
V Centenario de las Flores de Lis
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V Centenario de las Flores de Lis
Logroño muestra su huella imperialCinco enclaves, cinco. Cinco localizaciones (más que reales, imperiales) en las que Logroño ya muestra la huella dejada por Carlos V en sus tres visitas a la hoy capital de La Rioja en 1520, 1523 y 1542. De la celebración este año del V Centenario de las Flores de Lis, a punto de terminar, quedará testimonio en forma de placas, señales en las que se dará cuenta del paso de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico: cinco hitos con constancia documental que han sido marcados tanto para logroñeses como para turistas en otros tanto lugares del Casco Antiguo.
El Ayuntamiento, según lo ya adelantado por Diario LA RIOJA, ha colocado placas y postes –para algunas de ellas se han utilizado los ya existentes al tratarse de monumentos– contextualizando la presencia de tan ilustre personaje hace ahora 500 años. «Aquí se ubicaba la Puerta Vieja (luego conocida como de San Blas), por donde accedería Carlos V a la ciudad procedente de Burgos el 20 de septiembre de 1523», puede leerse en la hoy confluencia de Capitán Gallarza con Bretón de los Herreros en español, inglés y francés desde hace algunas semanas.
«En esta Iglesia Imperial de Santa María de Palacio, Carlos V juró el fuero y privilegios de la ciudad el día 13 de febrero de 1520», reza el añadido al panel informativo ya presente en el templo en cuestión. Y así sucede también en la iglesia de Santiago –donde el quinto de los Carlos celebró la festividad religiosa del Corpus Christi el 8 de junio de 1542–; en la confluencia de la hoy Rodríguez Paterna con avenida de Viana –donde se hallaba la puerta de San Francisco, por la que hizo su entrada el 13 de febrero de 1520–; y en la hoy puerta del Revellín –entonces del Camino–, por donde Carlos V y su hijo Felipe hicieron entrada a la ciudad el 7 de junio de 1542–.
«Para dar mayor difusión a la historia se nos ocurrió hacer una serie de señales que recordaran las visitas de Carlos V a Logroño», explicaba el pasado octubre a este periódico el concejal de Arquitectura y Patrimonio Histórico, Íñigo López-Araquistáin. «Por ello, consultamos el archivo municipal para asegurarnos de los enclaves que verdaderamente estuviesen documentados», añadía aclarando ahora que si bien puede haber otros «ni mucho menos hemos tratado de hacer historia-ficción».
Del proceso surgieron los cinco puntos ya marcados –dos de los cuales al ser puertas desaparecidas poco tienen que ver con su imagen cinco siglos después–, y unas placas con leyenda alusiva a cada emplazamiento rematadas, como no podía ser de otra manera, con las flores de lis. Cinco fechas de tres visitas: dos para la de 1520, una para la de 1523 y dos más para la de 1542. Logroño apura así la efeméride de un importante capítulo de su historia, la visita que el emperador Carlos V giró a la ciudad en 1523 para, entre otro asuntos, ratificar una serie de privilegios con los que recompensó a los logroñeses por su victoria frente a las tropas de Asparrot –con las tres flores de lis francesas desde entonces en nuestro escudo–.
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Carlos G. Fernández y Leticia Aróstegui
Javier Campos | Logroño y David Fernández Lucas | Logroño
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