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Una instalación manipulada y una explosión atroz

Una instalación manipulada y una explosión atroz

Investigación. Los tres áticos quedaron arrasados y la onda expansiva aprovechó el hueco del ascensor para causar daños en todas las plantas, incluido el garaje

Luis J. Ruiz

Logroño

Miércoles, 27 de julio 2022, 02:00

El prolijo informe elaborado por los agentes del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil de La Rioja da por buenas las explicaciones que, tras su detención, ofreció I.J.S.M. sobre el momento en el que el infierno se desató en los áticos del número 2 de la calle El Cristo de Lardero: «De las declaraciones de I. sabemos que el instante justo en que se produjo la explosión fue cuando accionó el interruptor de un secador de pelo. Versión que es compatible con la investigación, ya que se encontró un secador de pelo encendido en el baño con el interruptor en la primera posición de encendido», apuntan los agentes. Pudo ser antes. Por ejemplo, cuando ella entró al baño y activó la iluminación (el interruptor estaba en posición de encendido), pero la posible chispa que se generó en ese momento no tuvo la entidad suficiente como para provocar la ignición.

Cuando I.J.S.M. activó el secador se produjo algo así como la tormenta perfecta: los agentes no pueden determinar la cantidad de horas durante las que el gas natural se fue acumulando por la vivienda a través de las dos tuercas que presentaban síntomas de «manipulación» hechas por «herramientas no adecuadas o por personas que no tienen destreza o experiencia en esta maniobra», pero sí que fue los suficiente como para que la onda expansiva de la explosión arrasara los tres áticos y extendiera su furia destructiva hasta el garaje del inmueble.

El gas fluyó y se fue acumulando por las estancias de la vivienda –a lo que contribuyó la configuración del ático, ya que la única puerta interior que existía era la del baño– durante horas sin que los sistemas de seguridad de la instalación se activaran. No lo hicieron porque, pese a que las fugas «no eran pequeñas ni de baja velocidad», la presión del suministro de gas no se redujo lo suficiente: el regulador tiene una válvula de seguridad que corta el flujo de gas cuando la presión desciende de 15 milibares, algo que sí hubiera sucedido, por ejemplo si se hubiera seccionado las tuberías o se hubieran separado de sus conexiones.

Originadas las condiciones necesarias para la explosión (una proporción de entre el 5 y el 15% de gas natural en el ambiente) la explosión fue devastadora. Con epicentro en el baño del ático B, «la onda expansiva salió frontalmente a través de esta vivienda hacia el exterior» derrumbando paredes, arrancando ventanas y provocando la pirólisis (descomposición de un compuesto químico por acción del calor) de buena parte de los enseres que fue encontrando en su recorrido, como puede comprobarse en las imágenes que acompañan esta información. «Parte de la estructura de las tres viviendas, muros de carga de fachadas, han sido desplazados y proyectados al exterior llegando a causar daños en los tejados de los edificios cercanos», dice el informe recordando que uno de los aparatos de aire acondicionado voló más de 20 metros para acabar en la terraza del edificio de enfrente.

La puerta de acceso al ático en el que se registró la explosión salió proyectada hacia la zona del ascensor y en el rellano que comparten las tres viviendas de la última planta la onda expansiva –que también arrancó la puerta que separa ese espacio de las escaleras– encontró su vía de escape en el hueco del ascensor, que actuó como una chimenea: a su paso por las diferentes plantas, la explosión arrancó de cuajo y proyectó hacia el exterior las puertas hasta que llegó al garaje (en el sótano del edificio), en donde los daños se centraron en las instalaciones del ascensor. En el tejado también cedieron los muros de la losa del hueco del ascensor, dejándola en grave peligro de derrumbe, lo mismo que el forjado.

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