El campo riojano estalla por sus costuras

No salen las cuentas. La renta agraria riojana alcanzó el récord histórico en el año 2018 con casi 450 millones de euros, pero este indicador ha bajado un 14% hasta 2021 –el último con estadística publicada a nivel regional– y volvió a hacerlo en 2022, por cuanto el avance difundido por el Ministerio de Agricultura para el conjunto nacional refleja otro descenso del 5,5% tras el fuerte aumento de los costes de producción motivado por la guerra de Ucrania y por las tensiones inflacionistas.

Frente a la caída de la renta agraria riojana de ese 14% entre 2018 y 2021, suben los insumos, los costes de producción han crecido el 5%, mientras que la inflación lo ha hecho el 8%, y todo ello sin contar el último gran pico inflacionario de 2022 y 2023. Es decir, el negocio agrario amenaza quiebra.

Pero más allá de la estadística, el campo está que arde: de ser esenciales en la pandemia, los agricultores y ganaderos han pasado a sentirse abandonados por los estamentos políticos, abrumados por la burocracia, acogotados por una climatología extrema e incluso ninguneados ante problemas como la convivencia con el lobo o las exigencias digitales y verdes, que son caras en tiempo y dinero, y que ellos no pueden repercutir luego en los precios de sus productos.

Así las cosas, mientras los sindicatos agrarios ARAG-Asaja, UAGR y UPA han convocado a una tractorada a sus afiliados para el próximo martes 13 de febrero, un numeroso grupo de agricultores de toda la región, incluida Rioja Alavesa, se han organizado para sacar los tractores a las carreteras una semana antes: este martes 6 de febrero.

La convocatoria, nacida al margen de las organizaciones agrarias y crítica por su tardanza en responder a las primeros movimientos europeos contra la eliminación de las subvenciones al gasoil, las exigencias verdes sin compensaciones de costes de la UE o la agobiante burocracia (cuaderno digital), ha reunido a través de las mensajerías instantáneas a cientos, incluso más de mil, agricultores y ganaderos de la región que se han organizado por comarcas y pueblos con la pretensión de sacar sus tractores por las carreteras de toda La Rioja: «No puedo decir cuántos somos ni cuáles son los planes concretos para este martes porque estamos organizándonos sobre la marcha», explica Eduardo, viticultor y cerealista de Oyón y uno de los promotores de los grupos comarcales, en este caso de Rioja Alavesa.

Pese a la premura, ha habido ya varias reuniones físicas en polideportivos e instalaciones municipales como Hormilla, Navarrete o Agoncillo y continúa habiéndolas este fin de semana. El colectivo de agricultores y ganaderos independientes pide la «complicidad social porque no queremos causar trastornos, sino simplemente evitar que el campo se muera y, para que se nos escuche, hay que salir a la calle», asegura Eduardo.

La movilización es totalmente ajena a la que una semana después han convocado los principales sindicatos agrarios: «Ellos que hagan lo que quieran, esto es una reacción independiente porque solo hablan pero no hacen nada», indica el agricultor. «Por supuesto –continúa– que hay afiliados sindicales entre los que nos estamos movilizando, pero la sensación general es que no nos representan y, de hecho, solo se han comenzado a mover cuando han visto la que se estaba preparando en toda España: hemos puesto la carreta delante de los bueyes», comenta Eduardo, que califica las dos últimas tractoradas 'oficiales' celebradas en Logroño de «cabalgatas».

El movimiento tiene origen nacional, en Valencia, y se están creando grupos similares en todas las regiones y provincias. De hecho, en algunas como Soria o Zamora los tractores ya han salido a las carreteras apoyados incluso por agricultores portugueses. Pero el gran día, en el que medirán sus fuerzas reales, es el martes 6 de febrero, con la idea además de no parar en el futuro a corto plazo: «Hay que seguir, esto no puede ser flor de un día y tenemos que conseguir que el Ministerio de Agricultura nos reconozca como interlocutores».

La chispa fue la movilización europea: «Aquí hemos ido un poco más despacio, pero la estrategia europea, con la complicidad de nuestros gobiernos, para nosotros está clara: trasladar la agricultura hacia el norte de Europa y convertir nuestro país en un enjambre de placas y en la 'pila' de baterías de la UE», indica este portavoz de los movilizados.

El colectivo cuenta ya con un manifiesto de peticiones que, originalmente, responde a las principales demandas a nivel nacional y compartidas por todos, también por los pescadores: acabar con las políticas ecologistas y restrictivas por parte de la UE, prohibir la entrada de productos alimenticios de países terceros que no cumplan las normas de sanidad europeas, la paralización de la Agenda 2030, la revisión de la lista de fitosanitarios prohibidos, precios justos, subvenciones al gasoil, la exclusión del lobo de la lista protegida, un plan hídrico contra la sequía o la supresión de la obligatoriedad de barbechos, entre otras.

Incluso, con la participación también de viticultores alaveses, han puesto sobre la mesa en sus manifiestos otras demandas más locales y específicas riojanas para sectores estratégicos como el vino o el champiñón, como la prohibición del vino de mesa en la DOCa Rioja, la paralización de plantaciones de vid en España o la autorización de materias activas para acabar con el hongo de los champiñones en las bodegas.

Por su parte, las organizaciones agrarias han reaccionado también a la crisis del campo con la convocatoria de movilizaciones, pero será una semana después, el martes 13, cuando las carreteras riojanas volverán a vivir una tractorada para la que ya se anuncian «cortes» de tráfico, con lo que todo parece indicar que se subirá el tono respecto a anteriores movilizaciones. ARAG-Asaja, UAGR y UPA se manifestarán bajo el lema «Queremos seguir alimentando a tu familia», con reivindicaciones muy similares (revisión de la PAC, productos de países terceros, barbechos, burocracia...) y haciendo constar también «el momento crítico» en la región para viticultores, ganaderos y otros sectores importantes como el champiñón, los frutos secos o los herbáceos.

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