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Conmoción, llanto, tristeza, terror... Pero también esperanza y ganas de vivir. Todas las del mundo. Un futuro de ilusión que este martes, 4 de febrero, volverá a teñir de verde las calles de Logroño y del resto de La Rioja con motivo de la celebración ... del Día Mundial contra el Cáncer, una conmemoración que este año llega bajo el lema de 'Todos contra el Cáncer' y cuyo acto central en la capital volverá a desarrollarse, a mediodía, en la plaza del Ayuntamiento, convocado por la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) de La Rioja, en una jornada en la que la entidad desplegará mesas informativas en favor de la prevención, el diagnóstico precoz y la investigación. Más de 400 comercios y las farmacias de la región se han adherido a la campaña, como siempre en verde esperanza.
El mismo color que ha tiznado la vida de Soledad Pastor y Tino González, usuarios de la AECC en la comunidad, en su lucha contra una enfermedad que ha redoblado sus ganas de vivir, según han confesado con sus testimonios a Diario LA RIOJA.
A Soledad, de 59 años, le diagnosticaron cáncer de pulmón hace más de dos años, en septiembre de 2023. «Llevaba tiempo con molestias, me despertaba con gusto a sangre en la boca, fui a la médico, pero me dijo que no me preocupara. Pero después llegó la tos con sangre y me asusté, aunque tampoco le dieron importancia. Me marché a Canarias de vacaciones, porque vive allí mi hermano, y malo no, peor: muchísima tos, vómitos, sangre, adelgacé 10 kilos en una semana, fui a urgencias, me mandaron un antibiótico y se pasó la tos. Pero al cabo de un mes, ya aquí en Logroño, otra vez estaba igual. La médico pidió una radiografía y ahí se vio todo, el tumor en el pulmón», inicia su relato, para admitir que «eso es lo peor, se te cae el mundo, salí llorando de la consulta, lágrimas y lágrimas, no puedes dormir y, de hecho, hoy en día todavía me cuesta mucho porque la cabeza no deja de dar vueltas».
Los especialistas le dieron muy buena esperanza y se sometió a tratamiento. «El tumor se ha reducido y estoy muy contenta. Se me ve bien, no estoy mal, pese a que por la inmunoterapia tengo algún problema con el intestino. El día 21 tengo cita con la oncóloga, pero el tumor sigue en su sitio y estable, que es lo que a mí me interesa. Yo me puedo dar con un canto en los dientes, porque he tenido suerte, ya que al tener esos síntomas se pudo detectar a tiempo, que si no...», admite.
Soledad Pastor. 59 años
Diagnosticada de cáncer de pulmón
Con el apoyo familiar –su marido, sus hijas y su cuatro nietos–, Soledad ha tenido también el respaldo de la AECC de La Rioja. «Son un encanto y te apoyan en todo, los profesionales y otras personas que han pasado por lo mismo, porque cuando tu llegas aquí no sabes cómo gestionar todo eso. Te ayudan siempre, por decaída que vengas, te vas con la mente de otra manera».
Pero no todo es de color rosa. Ni siquiera verde. «Tienes ratos muy malos, claro, días de caerse el mundo encima, pero bueno yo soy de las que me miro al espejo y me digo 'Pero qué guapa y bonita eres' y adelante con todo. Por la noche la cabeza da muchas vueltas, es lo peor, pero luego me despierto por la mañana, me levanto y me digo 'Venga muchacha, adelante, que tienes que estar con tus nietos'», asegura.
A Tino el «mazazo» le llegó hace un año, en febrero de 2024, cuando le diagnosticaron un tumor maligno de garganta. «Tenía un bulto en el cuello y, como soy un miedica, pues me lo estuve callando un montón de tiempo hasta que una noche mi mujer me lo notó y me obligó a ir al médico. Los especialistas lo vieron, me hicieron una punción y me dijeron que me avisarían. Unos días después, cuando estaba de paseo, me llaman y me dicen que tengo que ir a Medicina Nuclear y ahí me dije 'Madre mía, esto no era grasa como pensaba yo'. Me detectaron un tumor maligno y células cancerígenas en el cuello, en la base de la lengua y en las amígdalas», resume.
Tino González. 61 años
Diagnosticado de un tumor maligno en la garganta
«Te acojonas, el miedo es inevitable, yo quería vivir, claro, aunque mi mayor preocupación era la familia, mi mujer y mis tres hijos», añade, para destacar que «a partir de ahí, fue todo superrápido, la verdad. No sabemos la sanidad que tenemos hasta que te toca algo».
En menos de 30 días le operaron, la intervención duró casi ocho horas, y un mes después empezó con la radio y la quimio. «Fue muy duro, la quimio eran sesiones de siete horas un día a la semana y con la radioterapia, aunque al principio no te enteras, acabé con todo el cuello quemado. Ahí conocí a la asociación y te ayudan en todo, es una maravilla», defiende.
De aquello va a hacer un año el mes próximo y el escenario es radicalmente distinto. «Yo me siento bien. Esto te cambia, pero te das cuenta de los amigos que tienes, los compañeros y, claro, la familia. Hay que luchar y ahí estamos, contento de seguir aquí y con ganas de hacer muchísimas cosas. El tumor era secundario, el primario no lo hallaron ni ha aparecido y esperemos que no salga. No tengo glándulas salivares, apenas tengo gusto, pero sí muchas ganas de vivir y este año mi mujer y yo ya estamos preparando el viaje que cada año hacemos en Semana Santa», explica con una sonrisa, para admitir que «en el fondo he tenido suerte, pero también pienso que si hubiera sido más valiente y no hubiese tardado tanto en ir al médico igual esto no habría sido nada».
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