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S. Rodríguez
Domingo, 29 de octubre 2023, 00:04
A las seis menos cinco de la madrugada del 31 de octubre de 2005, cuatro horas después de haberse convertido en padre primerizo, don Felipe compareció ante la prensa que hacía guardia en la clínica Ruber Internacional de Madrid. Ya se sabía que la primogénita de los entonces príncipes de Asturias era una niña llamada Leonor. Zarzuela se había encargado poco antes de hacer el anuncio vía comunicado. ¿Ha nacido una reina?, se le preguntó al hoy Rey de España en la improvisada carpa que se levantó como sala de prensa. «No, por el momento ha nacido una Infanta», respondió. «Pero la lógica de los tiempos indica que si se produce la reforma que está prevista, que propone el Gobierno y que deberán valorar y decidir las Cortes Generales y que deberá transmitir el sentir general de los españoles, pues así será», dijo convencido aquel 2005.
Leonor alcanza la mayoría de edad este próximo martes. Ese día jurará la Constitución, una Carta Magna que aún hoy prima a los varones en la línea sucesoria al trono y que no le aseguró ser la heredera en el momento de su nacimiento. Quiso el destino que el segundo hijo de don Felipe y doña Letizia también fuera niña –se anunció el sexo del bebé antes del nacimiento– y que las urgencias que entonces había por modificar el artículo 57, relativo a la Corona, dejaran de ser tales. La reforma aún sigue guardada en un cajón. Ya no hay prisa.
«Será una ceremonia ante unas Cortes diferentes a las del año 1986 –cuando don Felipe formuló su juramento–, pero que demuestran que la Constitución y la monarquía son capaces de integrar todas las distintas visiones que conviven en nuestro país», opina Félix Bolaños, ministro de Presidencia de un Gobierno en funciones desde hace más de tres meses, cuando se celebraron las elecciones generales. «Será una ceremonia de enorme trascendencia histórica, jurídica y simbólica», avanza.
Los tiempos han cambiado, la España de 2023 en poco se parece a la de hace cuatro décadas, pero Zarzuela, junto al Ejecutivo y los presidentes del Congreso y el Senado –que le impondrán las medallas de ambas cámaras–, han diseñado un acto muy similar, por no decir idéntico, al que protagonizó en su día Felipe VI. Hasta ahora los pasos dados por Leonor en su camino hacia el trono han sido un calco de los de su padre. Empleará la princesa de Asturias, de hecho, la misma fórmula con la que el Rey juró cumplir y hacer cumplir la Carta Magna:«Juro desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas y mantener fidelidad al Rey».
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A la sesión conjunta de diputados y senadores, con las ausencias ya anunciadas de los parlamentarios de ERC, Junts, EH Bildu, PNV y BNG –Sumar estará representado por sus cargos institucionales– y de los ministros Ione Belarra, Irene Montero y Alberto Garzón, le seguirá un desfile militar a las puertas del Congreso, a donde la Familia Real llegará escoltada por el Escuadrón de la Guardia Real. Y de ahí, al Palacio Real, donde Leonor recibirá el Collar de la Orden de Carlos III –máxima distinción civil– en presencia de los poderes del Estado, que participarán en un almuerzo con una representación de las más altas autoridades del país. En el acto tomarán la palabra tanto la heredera como Pedro Sánchez. Se cerrará la jornada con una fiesta privada en el Palacio del Pardo, a la que están invitados los familiares directos de los Reyes.
«La princesa de Asturias es una referencia generacional de lo constructivo de nuestra sociedad. Su saber estar en el mundo actual, su equilibrio, su tesón inspiran y hacen creer firmemente en la continuidad de la libertad y la democracia en nuestra nación, gracias a la monarquía parlamentaria, de la que un día está llamada a ser su cabeza», asegura Daniel Berzosa, abogado y doctor europeo de la Universidad de Bolonia, para quien Leonor «transmite esperanza, confianza e ilusión».
«Sabe sonreír a todos, acompañar a todos, escuchar a todos, ser disciplinada y puntual, dejarse asesorar con humildad, ser flexible y comprensiva, y respetuosa con todas las sensibilidades», destaca de la princesa Leonor Amadeo-Martín Rey y Cabieses. Doctor en Historia, académico de Número de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía y académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia, ve en «la 'educazione al ruolo' una de las ventajas del principio hereditario de las monarquías, puesto que desde la infancia se adquieren las habilidades necesarias para ese papel. Implica exigencias y renuncias, pero también un amplio abanico de conocimientos».
Leonor supo desde bien pequeña el papel institucional que juega en la Historia. Lo interiorizó por medio de los cuentos que le contaba su madre cuando era niña. Los reyes Felipe y Letizia –entonces príncipes de Asturias– eligieron para ella y su hermana la infanta Sofía una infancia lo más alejada posible del foco mediático. Hasta el 19 de junio de 2014, fecha en la que se convirtió en princesa de Asturias y heredera al trono con la abdicación de don Juan Carlos y la proclamación de Felipe VI como Rey de España, a Leonor sólo se le había fotografiado en sus primeros días de clase, en los posados de la Familia Real en Marivent y en alguna salida al circo o el teatro por Navidad.
Pese a su nuevo estatus, no fue hasta septiembre de 2018, a punto de cumplir los 13 años, cuando su nombre apareció por primera vez en la agenda de la Casa Real, con motivo de la visita que hicieron los Reyes y sus hijas al Real Sitio de Covadonga, el mismo lugar en el que don Felipe, con 9 años, recibió los atributos de Príncipe de Asturias. Aunque bien es cierto que no supuso su primer acto oficial, porque con anterioridad había acudido ya como heredera a desfiles del 12 de Octubre y a la apertura de la duodécima legislatura. Al año siguiente, en 2019, pronunció su primer discurso en Oviedo.
«La jura de la Constitución supone la culminación del proceso de poner a la princesa de Asturias en primer plano. Un proceso paulatino que se ha hecho muy bien, primero intentando preservarla tanto a ella como a su hermana, pese a algunas quejas de la prensa, y luego colocándola poco a poco en los focos. Y la culminación se ha producido este mes de octubre, con la jura de bandera, los Premios Princesa de Asturias y ahora este momento que es fundamental para la monarquía y para nuestro Estado», expone Jordi Canal, doctor en Historia y profesor en la École des Hautes Études en Ciencias Sociales de París.
Una imagen que quedará para la posteridad fue su participación este pasado 12 de octubre en el desfile y posterior recepción en el Palacio Real con motivo del Día de la Hispanidad vestida de militar. También su sonrojo al encontrarse por sorpresa con algunos compañeros cadetes en el besamanos, que llenó las redes sociales de mensajes afables hacia la princesa de Asturias. Desde que inició su formación en la Academia Militar de Zaragoza, de hecho, Zarzuela ha distribuido más imágenes de la princesa Leonor que en los 17 años anteriores. De su estancia en Gales, donde cursó bachillerato en el UWC Atlantic College, por ejemplo, sólo se difundieron dos. Hay quien opina que la Casa Real se ha valido del Ejército, una de las instituciones mejor valoradas según el CIS, para proyectar la imagen de la heredera de la Corona. El Centro de Investigaciones Sociológicas no pregunta sobre la monarquía desde abril de 2015.
Pero la realidad es que la formación militar de Leonor estaba fijada en su hoja de ruta casi desde la cuna. Dicen de ella que es tranquila, prudente y paciente. Buena estudiante y lectora empedernida, reconoce que le atraen más las materias de Ciencias que de Humanidades y tiene facilidad para el aprendizaje de idiomas. Se desenvuelve con naturalidad en las lenguas oficiales del Estado, también en inglés, y tiene un conocimiento alto del árabe y nociones de chino.
«Siempre se ha dicho de Felipe VI que era el rey mejor formado que hemos tenido en la historia de España. Y Leonor mantiene esa línea», opina Jordi Canal, para quien la princesa de Asturias encarna el proceso de renovación de la monarquía que se inició en junio de 2014: «Zarzuela ha sabido adaptarse a las demandas de este nuevo siglo».
«Sé que siempre tendrás presente que tu responsabilidad, en cualquier circunstancia y en todo momento, es servir a España con toda energía, con verdadera pasión», le dijo el Rey a su hija en la jura de bandera a principios de este mes en Zaragoza. «Soy consciente de mi deber y de lo que implican mis responsabilidades», respondió Leonor en la ceremonia de los Premios Princesa de Asturias, en un discurso ya más maduro en el que se colaron términos como «exigencia» y «renuncia».
Carmen Remírez de Ganuza considera que la heredera «reproduce a la perfección el esquema de la actual Corona: no arriesga demasiado, pero cumple escrupulosamente con lo que se espera de ella. Junto a sus padres y su hermana forman una familia muy bien avenida. Transmiten esos afectos y hoy en día eso es tan importante como el papel institucional». La periodista experta en casas reales, autora de 'Leonor: el futuro condicionado de la monarquía', cree que la princesa de Asturias «lo tiene todo a favor: es mujer, es atractiva y da una imagen de prudencia, disciplina, tiene vocación de servicio y es inteligente».
Para Remírez de Ganuza fue una «agradable sorpresa» comprobar la buena acogida que tuvo la irrupción repentina de la heredera, hasta ahora en un discretísimo segundo plano. «Tras tantos años de ostracismo creí que iba a tener una acogida más fría. Pero los comentarios han sido muy favorables». Ahora, recalca, «necesita ir soltándose un poco e ir venciendo esa mezcla de timidez y prudencia. Y empatizar con la gente. Hasta ahora Zarzuela ha preservado el papel institucional de la Corona, que estaba muy dañado, y no ha abonado la empatía en la calle». De ahí que la entrada en escena de Leonor suponga hoy el principal activo de «una monarquía renovada para un tiempo nuevo», como recalcó Felipe VI cuando accedió al trono.
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