que optar, lo ha hecho por «abrazar» a la extrema derecha en una dirección contraria a lo que han hecho sus pares alemanes -los ha citado a modo de ejemplo- renunciando al poder en Turingia por no atarse «a la derecha fascista».
El dirigente socialista ha desmenuzado los cuatro aspectos que le parecen singularmente inquietantes de la sintonía entre el PP y Vox a la luz de su programa de gobierno en Castilla y León: «debilitar la paz social» cuestionando la valía del diálogo entre sindicatos y empresarios; «banalizar» el maltrato a las mujeres cerrando una alianza la semana del 8-M que se refiere a esa violencia como «intrafamiliar» y no de género; el «señalamiento de los inmigrantes», cuando la sociedad española «se solidariza» con los refugiados de Ucrania; y la pretensión de la ultraderecha de revocar el decreto de memoria histórica castellanoleonés, con el que «el centro derecha» hurta un «gesto de humanidad» a los seres queridos de quienes permanecen desaparecidos en las cunetas desde la Guerra Civil.
Al margen del contexto político español, condicionado en cualquier caso por la contienda en Ucrania, Sánchez ha anunciado que la próxima semana emprenderá una gira por distintos países europeos en busca de un gran acuerdo comunitario que tope, como pretende españa, el precio desbocado de la electricidad por la vía de «desacoplarlo» del gas. El presidente, en línea con lo ya expresado por las vicepresidentas Calviño y Ribera, se ha congratulado de que la UE avance conjuntamente para que industrias, empresas y ciudadanos« dejen de ser »rehenes del chantaje (energético) de Putin«, pero no ha despejado si el Gobierno actuará por su cuenta si continúa sin arrancar un compromiso común a sus socios europeos que aminore el coste de la luz y, con él, una inflación desmedida. Una escalada »absolutamente irracional«, ha definido Sánchez, que atestigua a su juicio que la actual articulación de precios »no está respondiendo de manera efectiva al estrés« provocado por el encarecimiento de la energía proveniente de Rusia.
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Junto a ello, Sánchez ha subrayado que el compromiso del Gobierno es responder a «los planes de respuesta graduada» de la OTAN ante «la injusta e ilegal» invasión por las tropas de Putin de Ucrania, así como progresar hacia la dotación a gastos de Defensa del 2% del PIB español asumiendo lo dictaminado por Europa. Un porcentaje que, en todo caso, en poco más del 1,2% en 2024.
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