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En el año 2021, con la pandemia todavía dando coletazos, el Museo Nacional del Prado prestó 317 obras. Piezas firmadas por Tiziano, Durero, Goya o Velázquez abandonaron Madrid por unos meses para conocer otros destinos. 179 sequedaron en España y 138 cruzaron la frontera: Viena, Basilea, Nueva York, Londres... La cesión temporal de cuadros, algunos muy valiosos, es una práctica frecuente y alentada por las propias instituciones culturales, que consideran una obligación cívica fomentar el conocimiento y la contemplación de sus fondos.
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Esto sucede en todos los países y a todas horas. Una Venus de Tiziano, propiedad de la Galería de los Uffizi, está ahora mismo a 9.000 kilómetros de distancia de Florencia, en el Bund One Art Museum de Shanghai (China). Gracias a esta fluidez, se han podido vivir experiencias artísticas insólitas. El Prado reunió en marzo de 2021 las seis Poesías de Tiziano, que se encuentran repartidas por la pinacoteca española, la Wallace Collection (Londres), las galerías nacionales de Londres y Edimburgo y el Museo Stewart Gardner de Boston. Todos los lienzos juntos cruzaron después el charco como si fueran un grupo de rock en plena gira.
'La lechera de Burdeos', de Goya Estuvo en el Palais des Beaux Arts de Lille (Francia) del 15 de octubre de 2021 al 14 de febrero de 2022
'Venus con Amor y Música», de Tiziano El lienzo salió del Prado con dirección a Viena, en cuyo Museo de Historia del Arte se expuso entre octubre de 2021 y enero de 2022
'Don García de Medici', de Bronzino El célebre retrato del niño don García pasó unos meses (de junio a octubre de 2021) en el Metropolitan de Nueva York
'Retrato de hombre', de Durero En este caso, su destino fue la National Gallery de Londrés, de donde regresó en febrero de 2022
'Hécules y el Cancerbero', de Rubens Viajó al Museo Getty de Malibú (California) en noviembre de 2021
La pretensión de La Rioja de obtener la cesión temporal de las Glosas Emilianenses para una exposición en San Millán tiene tantos antecedentes que resulta imposible intentar siquiera una enumeración. Sin embargo, cuando la presidenta de la Real Academia de la Historia, Carmen Iglesias, asegura que las Glosas son sus «Meninas» escoge bien la metáfora. Este es uno de los cuadros que el Prado considera «no prestable» por entender que es una de las piezas centrales de su colección, como 'Los fusilamientos del 3 de mayo', de Goya, o 'El jardín de las Delicias', del Bosco. Lo mismo sucede con el 'Guernica' del Museo Reina Sofía, aunque el cuadro de Picasso tiene su propia historia de mudanzas: regresó a España en 1981 después de haber estado expuesto durante cuatro décadas en el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York.
No obstante, siempre hay sonoras excepciones. En el año 1961, Jacqueline Kennedy le pidió al ministro de Cultura francés, el novelista André Malraux, que permitiera el traslado temporal de la Mona Lisa a Nueva York. Era la pieza más relevante –al menos la más popular– del Museo del Louvre y el ruego de la señora Kennedy causó una considerable conmoción. Hubo incluso altercados en las calles de París, pero el general De Gaulle dio su permiso en nombre de la amistad franco-americana y Jackie Kennedy se salió con la suya. Custodiada por varios soldados armados hasta los dientes y metida en una caja-termo, cuya temperatura se mantenía estable, la Gioconda cruzó el océano Atlántico y llegó a Nueva York en diciembre de 1962. Más de un millón de americanos hicieron colas kilométricas para apreciar 'in situ' aquella enigmática sonrisa que solo habían podido ver en cromos.
Puede que el traslado de la Mona Lisa sea un ejemplo extremo y singular, pero hay otro movimiento mucho más cercano que sí puede esgrimir el Gobierno de La Rioja como antecedente a la hora de reclamar la cesión temporal de las Glosas. La pieza más famosa del Museo Arqueológico Nacional es sin duda la Dama de Elche, escultura esencial del arte ibero, en buen estado de conservación, pero muy frágil y con dos mil años de antigüedad. La ministra de Cultura, Carmen Calvo, se mostró entonces partidaria de la «movilidad del patrimonio» para que «los españoles puedan disfrutar de él», aunque antes había que garantizar «la seguridad y conservación» de las obras de arte.
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La gestión no fue fácil, pero había voluntad por ambas partes. «Se creó una comisión de estudio, se realizaron análisis integrales de soporte, superficie y pigmentos, y se elaboró un pliego de condiciones técnicas especificando las necesidades de manipulación, embalaje, transporte y exhibición», detalla el Museo Arqueológico Nacional. También hubo que acondicionar la torre del homenaje del Palacio de Altamira, sede del Museo de Arqueología e Historia de Elche. La sala tenía que mantener una temperatura entre 18 y 22 grados y una humedad relativa del 40% al 55%. La Dama debía viajar en un coche «con carrocería blindada, suspensión neumática y aislamiento térmico».
Era díficil y costoso, pero se hizo. La Dama de Elche estuvo seis meses en su lugar de origen. La pieza también tiene una historia agitada: fue hallada en 1897 en el yacimiento de L'Alcudia y comprada por el Museo del Louvre. En 1941, gracias a un intercambio de obras de arte entre España yFrancia, regresó a la península y se ubicó en el Museo del Prado. Treinta años más tarde encontró su definitivo acomodo en el Arqueológico Nacional. De Elche regresó sin un rasguño, después de haber recibido cientos de miles de visitas. «El patrimonio debe ser un elemento para compartir y no para confrontar», dijo entonces la ministra de Cultura.
La propiedad de obras de arte es motivo frecuente de disputas jurídicas. Muchas obras han llevado una vida azarosa y han sido objeto de confusas transacciones, desamortizaciones y expolios diversos, lo que complica su trazabilidad y abona el conflicto. En 2008, la sala Sotheby's sacó a subasta un tríptico de Ambrosius Benson que había sido robado de la iglesia de la Santa Cruz, en Nájera. Aunque el origen era ilícito, el trasiego posterior de compraventas hacía imposible cualquier reclamación. La contienda entre Aragón y Cataluña por los bienes del monsterio oscense de Sijena ha sido áspera y continuada. Unos decían que habían sidolegítimamente adquiridos y otros negaban toda validez jurídica. Tras muchos años de batalla, los tribunales acabaron dando la razón a la parte aragonesa.
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Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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