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Manolo Abad contempló compungido e impotente cómo el fuego devoraba más de medio siglo de lucha familiar.
–¿Cómo se encuentra?
–He llegado en cuanto me han llamado. Para las 2.05 ya estaba aquí... Había humo, pero para las 3.00 estaba todo... ... Ha afectado a todo Chiruca y Fal Seguridad. No ha quedado nada. Es una desgracia muy grande. Una empresa con más de 50 años de trayectoria, toda una vida, ha desaparecido en apenas una hora.
–Tienen una maquinaria moderna, fruto de grandes inversiones. ¿Se puede salvar algo?
–No... Nada. Está todo colapsado, con todos los tejados hundidos. De aquí no se salva nada, tampoco las tres máquinas de inyección. Pero lo sabremos cuando podamos entrar al interior dentro de unos días.
–¿En qué piensa en estos momentos?
–En la masa social que trabaja en esta empresa. En esas más de 130 personas... Están todos llorando de rabia, de impotencia. Todo Arnedo ha pasado a lo largo de los años por estas instalaciones. He estado hablando con el enlace sindical. Los trabajadores van al paro a la espera de las fórmulas que podamos plantear.
–Ante lo que vemos, con la nave devorada por el fuego, ¿se puede pensar ahora en ponerse en marcha de nuevo?
–Ahora mismo no... Tenemos que recapacitar, sentarnos y replantear todo. Nos toca ahora mirar con los seguros la cobertura... Pero está todo el mundo consternado. Ahora mismo sólo pensamos en superar esta frustración, que se pase el mal trago y buscar apoyos para ponernos en marcha.
–Uno de sus lemas es seguir...
–Por supuesto. Por nosotros no va a quedar. Pero ahora mismo no puedo pensar en eso...
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