Junto a las crisis económicas y la competencia desleal de algunos imitadores asiáticos, el fuego ha sido históricamente uno de los grandes enemigos del calzado arnedano, un sector que, tras surgir de las cenizas de una empresa mítica en la ciudad, la Fábrica Sevillas, se ... ha tenido que acostumbrar a resucitar como el ave Fénix.
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Las llamas devoraron el 30 de julio de 1993 el negocio que Cándido, Julio y Liborio Sevilla, procedentes de la vecina Munilla, habían montado en Arnedo en 1929. Dedicados a la fabricación de alpargatas con neumáticos de camión bajo el sistema de vulcanizado en máquinas de vapor, la factoría, que llegó a tener 780 trabajadores y una producción diaria de 25.000 pares, había cerrado en junio de 1991. Durante sus seis décadas en activo, la Fábrica Sevillas, además de ser el germen de un sector que ha convertido a la localidad riojabajeña en un referente mundial, fue la escuela de los futuros emprendedores que han hecho del calzado un arte. A veces con sangre sudor y lágrimas.
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Ernesto Pascual
Ernesto Pascual
El drama volvió a sobrevolar este viernes a un sector acostumbrado al riesgo. Una madrugada más los arnedanos volvieron a despertarse entre el fulgor de las llamas, el olor a quemado, el retumbar de las explosiones y el temblor laboral. Es una estampa ya conocida en la ciudad. De hecho, solo en las dos últimas décadas, al margen de un buen número de sustos y siniestros leves, como el incendio de un vertedero de zapatillas en enero de 2003, Arnedo ha sufrido seis episodios de envergadura, algunos de ellos tan devastadores como el de este viernes.
A principios de septiembre de 2007 el fuego devoró un almacén de distribución de Calzados Ochoa, ubicada en el polígono El Raposal. Pese a la violencia de las llamas, que alcanzaron mil grados, no hubo que lamentar daños personales.
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Casi cinco años después, el 17 de junio de 2012, un gigantesco incendio calcinó de madrugada la empresa Cauchos Arnedo, en la que trabajaban 83 personas. Alimentadas por los productos químicos, gomas y demás materiales inflamables, las llamas provocaron enseguida el derrumbe del edificio y su completa calcinación. El incendio, provocado según las investigaciones, devoró una empresa puntera valorada entonces en más de 9 millones de euros.
Apenas nueve meses después, el 4 de marzo de 2013, la empresa Calzados Roal era también pasto de las llamas. La firma, puntera en la fabricación de zapatillas, calzado de caballero y sandalias, contaba con 80 trabajadores. Al parecer, el encendido de la caldera a las 5.12 de la mañana provocó un fogonazo que se convirtió en un fuego devastador.
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Sin siniestros en los ocho siguientes años, el sector volvió a ser golpeado, doblemente, en 2021. A finales de abril el fuego reducía a cenizas, también de madrugada, la empresa familiar Troquelados Cordón, en el polígono Renocal. En la firma trabajaban catorce personas. A últimos de agosto otro incendio provocaba daños de consideración en una nave industrial de la empresa Troquelados Robles, en el polígono El Raposal de Arnedo.
Todas ellas volvieron a ponerse en pie y siguen hoy en activo.
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