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En dos meses, del blanco al negro. La vida política regional ha protagonizado un a ratos esperpéntico y casi siempre inexplicable viaje de 180 grados que parece desembocar ahora en un final feliz, al menos para sus protagonistas: el 20 de junio, el nuevo Parlamento ... sancionaba la mayoría de izquierdas que salió de las urnas del 26 de mayo y, fruto del acuerdo entre PSOE y la coalición Unidas Podemos (integrada, como formaciones principales, por Podemos e Izquierda Unida), el socialista Jesús María García fue elegido presidente. No hubo sorpresas en la votación, todo lo contrario de lo ocurrido apenas un mes después: en una doble, consecutiva y fallida sesión de investidura, Concha Andreu fracasó en su intento de convertirse en la primera mujer que presida La Rioja. Henar Moreno, la dirigente de IU que para entonces ya había roto con su excompañera Raquel Romero, le otorgó su apoyo pero no sucedió lo mismo con la diputada de Podemos. El acuerdo parecía imposible pero un mes después ambas partes se han apartado de sus antiguas palabras. Ayer anunciaron el pacto adelantado por Diario LA RIOJA: un Gobierno de izquierdas para La Rioja. El primero en 24 años.
Las negociaciones que encallaron en julio y no prosperaron en las reuniones sucesivas que representantes de PSOE y Podemos mantuvieron en los días posteriores a la ruptura entre los socios de la formación morada se reanudaron luego del descanso que se tomaron los miembros de ambas delegaciones. El miércoles pasado ya trascendió que la firma del pacto no se demoraría más allá de esta semana. Y el lunes, cuando una vez sellado el acuerdo programático se pasó a discutir sobre la forma de Gobierno y el organigrama de la Administración, adaptado a las exigencias de Podemos de disponer de una Consejería en el futuro equipo de Andreu, se daba por descontado que el acuerdo era cuestión de horas.
Así fue. Fue una jornada desbordante de novedades en el Legislativo regional. El día anterior se hizo pública la relación con la declaración de bienes de sus señorías, postergada durante semanas por una cuestión administrativa. A media mañana, todos los grupos parlamentarios se pusieron de acuerdo para repartirse las subvenciones para su funcionamiento (y la retribución de sus miembros), que registra un llamativo incremento respecto a la legislatura anterior, superior al 30%. Del que participa por cierto el aún presidente en funciones, José Ignacio Ceniceros, en su condición de vicepresidente del Parlamento en nombre del Grupo Popular. El aumento de asignaciones encerraba una cuestión controvertida que exigía de los negociadores responder cuanto antes a una pregunta que quedaba desde ese momento en el aire: cómo era posible el consenso en materia retributiva e inviable por el contrario la formación de Gobierno. A esa pregunta respondieron desde el PSOE a primera hora de la tarde: a las 15.07 horas, un comunicado desvelaba el acuerdo con Podemos e Izquierda Unida. Todos cedían. Los socialistas, aceptando incorporar en el equipo que forme Concha Andreu a un consejero procedente de Podemos. Y la formación morada, apartándose de su programa de máximos (llegó a reclamar tres consejerías) y conformándose con una única cartera. El mismo botín que se han llevado sus correligionarios aragoneses y navarros por el apoyo similar que prestan en ambas regiones a sendos gobiernos presididos por socialistas.
Concluía de esta manera un abrupto periodo de diálogo, nacido prácticamente en la misma noche del 26M. Que fructificó en aquella sesión inaugural de la X Legislatura pero que se embarró durante el verano, luego de dos meses de profundos desencuentros durante los cuales quedó flotando el interrogante de si la dirección riojana de Podemos (comandada por una gestora, fruto de la acusada división interna que padece) marcaba la estrategia negociadora por su cuenta o si seguía las consignas dictadas a nivel nacional. Del 20 de junio al 20 de agosto median largas horas de reuniones presididas por la desconfianza mutua e incluso cierto desánimo entre las filas socialistas, entre quienes llegó a prender la tentación de resignarse a nuevas elecciones (obran en su poder algunos sondeos que apuntarían a una victoria aún más amplia) antes que aliarse con unos socios que no parecían de fiar. Pero los nubarrones se despejaron precisamente porque resultó mayoritaria en el PSOE la idea contraria. Que era preferible cualquier acuerdo antes que una nueva cita con las urnas, por muy positivos que fueran los augurios demoscópicos y por muy valiosa que fuera la sensación de que el llamado relato de las negociaciones tenía, a ojos de la opinión pública, a Podemos como la parte perdedora.
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Jorge Alacid
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Los dirigentes socialistas temían que el votante penalizara a unas siglas incapaces de alcanzar acuerdos a su izquierda. En consecuencia, aceleraron el ritmo negociador una vez reanudados los contactos a la vuelta del descanso que se tomaron ambas delegaciones. Concedieron a Podemos la Consejería que reclamaba (Participación, una cartera cuyas competencias son ahora mismo un misterio) y convocaron la sesión de investidura para el lunes. Si, como parece, esta vez no hay sorpresa Concha Andreu será nombrada presidenta el día 29. En un escenario insólito. En el Parlamento, pero fuera de sus muros. En la plaza. Al aire libre.
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