El teletrabajo abre otra brecha de género

Al 31 de marzo, el 5,3% de los de los empleados riojanos trabajaba más de la mitad de los días en su domicilio, lo que supone una caída del 62,1% respecto al segundo trimestre de 2020 (llegó al 14%), el periodo más duro del coronavirus. Comparado con el mismo trimestre de 2022, sin embargo, representa un aumento de más del 32%.

En términos absolutos, 7.600 riojanos teletrabajan: 4.100 hombres (54%) y 3.500 mujeres (46%). Son dos mil más que hace un año. Eso sí, los hombres han protagonizado este aumento, con 1.700, el 85% del total, lo que la profesora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de La Rioja (UR), Concepción Arruga, atribuye a varios factores.

«El primer dato que hay que tener en cuenta –subraya– es que existe una brecha en la población activa entre hombres y mujeres». En concreto, la tasa masculina en la comunidad es del 64,8% y la femenina, del 54,6%. «Son diez puntos menos», enfatiza.

Y el segundo es que, «dentro de la población activa, la representación de las mujeres es mucho más elevada que la de los hombres en sectores que requieren una presencia física del trabajador en su puesto, como es el caso del comercio (venta al público) y actividades sanitarias, escolares y servicios sociales».

En definitiva, «todo el sector servicios está mayoritariamente representado o integrado por mujeres» y en esta rama de actividad, «la presencia física es incompatible con la posibilidad de teletrabajar». Pero esta situación no es exclusiva de La Rioja.

Sólo en cinco comunidades hay más mujeres telebrabajando que hombres. Destacan las dos fronterizas: Navarra, donde prácticamente duplican a los hombres (6,8% frente al 3,9%), y el País Vasco (6,5%, más de punto y medio por encima de la ratio masculina).A ellas se suman Aragón, Baleares y Galicia. Por su parte, en Madrid y Cataluña, los dos grandes polos económicos que concentran las empresas más potentes del país, aunque los hombres que teletrabajan superan a las mujeres, el resultado relativo roza el equilibrio.

 No obstante, Arruga destaca un tercer factor que influye en la tendencia: «La baja presencia de las mujeres en la profesiones relacionadas con las tecnologías y la digitalización». En este sentido, la profesora de la UR recuerda que la UE cuenta con «dos informes para conocer el grado de desarrollo de la economía digital y las brechas digitales que se producen». Uno de ellos es el Informe DESI y el otro, el indicador Woman in Digital, «que es el DESI específico para las mujeres».

«De ambos se desprende un dato muy relevante –incide–, que es que en España sólo uno de cada cinco especialistas en tecnologías de la información y de la comunicación es mujer». Y esta diferencia «es lo que ha hecho que las distintas administraciones estén impulsando mucho la participación de las mujeres para que se formen en profesiones STEM, tecnológicas y digitales».

Por último, Arruga está convencida de que el teletrabajo, aunque no llega a las cifras de la pandemia, «no se ha marchado». En este sentido recuerda que «todo el proceso de negociación colectiva está debatiendo cómo integrar» en los convenios «el teletrabajo y la reducción de la jornada laboral a cuatro días». «Esto va a llevar un tiempo, pero el teletrabajo no va a desaparecer. Al revés, cada vez va a ser mayor», aunque su futuro pasará por «una fórmula mixta, siempre dentro de la voluntariedad, que es característica de este modelo».