Argentinos en La Rioja

Fraternidad a pie de calle

Ninguno de ellos cree que la marejada política que se ha desatado entre los dos países vaya a tener consecuencias a pie de calle. Germán, sin embargo, reconoce sentir cierto temor: «Los políticos hacen su juego y los de abajo acabamos peleándonos. Espero que eso no pase ahora». Horacio sospecha que al final todo este sarpullido acabará pronto: «Ni va a pasar nada en nuestro entorno ni mucho menos entre los países. Milei y Sánchez están en posiciones opuestas y se dirigen a sus electorados. Pero intuyo que todo quedará en fuegos artificiales. Argentina necesita inversiones extranjeras, no creo que sea un frente que quiera abrir Milei». Emiliano también coincide en que estamos ante un simple juego político: «Esto no empezó este fin de semana. También Sánchez descalificó a Milei en varias ocasiones..., no creo que tenga más importancia que la lucha por ganar el voto».

A Gustavo Lauría, como jurista, le impactó que el presidente argentino hubiera «hecho hincapié en una condena a una persona que todavía no lo está»: «Me da mucha pena ver a los liberales maldiciendo el socialismo, al socialismo maldiciendo a los liberales..., cuando son simples ideologías políticas sobre las cuales uno debería tener la libertad de opinar. Se rebasaron los límites, aunque no creo que pase a mayores bajo ningún punto de vista». «No es bueno que esto suceda entre gobiernos –concluye Gustavo Luiz–, pero a la gente esto no le va a afectar en lo más mínimo».

La conversación, que arranca con la actualidad política, poco a poco deriva hacia otras cuestiones menos urgentes, aunque quizá más importantes. Los lazos entre ambos países son incuestionables, tal vez irrompibles: «Dentro del concierto de los países latinoamericanos, Argentina es con el que más nexo tiene España por diversos motivos: históricos, culturales..., incluso deportivos. Fijémonos por ejemplo en el grado de cariño que la gente aquí siente por un actor como Ricardo Darín. Eso quizá no pasa con personalidades de otros países», advierte Horacio.

Gustavo Luiz acude a la historia en busca de una explicación: «A la Argentina, entre 1900 y 1960, emigraron dos millones de españoles que se quedaron a vivir allí. Queramos o no, tenemos mucho de la cultura española y eso hace que, al llegar aquí, nos identifiquemos con muchas cosas». «Las costumbres son parecidas porque en buena medida las heredamos –apostilla Gustavo Lauría–, pero además cuesta poco adaptarse porque venimos de un país menos desarrollado y llegamos a un país desarrollado. España tuvo la fortuna de integrarse en la Unión Europea; Argentina ni tuvo ni tiene la posibilidad de formar parte de un bloque semejante».

Pero siempre hay cosas que permanecen ancladas allá: un acento musical, una admirable prosodia, una pasión compartida por los colores, por la bandera, por la selección de fútbol, por los asados dominicales, por el mate, por la conversación... «Yo creo que las amistades son más fuertes en Argentina», reflexiona Germán. «No es que no sea ni de aquí ni de allá, sino que me siento parte de los dos lugares –tercia Horacio–. Me siento argentino ciento por ciento, pero a España le estoy entera y eternamente agradecido».

– Y si te llaman a jugar el Mundial, ¿con qué país vas?

– ¡Con Argentina!