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Amenazas, miedo, celos, control, sometimiento. Así han descrito la relación que el acusado D.L. mantuvo con la también procesada T.G. dos de los testigos, padre y amigo de esta última, durante la sexta jornada de juicio que este martes se celebra en la ... Audiencia Provincial de La Rioja contra los autobautizados 'payasos justicieros'.
El padre de la joven acusada T.G. ha relatado los episodios que su hija vivió con su entonces novio D.L. «Le decía que vestía como una puta», ha señalado, y tenía planes de «matarme a mí, a mi hija y quería quemar, torturar y descuartizar» a un amigo.
Ambos acusados habrían mantenido una relación intermitente. Años atrás ella presentó una denuncia contra él que acabó con una orden de alejamiento. Una vez terminada la vigencia de esta, la pareja volvió a retomar la relación.
A preguntas de la defensa de T.G,. el progenitor ha asegurado que sabía cómo era D.L. porque «la gente me contaba lo que hacía» y porque llegó a «apartarla de mí». Al parecer, la joven iba a habitualmente a comer o cenar a casa de su padre y dejó de hacerlo durante tres meses.
De acuerdo con su relato, el procesado se metía en las redes sociales de su entonces pareja para enemistarla con sus amigos e incluso llegó a hacer pintadas insultando a T.G.. En una de ellas, que él mismo vio en la carretera de Zaragoza, se podía leer: «Zorra, muérete».
Ha admitido que en una ocasión acudió al taller en el que trabajaba D.L. con la intención de agredirle porque él «acababa de pegar a mi hija». «¿Qué padre no haría eso?», ha enfatizado.
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Carmen Nevot
Le ha descrito como un joven violento a quien incluso le molestaba que besara a su hija en la frente. Mientras estuvo vigente la orden de alejamiento que él tenía sobre ella, ha contado que D.L. acudía a la zona en la que trabajaba "y empezaba a revolucionar el coche".
Tras el padre, ha prestado declaración ante el tribunal un amigo de T.G.. Ha descrito a la joven como una mujer triste y cabizbaja cuando estaba con D.L. y alegre cuando él no estaba. Ha asegurado que fue testigo de numerosos episodios en los que, en el 'circuito' del Palacio de los Deportes, lugar de encuentro de los acusados, el procesado insultaba y escupía a T.G. «Era algo habitual, ocurría casi todos los días».
Según este testimonio, si la joven acudía en manga corta, D.L. le obligaba a ir a casa para cambiarse. «Era verano e iba con cuello vuelto». «La tenía para él, era de su propiedad», ha señalado. En una ocasión, ha contado que acompañó a T.G. para matricularse en un curso de mecánica pero como había más chicos en clase «tuvo que dejar los estudios porque él la tenía amenazada».
Preguntado por qué no acudía a la policía para denunciar lo que estaba ocurriendo con su amiga, ha explicado que ella le pedía que no lo hiciera porque tenía miedo y «yo esperaba que algún día le pillara la policía». No solo por esto, sino también porque «él decía tan normal, como poderoso, que había quemado un coche».
Los tres meses previos a que T.G. entrara en prisión, ha contado que dejó de tener relación con la joven porque «la tenía manipulada». «Cada vez la hacía más pequeña, más pequeña y lo que él le decía para ella era sí, bwana».
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David Fernández Lucas
Unas declaraciones que la siguiente testigo, hermana de D.L., ha tratado de desmontar, al asegurar que la situación era la opuesta a la que el padre y el amigo de T.G. acababan de describir en la sala. Según su versión, era ella la que le decía a su entonces pareja qué ropa debía vestir. «No podía ir en camiseta de tirantes ni en pantalones cortos».
Además, era ella la que se presentaba en el taller en el que trabajaba él y no podían venir chicas. «Ella solo estaba ahí para molestar a mi hermano, no le dejaba trabajar». Ha asegurado que era amiga de T.G. y nunca le comentó que sufriera los episodios que los dos testigos anteriores han descrito en el juicio. De hecho, según su versión, era ella la que acudía a los sitios donde se encontraba él. «Él no se ponía nervioso cuando la veía con amigos, era al contrario».
El último testigo de la sesión de ese martes, amigo de T.G. ha explicado que solo había visto en tres o cuatro ocasiones a D.L.. En la primera, ha detallado que acudió con T.G. al taller de D.L. y se fueron a probar un coche que conducía el acusado. Al regresar al taller, este joven se interesó por el vehículo con la idea de comprarlo y en ese instante el acusado empezó a llenarlo de tuercas y piedras hasta que el turismo "explotó".
El siguiente encuentro fue en el parking de Alcampo. Supuestamente T.G. le había citado ahí y al llegar junto a la acusada estaba también su entonces novio y la hermana de este. D.L. sacó una navaja y "me dijo que como volviera a quedar con T.G. me iba a pinchar". Le dio miedo y a partir de ahí dejó de tener relación con quien había sido su amiga hasta ese momento. No obstante, ha asegura que nunca presenció episodios violentos entre estos dos acusados.
Los cuatro jóvenes (que se hacían llamar en redes sociales 'los payasos justicieros') están acusados de provocar numerosos incendios de vehículos en Logroño en el verano del 2018. Entre ellos, los de tres garajes comunitarios que pusieron en serio riesgo la vida de los vecinos que vivían sobre los mismos.
Los cuatro procesados, dos hombres y dos mujeres, todos menores de 25 años, se sientan en el banquillo de los acusados y se enfrentan a 14 delitos por los que el Ministerio Fiscal solicita penas de hasta 75 años y medio de prisión, en donde han permanecido desde su detención hasta hace unos meses.
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