Secciones
Servicios
Destacamos
El duro informe de la UCO que ha situado al exsecretario de Organización del PSOE y exministro de Transportes, José Luis Ábalos, al borde de la imputación supone un golpe para el partido del Gobierno pese a que son muchos quienes daban por descontado ... que el juez acabaría dando ese paso. «Era cuestión de tiempo», apunta un miembro de la dirección federal. En Ferraz admiten que las cosas «no pintan bien» para él, pero también subrayan que nada de lo que contiene la investigación de la Guardia Civil permite deducir que ningún otro miembro del Ejecutivo o de la formación estuviera implicado o al tanto de las supuestas actividades ilícitas del hoy diputado raso en el Grupo Mixto.
«No hay nada en el informe que no tenga una explicación más que lógica», sostienen en alusión a las menciones al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que, según se recoge, Ábalos informó del controvertido viaje de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, a España en enero de 2020; a las conversaciones entre el asesor del exministro Koldo Garcia con la entonces presidenta de Baleares y hoy presidenta del Congreso, Francina Armengol; a que el conseguidor de la presunta trama corrupta, el empresario Víctor De Aldama, dijera que Víctor Angel Torres, ahora ministro de Política Territorial y en esa época presidente de Canarias, le debía «una grandísima» o que intercediera a favor del rescate de Air Europa.
Fuentes gubernamentales aseguran tener «cero preocupación» de que Sánchez se vea salpicado. «Otra cosa es que el PP quiera hacer todo el ruido del mundo y alguien se quiera creer que el presidente del Gobierno hablaba con Koldo, cosa que parece de ciencia ficción. Pero realmente –insisten en Ferraz– el que sale mal es Ábalos». Siendo así, defienden que el daño está relativamente balizado e incluso, apuntan algunos, «amortizado».
El hecho de que el pasado febrero, poco después de que estallara el escándalo de las mascarillas, la dirección del partido le exigiera que entregara su acta de diputado –el único cargo institucional que ya ejercía tras haber sido cesado como ministro y responsable de Organización de manera fulminante y sin explicación en julio de 2021– y la decisión de abrirle después un expediente de expulsión (aún no resuelto) actúan, creen en la ejecutiva socialista, como una suerte de blindaje. También la expeditiva actuación del ministro Óscar Puente con las destituciones y la auditoria realizada en su departamento para enfado monumental de Ábalos, que se vengó rompiendo por primera vez la disciplina de voto en el Congreso hace unas semanas.
Pero eso no quita para que algunos miembros del Ejecutivo y el partido reconozcan su conmoción y su preocupación. No, aseguran, porque ahora Ábalos pueda tirar de una manta que, dicen, no existe; y tampoco porque teman que se revuelva contra el partido, aunque ya en sus primeras entrevistas hizo declaraciones que dejaban en una posición incómoda a su sucesor en el PSOE, Santos Cerdán. Pero sí porque Ábalos no era un dirigente cualquiera, sino uno que ocupó cargos muy relevantes. «Bastante es ya el daño que le hace al partido que alguien como él haya cometido ilegalidad, aunque haya que ser cautos porque a la UCO –matizan– le encanta novelar».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.