Pedro Sánchez y María Jesús Montero, en un momento del pleno celebrado este miércoles en el Senado. Efe

El PSOE sale con el susto en el cuerpo y pide a Moncloa otra forma de negociar

«Las legislaturas multipartidistas tienen estos azares», replica Sánchez tras una jornada agónica para su partido

Miércoles, 10 de enero 2024, 22:02

Pedro Sánchez apareció este miércoles en el Senado a las siete menos veinte de la tarde, cuando hacía varios minutos que la presidenta del Congreso, Francina Armengol, había despejado la gran incógnita de la jornada. El Gobierno respiraba ya tranquilo tras haber salvado, con nuevas ... cesiones a Junts y tras una negociación agónica, dos de los tres primeros reales decretos leyes de la legislatura. Aún faltaba por repetir la votación del texto anticrisis para deshacer el empate provocado por un error del diputado de Sumar Gerardo Pisarelo, pero no había duda del resultado. El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, exhibían, como bien explicitó el primero, «una sonrisa de oreja a oreja». Aunque lo cierto es que el PSOE sudó sangre y el sufrimiento ha pasado factura.

Publicidad

Por primera vez en mucho tiempo no resulta difícil encontrar en el partido quien deslice una advertencia dirigida a la Moncloa. «Esto no se puede repetir». Entre los socialistas cunde el malestar por una manera de negociar de la que, en realidad, llevan mucho tiempo quejándose sus socios. La estrategia de hacer reales decretos leyes «macedonia» escasamente negociados, con cuestiones que no siempre encajan en la exigencia de «urgente necesidad» y en los que asuntos que no concitan consenso se entremezclan con otros –por ejemplo, la subida de las pensiones– a los que a cualquier grupo le resulta difícil oponerse funcionó bien la legislatura pasada pese a las protestas constantes de los aliados. Pero este miércoles estuvo a punto de fracasar. «Tenemos que asumir que el escenario ha cambiado», advierten en la propia ejecutiva del PSOE.

Incertidumbre

El momento exacto en el que Junts trasladó a Bolaños y Montero que había optado por una abstención -en realidad lo que hizo fue no votar-, que facilitó la convalidación de los decretos, salvo el de la reforma del subsidio de desempleo tumbado por Podemos, es incierto. Pero poco después de darse por cerrada, a las tres y media de la tarde, la votación telemática, los principales negociadores del Gobierno abandonaban el pleno con gesto serio, y desde la secretaría de Estado de Relaciones con las Cortes decían desconocer la posición de los posconvergentes.

Hasta minutos antes de que Armengol leyera -ya cerca de las seis de la tarde- el resultado , el pesimismo cundía en el grupo parlamentario socialista. La intervención de la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, tras varios días amenazando con un voto en contra, había sonado muy poco halagüeña.

Fuentes de la formación catalana explican que fue con posterioridad cuando pasaron a la abstención. Pero solo a media tarde y conocida la votación, el partido de Puigdemont explicó el porqué de su cambio de postura. De nuevo, los socialistas habían aceptado unas exigencias que solo horas antes tachaban de inviables, como la supresión del artículo 43 bis de la ley de Enjuiciamiento Civil –que, a su juicio, «ponía en peligro la amnistía» y, según el Gobierno, venía obligada por la UE– sobre los efectos suspensivos de una consulta judicial ante Europa.

Publicidad

Ni confirmación ni detalles

Ni esa contrapartida, arrancada baja presión máxima, ni otras igualmente polémicas como el traspaso de las competencias sobre inmigración -se desconoce públicamente en qué terminos y qué implicará en la práctica- o la reforma de la ley de sociedades de capital que Junts exigía para sancionar a las empresas que se fueron de Cataluña en 2017 y opten por no regresar ahora y al tiempo incentivar fiscalmente a las que vuelvan, fueron confirmadas oficialmente por el PSOE. Tampoco que el aceite pase a ser alimento esencial con un 0% de IVA, en la línea con una de las medidas que también planteaba el PP.

Sánchez se limitó, finalizado el pleno, a hacer una referencia sucinta pero nada explícita a la dura negociación, así como a volver a cargar contra el PP -como desde el comienzo de la legislatura- por sus votos en contra. «Las legislaturas multipartidistas tienen estos azares», resumió casi como contestación a los suyos. «Bien está –alegó– lo que bien acaba».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad