La muerte de once israelíes en un ataque desde Líbano abre la puerta a la extensión de la guerra

La guerra de Gaza, que parecía más cerca de su final tras los mensajes transmitidos al primer ministro judío, Benjamín Netanyahu, durante su visita a Estados Unidos, ahora vuelve a alejarse de un alto el fuego. Es más, el cruel ataque realizado este sábado desde Líbano, que costó la vida a once israelíes, muchos de ellos niños, aventura una cruenta reacción del Gobierno de Tel Aviv e incluso tal vez una invasión del sur del País del Cedro, como ya ocurrió en la parte final del pasado siglo.

La escalada de tensión entre Israel y Hezbolá -que negó su implicación- se elevó hasta un nivel sin precedentes en los últimos tiempos después de un supuesto ataque de la milicia chií contra un campo de fútbol de la localidad drusa de Majdal Shams, en los Altos del Golán, que Israel arrebató a Siria durante la Guerra de los Seis Días (1967) y la Guerra del Yom Kipur (1973) y que se anexionó de forma efectiva en 1981.

Los fallecidos tenían entre 10 y 20 años, según informó el servicio nacional de emergencia, conocido como la Magen David Adom -Estrella de David Roja-, que cuantificó los heridos en decenas en el lanzamiento de misiles más grave contra civiles sufrido por Israel desde la matanza perpetrada por Hamás y otros grupos afines el 7 de octubre de 2023.

«Hemos llegado y vimos toda la destrucción y varias cosas ardiendo. Las víctimas estaban tendidas sobre el césped. Ha sido difícil», relató el sanitario Idan Avshalom, citado por el periódico 'Jerusalem Post'. «Empezamos de inmediato a evaluar a los heridos, nueve de ellos en estado crítico. Algunos fueron llevados a clínicas de la zona y nuestros equipos se dirigieron también a esas clínicas», añadió.

«Hezbolá está detrás de este desastre. Es responsable de sus consecuencias. Abrazamos a las familias de los fallecidos y heridos y a la comunidad drusa en su conjunto, ciudadanos del Estado de Israel», apuntó el portavoz de las Fuerzas Armadas israelíes, el vicealmirante Daniel Hagari, en su cuenta en X. «Según las evaluaciones de la situación en las Fuerzas de Defensa y la información de Inteligencia de que disponemos ha sido ellos», añadió otro portavoz del ejército. Según sus palabras, otros diez proyectiles como el causante de la matanza fueron detectados en la zona de Neve Ativ. La milicia proiraní, sin embargo, desmintió categóricamente las acusaciones, según recogió el diario 'L'Oriente le Jour'. «La Resistencia Islámica no tiene nada que ver con el incidente», subrayó.

Políticos de todo el espectro político israelí expresaron su indignación por el ataque y el fracaso del Gobierno en brindar seguridad en el norte después de largos meses de combates, al tiempo que exigieron acciones decisivas contra Hezbolá. Algunas fuentes hablaban de un respuesta inmediata y agresiva.

Horas antes, el Ministerio de Salud de Gaza, bajo la dirección del movimiento islamista palestino Hamás, denunció que un ataque israelí contra una escuela que servía de refugio de desplazados en la localidad de Deir al-Balá había dejado al menos treinta muertos y un centenar de heridos. La agencia oficial de noticias palestina WAFA informó de que habían sido alcanzados un centro médico y un lugar de oración en el interior de la escuela Jadija, al oeste de la localidad.

Tel Aviv confirmó el ataque contra la posición, pero describió el objetivo como un cuartel de Hamás en un día en el que también bombardeó el sur del enclave, en Rafá y Jan Yunis, así como en el barrio de Zeitun en la ciudad de Gaza. La dirección del cercano hospital de los Mártires de Al-Aqsa confirmó al diario 'Filastin', afín al Movimiento Islámico, la llegada de «decenas de muertos y heridos» como consecuencia del ataque de Israel, aunque no pudo dar un número preciso de víctimas.