Los inmigrantes cubren la pérdida de casi 10.000 riojanos en edad de trabajar

Pero este 'empate técnico' es gracias a la población inmigrante, que ha crecido de manera considerable en estos últimos veinte años, a la inversa de lo que ha sucedido con los españoles que residen en La Rioja. A 1 de enero de 2025 el padrón de habitantes cifraba en 35.405 el número de extranjeros en edad de trabajar mientras que en 2005 el dato era de 24.182, un incremento de 11.223 –el 46% más–, todo lo contrario que el descenso de población nacional entre 20 y 64 años, que ha caído en 9.450 personas –ha pasado de 167.190 a 157.740, una caída de casi el 6%–.

Resulta evidente que la mano de obra llegada de otros países, que ahora tiene mayoría de mujeres en ese colectivo inmigrante, está cubriendo esa carencia de profesionales que detectan los empresarios en prácticamente todos los estratos laborales, desde perfiles cualificados a otros que no lo son tanto. El envejecimiento de la generación del 'baby boom' en España, la que nació entre finales de los años 50 y finales de los 70, está provocando que una gran parte de la población activa se acerque a edades más cercanas a la jubilación.

Y las consecuencias derivadas de este fenómeno son el aumento de las bajas laborales en una clase trabajadora más 'veterana', el incremento también de las colas de la sanidad así como una menor movilidad laboral y una productividad más baja.

«La Rioja no es ajena a lo que está sucediendo ya no solo en España sino en el conjunto de Europa. Asistimos a un envejecimiento de la población que nos obliga como sociedad, y también a las administraciones públicas, a buscar alternativas para la regeneración del mercado de trabajo», asegura Concepción Arruga, profesora titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de La Rioja.

El mantenimiento del estado de bienestar depende «en buena medida de que tengamos dinamismo laboral», añade, y en un contexto de caída de la natalidad «la situación se agrava aún más». Las defunciones superan a los nacimientos y solo la incorporación de extranjeros «permite cubrir determinados puestos de trabajo y oficios», dice Arruga.

La afiliación de extranjeros a la Seguridad Social en La Rioja «ha crecido del 11,23% al 15,4%» en la última década, según datos del anuario estadístico de la comunidad, mientras que los permisos de trabajo a inmigrantes «también han crecido de manera importante, de 902 en el año 2013 a 1.541 en 2023», el último ejercicio del que hay información. En la UR, explica la docente, «también estamos notando este incremento de alumnos de otros países, principalmente de países del Este de Europa así como de Hispanoamérica o del continente africano».

Arruga habla en clave positiva de esta internacionalización, tanto del campus riojano como del mercado laboral «porque eso permite abrir horizontes, tejer nuevas relaciones e incluso relanzar las exportaciones», más allá de ir encontrando el relevo necesario a la escasez de mano de obra. «Hay que mantener o aumentar las cotizaciones a la Seguridad Social, es estratégico para preservar las pensiones y la calidad de servicios públicos como sanidad, educación...», concluye.