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España pone hoy el broche a su quinta presidencia del Consejo de la Unión Europea. Un semestre atípico en el que el Gobierno de Pedro Sáncez ha permanecido cuatro meses en funciones y en el que no sólo ha tenido que lidiar con una extrema ... derecha al alza en la negociación de acuerdos clave para el futuro de los 27 en materia migratoria, la ampliación de la Unión o el marco presupuestario; dos conflictos de proximidad en Ucrania y Palestina y la persistente inflación, sino también con el ruido político interno trasladado a las instituciones europeas en temas como la amnistía o la renovación del Poder Judicial.
El adelanto de las elecciones generales a 33 días del inicio del mandato por la debacle socialista en las autonómicas y municipales de mayo y las consecuencias de la endiablada aritmética que arrojaron las urnas el 23-J han opacado un prolijo semestre con más de 50 expedientes legislativos cerrados -una cifra superior a la media de presidencias europeas previas- a las puertas de una presidencia belga a medio gas por las elecciones europeas del próximo mes de junio.
Si las cumbres de Granada, aún sin tener la investidura amarrada, sirvieron a Sánchez de impulso para redibuja la hoja de ruta de la presidencia, Estrasburgo y Bruselas se convirtieron en campo de batalla para la refriega entre el Ejecutivo y oposición españoles. El debate sobre la amnistía en el Europarlamennto primero y el choque con el líder el PPE, Manfred Weber, después, así como las presiones desde Bruselas del comisario de Justicia Didier Reynders apremiando a renovar el CGPJ han contribuido a ensombrecer los éxitos de la presidencia española.
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Seis meses en los que el principal hito no ha sido la cantidad de acuerdos sino la dimensión de los mismos: un histórico pacto migratorio atascado, un acuerdo político sobre reglas fiscales que deja atrás la austeridad, la reforma del mercado eléctrico, una regulación pionera sobre inteligencia artificial y el acuerdo de todos los países salvo Hungría para abrir las negociaciones de adhesión al bloque para Ucrania y Moldavia.
Precisamente, la presidencia rotatoria del Consejo comenzó el 1 de julio con el viaje relámpago de Sánchez a Kiev para entrevistarse con Volodimir Zelenski. Toda una declaración de intenciones sobre la apuesta de su agenda para el mandato, pergeñada mucho antes del volantazo que adelantó las generales previstas para diciembre, y que ha tenido como guía avanzar hacia una mayor integración frente a los euroescépticos. No en vano, la palabra «unidad» fue la más pronunciada por el jefe del Ejectutivo español en sus intervenciones.
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