Tractores en plena Gran Vía. Juan Marín

Un año desde las tractoradas: unas movilizaciones repletas de «promesas incumplidas»

El 6 de febrero de 2024 los agricultores riojanos se echaron a la calle para quejarse de su situación, y un año más tarde lamentan la ausencia de mejoras: «Todo han sido retrasos»

Iñaki García

Logroño

Jueves, 6 de febrero 2025, 07:23

Todavía no había amanecido aquel 6 de febrero de 2024, pero en Logroño la luz ya estaba presente. La ponían las sirenas de numerosos ... tractores (más de mil) llegados de diferentes puntos de La Rioja, dispuestos a colapsar las entradas y salidas de la capital riojana. En sus cabinas, otros tantos trabajadores del sector agrario de la región, deseosos de hacerse oír y dar a conocer la situación del campo. Una situación que, según dejaban claro, resultaba «insostenible» y ante la que era necesario tomar «medidas urgentes».

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Fue ese el inicio de dos semanas que dejaron impactantes imágenes, como la de los tractores entrando en el centro de Logroño hasta alcanzar El Espolón, la de los agricultores cortando la entrada a polígonos como el de Lentiscares, donde incluso se registró alguna carga de la Guardia Civil, o la de numerosas carreteras de toda la comunidad autónoma repletas de vehículos agrícolas circulando a una velocidad lenta y con una larga caravana de coches detrás.

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Dichas instantáneas se repitieron durante días en La Rioja, pero también en otros puntos de España y de Europa. La gente del campo estaba harta y quería hacerlo notar. Aquí, fueron unos agricultores independientes (conocidos como los 'chalecos amarillos') los que iniciaron todo, adelantándose a una convocatoria de las organizaciones agrarias para una semana más tarde de aquel 6 de febrero. Una de las portavoces de aquel numeroso grupo fue María Gutiérrez, quien ahora, un año después de todo aquello, lamenta dar su respuesta a la pregunta de si todas esas manifestaciones sirvieron para algo. «Creo que no; no se consiguió nada», se queja. «Al contrario, todo han sido retrasos; se prometieron muchas cosas en las mesas de negociación, pero no se ha cumplido nada», añade.

Tanto Gutiérrez como muchos de sus compañeros de profesión estuvieron en las calles durante muchos días consecutivos y, en un momento dado, las organizaciones agrarias se sumaron a las movilizaciones. «Hablar con los sindicatos y sentarnos en mesas con ellos fue el gran error; el cáncer de las manifestaciones», afirma Gutiérrez. «Cuando nos sentamos con ellos, solo se hablaba de luchas internas; se pasaban la pelota los unos a los otros y, en mi opinión, ofrecían cero soluciones para nosotros», añade.

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«Peor que el año pasado»

Desde esas organizaciones, por su parte, se acuerda que, en líneas generales, la situación actual del sector en La Rioja no es mejor que la que había antes de las movilizaciones. «Estamos peor que el año pasado», sentencia Óscar Salazar. «En 2024 se han perdido 89 agricultores en la región y, según los datos de los que disponemos, somos la peor comunidad autónoma de España en lo que a la agricultura se refiere», apostilla el presidente de UAGR-COAG. quien recuerda que su organización ha comenzado una ronda de contactos con grupos parlamentarios y y alcaldes. «Tenemos que hacer un frente común porque si no nos quedaremos sin agricultura y ganadería», sintetiza.

Desde ARAG-Asaja, mientras, se coincide, a grandes rasgos, en el diagnóstico. «No estamos mejor. Entonces, se puso el foco en el sector y, en teoría, echó a rodar la maquinaria desde Bruselas para hacer frente a ciertas cuestiones, pero vemos que ni el ritmo ni los logros obtenidos están a la altura de los problemas», opina Igor Fonseca. «Son muchos los problemas y llegan soluciones demasiado tarde para muchas explotaciones, que están desapareciendo», remata el secretario general de la organización, quien recuerda aquellos días de febrero como unos momentos de muchísima actividad. «Fue una muestra absoluta de desesperación, desánimo y hartazgo por parte del sector», sentencia.

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Por su parte, desde UPA se afirma que las tractoradas superaron «todas las expectativas» existentes. «Fue un acierto que no se desarrollaran bajo ninguna sigla porque se demostró que lo más importante es tratar de solucionar los problemas a los que se enfrentan la agricultura y la ganadería», destaca Néstor Alcolea, secretario general de la organización. Él también coincide en que la situación ahora no es mejor, sobre todo en sectores como el del vino. Sin embargo, sí que apunta algunos cambios que llegaron tras las tractoradas. «A nivel regional, se puso sobre la mesa una medida como el arranque», dice. «También ha habido una simplificación en la PAC, que antes era impensable, o se ha retrasado la implantación del cuaderno de campo», enumera, entre otras medidas. «Aun así, y sin caer en el derrotismo, todos los sectores tienen amenazas graves encima de la mesa», incide.

En esa línea, Fonseca ve con preocupación el acuerdo con Mercosur o el incremento de los costes de producción, mientras Salazar vaticina un futuro poco «halagüeño» para el vino. Ante todos estos problemas, las reivindicaciones del año pasado siguen patentes. «Me alegraría mucho que volviesen a salir tantos tractores a la calle como aquel 6 de febrero», concluye María Gutiérrez.

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