El deporte riojano deberá sobrevivir con sólo 1.000 personas en la grada

Mal escenario futuro es el que se les plantea a algunas de las entidades deportivas riojanas tras la aprobación de las nuevas normas que el Ejecutivo regional ha aprobado este sábado. El límite de aforo al 75% -siempre que no se pueda mantener la distancia de seguridad interpersonal de 1,5 metros- o a un máximo de 1.000 personas, pueden dejar muy tocadas las cuentas en clubes como la UD Logroñés o el Ciudad de Logroño de balonmano.

El portavoz del Gobierno, Chus del Río, ha aclarado algunas de las cuestiones y preguntas referentes a las nuevas normas que había adelantado Concha Andreu tras la celebración del Consejo de Gobierno extraordinario en el que se ha aprobado la resolución con esa normativa que va a regir La Rioja a partir de este mismo domingo.

Del Río ha explicado que el acuerdo alcanzado en La Rioja se acerca al aprobado en Asturias y en comunidades como Cantabria y País Vasco (aunque considera más restrictiva la de estas dos últimas regiones) y se basa en las normas básicas para los ciudadanos avanzadas por Andreu: mantener la distancia de seguridad interpersonal de 1,5 metros; usar la mascarilla; generalizar la higiene de manos y hacer uso del sentido común.

El portavoz del Gobierno ha intentado aclarar cómo se deberán aplicar estas normas a los eventos deportivos en la región. El Consejo de Gobierno extraordinario ha decidido que el aforo se limite al 75% en todos los espacios, de forma genérica, siempre que no se pueda mantener la distancia de seguridad interpersonal de 1,5 metros, o a un aforo máximo de 1.000 personas, aunque esta cifra sea inferior a ese 75% marcado. Del Río ha puesto como ejemplo el Palacio de los Deportes de Logroño para ese tope del millar de aficionados en las gradas, pero ese será también el límite permitido en Las Gaunas.

Es verdad que Del Río ha dejado la puerta abierta a que en el futuro cercano se tengan en cuenta y se estudien nuevos cambios hacia una mayor flexibilidad en cuanto a la distancia social en función de cómo evolucione la salida de la pandemia de coronavirus.

Sin embargo, con la normativa actual en la mano, los dolores de cabeza a la hora de hacer números en algunas entidades deportivas rionanas van a ser especialmente duros.

Por ejemplo, la UD Logroñés se encuentra embarcada en la preparación para pelear en unas semanas por el ascenso a la Segunda División. Con Las Gaunas como terreno local, las 16.000 localidades con las que cuenta el estadio logroñés serían suficientes para acoger a los aficionados locales, hinchas visitantes y a aquellos que deseen ver pasar a equipos históricos por el césped capitalino.

Está claro que el ascenso traería un aumento exponencial de aficionados a los partidos de los blanquirrojos, que en esta temporada ya se han contado por varios miles y que han ido creciendo a medida que la UDL confirmaba una gran campaña partido a partido.

La limitación a 1.000 espectadores por choque rebajaría muchísimo las expectativas recaudatorias en taquilla de la entidad logroñesa. En el caso de que no subiera de categoría, la caja también se resentiría mucho ya que la masa social de la UDL supera muy ampliamente el límite establecido por el Gobierno regional.

Y, como no se arregle esto enero de 2021, ya veremos qué pasa con la llegada de los Reyes Magos a Las Gaunas... Puede ser un drama.

El Calahorra y el Haro, los otros dos equipos riojanos que este año han jugado en Segunda B, también se verían afectados aunque en menor medida. La Planilla tiene un aforo de unos 3.500 espectadores y los rojillos suelen contar con el millar de seguidores en la grada. En El Mazo, entran unas 4.300 personas y la media de afluencia a los partidos de los jarreros este año ha sido de unas 1.500 personas. Por tanto, los números objetivos estarían cerca de cuadrar. Pero habría que ver si se podría mantener ese aforo con la distancia obligada de 1,5 metros...

Los equipos de la Tercera riojana no alcanzan a los tres de la categoría de bronce, pero equipos como la SDL en el Mundial 82 o el Náxara en La Salera, deberían echar cuentas para meter a su hinchada habitual en la grada... y es posible que no les salgan.

En el Palacio de los Deportes, es el Ciudad de Logroño el que tendría serios problemas con su público. Pese a que en las últimas campañas ha descendido la media de asistentes, en varios partidos de la temporada (Barça, competiciones europeas...) la gente se anima en mayor medida a acudir al coqueto pabellón capitalino para alentar a los franjivino y pueden doblar con facilidad las dos mil personas en la grada, algo que, ahora mismo, no se permitiría.

El Clavijo o el Promete, en baloncesto, no tendrían esos problemas con la normativa, de momento, si jugaran en el Palacio. El Sporting, en balonmano, tampoco lo tendría en Lobete a juzgar por las últimas campañas.

Más complicado lo podría tener el Logrobasket si disputa su temporada de estreno en la Liga EBA en Lobete. Hasta ahora, el polideportivo Espartero ejercía de terreno local y los aficionados respondían con animosidad en Primera, llenando el pequeño pabellón escolar. En esta nueva ubicación, tendrían que contar uno a uno para ubicar en la grada a sus aficionados y cumplir escrupulosamente con la normativa... y es posible que alguno se tuviera que quedar fuera si su hinchada sigue manteniendo su crecimiento.

La incertidumbre permanece en todos estos equipos y esta reglamentación de la nueva normalidad no ha aclarado demasiado la inseguridad ya existente con respecto a cómo será y cuándo podrá empezar las temporada que viene en cada uno de los deportes. De momento, pone límites. Ya se verá en septiembre.