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Y terminó, por fin, el prólogo. Porque esto, pese a que nos haya parecido interminable, pese a que todo el mundo se haya puesto tan serio (e incluso trágico, por momentos) y pese a toda la tensión, sólo era eso: el prólogo. La obertura. Eso ... que sirve para que últimos retrasados del teatro se vayan sentando antes de que empiece lo gordo.
Que es lo que tiene arrancar ahora. Se nos había olvidado un poco a todos, con este trajín que se han llevado las dos izquierdas para ponerse de acuerdo, pero lo que está por pasar en La Rioja tiene el aroma de lo histórico: 24 años después, aquí va a mandar alguien que no es el PP. Y eso es bueno, no por ser uno el PP y otro el PSOE, sino porque algo intrínsecamente malo pasa cuando alguien manda durante tanto tiempo sin apenas oposición eficaz.
Lo importante, una vez que cada uno sabe dónde va a sentarse, es echar un vistazo alrededor y concluir que la tarea es ímproba, y los mimbres pocos. La Rioja lleva una década (crisis y postcrisis) perdiendo pie irremisiblemente con respecto al resto de la «España rica». El «por encima de la media» está dejando de ser algo válido, porque esa media va subiendo tras los años de la hecatombe mientras La Rioja pierde musculatura. Y el fuelle se nos va agotando.
Todo eso tendrá que ser hecho por un equipo forjado en la desconfianza, que deberá reeditar nada más llegar lo de este verano: porque los presupuestos deberán ser negociados, y eso (y no los sillones) sí que es importante.
Además, ese equipo a medio cohesionar y que se enfrenta al reto de encender el motor de una comunidad dormida lo deberá hacer después de un traspaso de poderes que se antoja complicado. Entre los políticos 'populares' habrá, sin duda, quien sucumba a la tentación de la tierra quemada y el papel roto. Otros, más consecuentes con lo que se juegan, sin duda entenderán que el cortijo no era suyo, sino prestado. Pero nadie en el PSOE esperará facilidades: da la impresión de que los 'populares' entienden esta pérdida como algo accidental, una especie de bache antes de que la carretera vuelva a su lógico lugar.
Hemos pasado lo menos importante, pues, y fue (muy) difícil. Ahora llega lo que sí es complicado, lo que sí es importante, lo que sí nos importa a los gobernados. Ojalá este gobierno tenga arrestos y fuerzas de donde tirar, e inteligencia para tirar hacia donde debe con tantas dificultades. Nos va mucho en ello.
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