Marisa Sánchez (Ezcaray, 1933), la gran dama de la cocina riojana, ha fallecido en la madrugada de este domingo en el Hospital San Pedro de Logroño. La muerte ha sido hecha pública por su hijo, el también cocinero Francis Paniego, en un emocionante mensaje en las redes sociales ... .
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Esposa devota y entregada madre de cinco hijos; mujer querida por cuantos la han conocido y admirada por una legión más que no tuvo la fortuna. Cocinera de delantal impoluto, adelantada en el tiempo, emprendedora, empresaria y hada madrina de tantos como quisieron aprender a su lado; embajadora de lujo de la tierra donde nació y desde donde ayer se escapó su último aliento por Azarrulla y Posadas, aguas arriba del mismo río Oja que durante 85 años refrescó sus paseos de primavera y verano junto a Félix, su alter ego, su inseparable, su prolongación, su objeto de desvelo...
Marisa, la señora Marisa, la elegante Marisa, la de la sonrisa perenne, la de la palabra justa y amable... Marisa terminó ayer el guiso que le había traído a este mundo y dejó un poco, un mucho quizás, huérfana la cocina riojana, la cocina de todas las madres y abuelas que han elevado las patatas con chorizo a la categoría de arte.
Heredera de los fundadores de una casa de postas y de comidas en Ezcaray, arribó a los fogones en 1948, con 15 años, cuando, obligada por la ausencia forzosa de su madre, se enfrentó sola a la preparación de una boda. De aquellos primeros pasos nació una pasión que le llevó a hacerse, junto a su marido, Félix Paniego, con el negocio familiar, el Echaurren, que prontó empezó a ser un imprescindible en las agendas de los aficionados a la buena mesa. Ya en 1982, recibían el Premio Nacional al Mejor Restaurante de Hostal y en 1987 la propia Marisa era distinguida con el Premio Nacional de Gastronomía.
La cabeza visible de la cuarta generación del Echaurren, Marisa Sánchez, ha representado como nadie la esencia y el alma de la cocina riojana, de la que ha sabido engarzar pasado con presente y futuro a base de aligerar sus salsas y suprimir parte de sus grasas. Y fue el embrión, sin duda, de lo que ahora representan su hijo Francis Paniego (tres estrellas Michelín) y otros grandes de la coquinaria regional.
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Además del Premio Nacional de Gastronomía 1987, recibió la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo en el 2008 y la distinción de Riojana Ilustre en 2012, siendo la primera mujer que recibió el más alto reconocimiento de la Comunidad riojana.
El funeral por Marisa Sánchez será hoy lunes, a las 17.30 en Ezcaray.
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