Hay cosas que enganchan. Las pruebas una vez y ya no quieres apartarlas de tu vida. Puede tratarse de una comida, una bebida, una persona, un lugar... o unas celebraciones como las de San Mateo. La Fiesta de la Vendimia de la capital riojana ... puede tener perfectamente ese efecto atrayente y, si no, que se lo pregunten a un grupo de barceloneses que se acercaron a ella de casualidad y ahora forma parte de su rutina cada mes de septiembre. «Vinimos para el cumpleaños de un amigo hace siete u ocho años sin saber lo que nos íbamos a encontrar y, nos gustó tanto, que desde entonces repetimos todos los años», explican Miquel y compañía.
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La Laurel es una de sus visitas obligadas. Vuelven cada vez que pisan Logroño y su cara, de hecho, ya resulta familiar para algunos responsables de los bares que dibujan la famosa calle de pinchos. «El del Tío Agus ya nos conoce», afirman con satisfacción después de destaparse como seguidores de la filosofía gastronómica riojana. «El tapeo nos encanta, se lleva también en nuestra tierra, pero no tanto», exponen.
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Iñaki García
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Preguntados por sus bocados favoritos, varios les vienen a la mente, pero uno destaca entre todos. «El cojonudo», dicen unos cuantos al unísono. «Hacen honor a su nombre y están cojonudos», exclama uno de ellos. También los 'champis' están entre los preferidos de este grupo de ocho catalanes que reserva septiembre para acercarse a Logroño. «Siempre somos más o menos los mismos, aunque hay años en los que algunos no vienen o contamos con algún fichaje nuevo, como en los equipos de fútbol», exponen.
La comida riojana les atrae, está claro, pero San Mateo tiene más ingredientes para hacer que estos catalanes se engancharan a las fiestas. «Lo mejor de aquí es la gente, hay un ambiente muy sano», se congratulan. «Sabes que todo el mundo está aquí para lo mismo que tú, para pasárselo bien, así que charlas, bailas, ríes y haces lo que te apetece sin que nadie te moleste y sin que tú molestes a nadie», reflexionan estos jóvenes que creen, eso sí, que este año han visto menos gente por la ciudad que en ocasiones anteriores. «Quizás haya sido por la lluvia o igual ha influido el cambio del día del chupinazo», opinan.
Con más gente o menos, el plan de estos barceloneses no varía. «Bebemos mucha agua y, entre un botellín y otro, una cerveza», bromean antes de confirmar que, si todo va bien, continuarán con la tradición de venir a Logroño en los sanmateos de 2025.
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