EE UU vengará la sangre de sus soldados con una campaña de ataques en Irak y Siria

Al anunciarlo, el jefe del Pentágono, Austin Lloyd, dijo que el Gobierno le ha dado «serias consideraciones» sobre cómo llevar a cabo esta respuesta sin escalar el conflicto en la región. Muchos legisladores de ambos lados del hemiciclo estaban indignados con la tardanza en vengar la sangre estadounidense causada con un dron, que no sólo dejó 3 muertos sino también 41 heridos. En caliente, la furia americana podía incendiar la región.

«Éste es uno de esos momentos en los que estoy agradecido de contar con un presidente que tiene décadas de experiencia en política exterior», dijo a NBC el senador Chris Coons. «Hay una delgada línea entre enviar un mensaje contundente a Irán a través de sus proxys (aliados) y evitar la guerra a la vez».

Con todo, la opinión pública estadounidense se había impacientado con el retraso, que varias fuentes mediáticas atribuyen también a condiciones meteorológicas. El recuerdo de aquella línea roja sin materializar que trazó Obama en 2012 para responder al uso de armas químicas en Siria se ha extendido al que entonces era su segundo. Obama nunca cumplió su propia amenaza. La historia podrá recordarlo como un mandatario comedido que evitó un conflicto mayor, pero en la política norteamericana los halcones siempre le pondrán como ejemplo de un presidente débil que dañó la reputación del país en el mundo, la seguridad de las tropas y el respeto de sus enemigos.

Irán aprovecha el periodo de reflexión en Washington para evacuar las bases de sus milicias, lo que le permitirá minimizar daños. «Nosotros también escuchamos lo que dice la gente y contestamos 'esperad y mirad lo que hacemos'», se defendió el jefe del Pentágono. «Las acciones son todo, así que ya veréis lo que hacemos», agregó.

Su plan es acabar con la capacidad de estas milicias para seguir atacando a Estados Unidos. Fuentes de los medios norteamericanos dicen que no hay que esperar ningún bombardeo televisivo tipo Bagdad en 2003, sino que serán más parecidos a aquellos ejecutados en fechas recientes, como el que condujo el 8 de noviembre al este de Siria. Entonces dos cazas F-15 destruyeron un arsenal localizado en un almacén que se le atribuían a fuerzas afiliadas con la Guardia Revolucionaria persa.

Previsiblemente se utilizarán misiles Tomahawk lanzados desde barcos de la Quinta Flota anclados en la zona, para hacerlo proporcional al ataque del domingo «atroz», en palabras de Lloyd, por haber apuntado a los barracones donde dormían las tropas.

Con todo, el secretario de Defensa insistió en que Estados Unidos «no está en guerra con Irán», y ni siquiera sabe con certeza si Teherán estaba al tanto de la dimensión del ataque del domingo. Por eso no quiere que la respuesta se le escape de control y planea compaginarla a múltiples niveles, con ataques cibernéticos que mermarán las capacidades del enemigo pero que no necesariamente llegarán a las portadas de periódicos.