Joaquín Yangüela, en un momento de la entrevista en la sede de Cáritas este pasado jueves. JUAN MARÍN

Joaquín Yangüela | Responsable de integración Cáritas

«Vemos a agricultores que por la noche 'plantan' a sus trabajadores en el polideportivo de Logroño»

«La Administración lo hace con buena voluntad pero el alojamiento de los temporeros no es su competencia», apunta Yangüela

Carmen Nevot

Logroño

Domingo, 13 de agosto 2023

A Joaquín Yangüela, exjefe del Servicio de Digestivo del Hospital San Pedro, hace años que le entró el gusanillo del voluntariado. Primero participó en un proyecto de cooperación internacional, poco después un colega médico jubilado le propuso dar charlas a grupos de mayores en ... varios municipios y una cosa llevó a la otra. Al final, acabó en el área de integración de Cáritas, una atalaya desde la que observar las dimensiones de la pobreza y la necesidad, de esa parte de la sociedad que muchos no ven pero que está entre nosotros. Recién iniciada la vendimia –el pasado jueves comenzó en Aldeanueva de Ebro– ve con incertidumbre una nueva campaña de temporeros que, aunque cada vez menos, sigue dejando estampas de miseria frente a las que todavía hoy hay gente que gira la cabeza.

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– ¿Qué espera de esta campaña?

– La vemos con cierta incertidumbre porque cada año estamos observando que hay menos temporeros y, por ejemplo, el año pasado, en Alfaro, ya disminuyó sustancialmente y en Logroño, para la vendimia, casi cayó a la mitad. No sabemos muy bien cuántos van a venir y hasta ahora lo que tenemos registrado de otras comarcas de recogida de fruta es que están demandando mano de obra porque no tienen. Entonces, es posible que tengamos menos temporeros, pero lo sabremos en las próximas semanas. Lo que hacemos es que vengan los que vengan intentamos atenderles de la mejor manera posible.

– ¿A qué atribuye que cada vez sean menos?

– Son personas, la mayoría extranjeras, que llevan muchos años entre nosotros y están regularizadas y si vienen menos es probablemente porque encuentran otro tipo de trabajos que les sean más gratificantes. Al fin y al cabo el trabajo de temporero es estar durante unas semanas o meses en un sitio, otros meses en otros y eso al final resulta muy duro. Lo que vemos es que está tendiendo a disminuir de manera importante.

– De hecho, el polideportivo municipal Titín III de Logroño el pasado año no llenó.

– Sólo se llenó un par de días.

– La mayoría son regulares, pero también vienen irregulares.

– Los irregulares no son contratados porque los empleadores saben que si contratan a un irregular pueden denunciarles y tienen problemas. La Inspección de Trabajo y la Guardia Civil lo controlan bastante bien. Sigue habiendo mafias que contratan a las personas que no tienen papeles, pero es cada vez menos y se intenta denunciar. Desde Cáritas también ofrecemos apoyo a las personas que quieren denunciar situaciones de injusticia porque hay algunos que les explotan y no tienen a quién acudir, así que vienen aquí y les decimos los trámites que tienen que hacer.

Trabajo

«El problema de los temporeros no debería ser de los servicios sociales, sino de Empleo»

– Lo cierto es que menos, pero todavía se ven temporeros durmiendo en la calle.

– Estos años lo que está haciendo, por ejemplo, el Ayuntamiento es acoger a las personas que antes iban a la estación de autobuses y las lleva al dispositivo del frontón en Pradoviejo. Vemos menos gente en la calle, pero también es cierto que las que quedan sin atender son personas que no están regularizadas y son las candidatas a ser explotadas laboralmente.

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– ¿Qué cree que debería hacer la Administración?

– Dado que va a haber menos mano de obra, nosotros propondríamos que a las personas que están irregulares, que viven entre nosotros y que están viviendo de su trabajo, de la economía sumergida, que les habilitaran permisos temporales de trabajo. Hay que reconocer que entre nosotros están trabajando varios miles de personas no regularizadas y, sin embargo, están viviendo de su trabajo. Por tanto, una posibilidad sería regularizarlas temporalmente para que trabajen en determinados sectores cuando hace falta mano de obra. Eso no se ha explorado hasta ahora, pero podría ser una solución.

– ¿Se lo han planteado a la Administración?

– Sí, pero la Administración es muy reacia a regularizar a personas que no tienen los papeles.

Temporeros irrgulares

«Las personas que quedan sin atender no suelen estar regularizadas y son candidatas a ser explotadas»

– El mes pasado se aprobó el acuerdo agropecuario que incluye que el empleador no tiene la obligación de dar alojamiento a los temporeros, pero sí de pagar por él.

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– El convenio está aprobado pero no publicado así que de momento siguen teniendo la obligación de dar alojamiento. El problema es que estamos viendo que el alojamiento lo están poniendo las administraciones locales a través de los servicios sociales. Nosotros decimos que el problema de los temporeros no debería ser de los servicios sociales, sino de la Consejería de Empleo, es un problema de Trabajo, no de Servicios Sociales. No hay ningún otro colectivo que tenga este tipo de peculiaridad de que las administraciones les proporcionen alojamiento. Esto viene porque es posible que los salarios de esos trabajos no sean suficientes como para que ellos se paguen el alojamiento. En la mayoría de las localidades de La Rioja seguramente se podrían habilitar casas. Hay muchas vacías y sería cuestión de que se pusieran de acuerdo muchos empleadores para habilitarlas para los temporeros. Hasta ahora todas las medidas en ese sentido han sido muy pocas. Todo lo dejan a la Administración, pero la Administración lo está haciendo con buena voluntad porque en realidad no debería ser competencia de ellos.

– Volviendo al acuerdo agropecuario ¿cambiará algo?

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– Yo creo que seguiremos como hasta ahora. Es una forma de quitarse el compromiso y pasárselo a la Administración que, como digo, lo hace como medida de buena voluntad. Año a año vemos a muchos agricultores que tienen trabajando a sus temporeros y por la noche los 'plantan' en el frontón que organiza el Ayuntamiento de Logroño. La mayoría de las personas que se alojan en los dispositivos que pone el Ayuntamiento han trabajado ese día y eso no debería ser normal. Se pensó para las personas que no tuvieran trabajo y lo que está pasando es que el Ayuntamiento tiene que dar alojamiento a las personas que trabajan.

– Me decía que la mayoría de temporeros son extranjeros pero, ¿qué perfil tienen?, ¿vienen familias?

– En tiempos venían familias, ahora es rarísimo. El 99% son hombres, el 95% extranjeros, la mayoría marroquíes, subsaharianos y son personas que vienen a España desde hace diez, quince años y se dedican a esto. Empiezan la campaña en un sitio, continúan con la fruta en Lleida, siguen a Fraga, luego vienen por aquí, hacen la vendimia y algunos acaban haciendo la recogida de la aceituna en Andalucía. Son personas que llevan haciendo esto desde hace años y es realmente duro.

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Pandemia en Cáritas

«De repente, aparecieron muchas personas y era porque trabajaban en la economía sumergida»

– ¿Con cuántos voluntarios cuenta Cáritas?

– Unos 660. Para la campaña de temporeros en Alfaro están entre 20 y 30 voluntarios y entre ellos hay bastantes jóvenes que están muy contentos de aportar su trabajo. Es muy bueno que los jóvenes de cualquier sitio se acerquen a los grupos de Cáritas porque les encontrarán un trabajo en el que se sentirán útiles.

– Sin embargo, parece que la mayoría de los voluntarios son gente de más edad.

– Sí, suelen ser gente recién jubilada, pero hay un grupo de voluntariado joven que ayuda en diferentes cosas, apoya trabajos en residencias de mayores y es muy gratificante. En Cervera hay un proyecto de jóvenes del instituto que van a acompañar a los mayores a la residencia.

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– En su caso, ¿cómo surgió?

– Primero colaboraba con un proyecto de cooperación internacional y luego, a través de un compañero médico jubilado, me requirió para dar charlas en grupos de mayores en diferentes pueblos. Luego me dijeron que si me quería incorporar al área que llevo y aquí sigo desde hace unos cuantos años.

– Entonces, usted vivió la integración durante la pandemia.

– Sí, entonces pasó una cosa muy pintoresca y es que, de repente, personas que no venían a Cáritas aparecieron todas juntas y era porque estaban trabajando en la economía sumergida en diferentes campos, sobre todo en la restauración. Cerraron sus negocios y se encontraron con que no tenían trabajo ni ingresos y hubo que ayudarles a pagar el alquiler y la comida a cientos de personas que normalmente están trabajando entre nosotros, pero que no los vemos. A ese tipo de personas habrá que darles una solución. Cáritas ha participado con otros colectivos en una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) porque en España hay cerca de un millón de personas que están trabajando de forma irregular y que si se regularizaran aportarían una cantidad que el Instituto Carlos III calculaba en más de 1.000 euros cada uno al año. Y eso es algo que debería regularizarse.

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